La JCE actúa con claridad aunque los sueños no se hicieron realidad

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EL AUTOR es Master en Gestión y Políticas Públicas. Reside en Santo Domingo

El abordar el tema de las elecciones municipales suspendidas este 16 de febrero del 2020 en la república dominicana me trae tristeza y cierto nivel de frustraciones debido que pienso que podrían haberse tronchados los sueños de muchos dominicanos y dominicanas que pusieron sus esperanzas en que con su voto garantizarían una mejor estabilidad económica para su familia y por otro lado, los candidatos lograrían el sueño de servir a sus conciudadanos y esos sueños quedaron esfumados.

Estamos hablando no solo de la pérdida de recursos que esos candidatos gastaron, estamos hablando de sus sueños que se vieron borrados y sus esfuerzos consumidos, quedando agotados y sus familiares entristecidos por sus esfuerzos inalcanzados. Ahora piensan que, en el nuevo camino a recorrer, de dónde encontrarán fuerzas para seguir el sueño que lo harían alcalde, alcaldesa, regidor o regidora. Solo le cuesta esperar tanto a los candidatos como a los votantes para ver sus sueños realidad – que se les ha ido como el agua entre los dedos.

Cuando se habla de elegir y ser elegible se está hablando de derechos consagrados en nuestra constitución de la república y de los derechos fundamentales consagrados por la “Declaración Universal de los derechos Humanos” y esos derechos involucran el derecho a la vida, a la libertad de expresión y a la participación, al derecho de que cada ciudadano pueda vivir con dignidad. Esos derechos fue que las autoridades  Electorales quisieron proteger.

Hablar de elecciones en nuestro país incluye hablar de comida, salud, educación y trabajo. Estos sagrados derechos son por los que la gente ha luchado alcanzarlos a través de las luchas políticas y por eso la suspensión de las elecciones municipales del 16 de febrero del 2020 representa un duro golpe moral, físico y espiritual por lo cual la gente contenta corría tras ese anhelado sueño.

La gente espera que sean castigados los responsables de causar daños a nuestros ciudadanos por disponer de un medio para votar no seguro y causar inconvenientes a los ciudadanos y daños a nuestra democracia que ha costado tanto sudor y sangre para construirla y mantenerla sana por más de 40 años.

Pensamos que después de lo ocurrido las autoridades de la Junta Central Electoral hicieron bien con suspender el proceso electoral debido a que no disponían de suficiente tiempo para dar una respuesta adecuada a los problemas técnicos presentados por el sistema de votación y mucho menos podrían darle una mejor respuesta a la ciudadanía. Ellos visualizaron que con la suspensión de las elecciones se salvaba al país de problemas mayores.

La decisión de JCE de suspender las elecciones Municipales en república dominicana, su motivo principal fue preservar derechos consagrados en “La Declaración Universal de los Derechos Humanos, que declaró que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana; y continúa diciendo”

“Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias;”

Y han “considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad.”

De todo esto, los políticos y los ciudadanos deben predicar e interpretar los sagrados derechos dictados por Las Naciones Unidas mencionados más arriba, cuando muy acertadamente garantizan la convivencia pacífica y todos los funcionarios electos o no por el voto deben ser compromisarios de que se cumplan los derechos universales del hombre.

Es tiempo de que no se mate el sueño a la gente del derecho a ser incluido, de participar, el derecho de ser respetado, el derecho a comer, el derecho a participar y el derecho a vivir con dignidad. Es tiempo que se acabe con la mezquindad a que se han acostumbrado la mayoría de los dirigentes políticos, matándole el sueño a la gente de construir un país para todos y en condiciones de igualdad.

Los funcionarios de la Junta Central Electoral actuaron oportunamente y con claridad, aunque los sueños de muchos no se hicieron realidad.

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