La flor Filoria: ingenioso distintivo de los Trinitarios

 

 

 

 

         En los años álgidos de la ocupación haitiana (1822-1844), una valerosa joven residente en Santo Domingo, se unió a los aprestos conspirativos de los jóvenes patriotas fundadores de la Sociedad Secreta La Trinitaria (16 de julio de 1838)  y, sin que su nombre se asocie a la pólvora, pertrechos ni acciones bélicas, lo cierto es que un hecho distintivo la ha enlazado con los aprestos que dieron lugar a la gesta de la Independencia Nacional.

Filomena Gómez de Cova, que así se llamaba la prestante dama, había introducido al país, procedente de Caracas, Venezuela, una plántula del Jazmín de Malabar –Gardenia jazminoide-, especie botánica que produce una hermosa flor blanca de la que emana una delicada y exquisita fragancia.

 

Por razones de tipo estratégico, los miembros de La Trinitaria empezaron a usar dicha flor como elemento distintivo, que les permitía conocerse y distinguirse entre sí, tanto en las reuniones como en medio de las multitudes: los varones las portaban en las solapas de sus trajes o chaquetas, y las damiselas, engarzadas en el pelo.

 

La citada planta se conoce en los manuales de Botánica como Jazmín de Malabar. Sin embargo, en nuestro medio y como elemento histórico ligado a las gestas libertarias y sus prohombres más destacados, la flor devino en conocerse con el sobrenombre de Filoria.

 

Sobre este particular, algunos estudiosos han postulado que este nombre se deriva de las tres primeras letras del nombre de Dona Filomena y que, en homenaje a ella, los propios trinitarios denominaron a la flor y se autodenominaban entre ellos como ‘Filorios’.

 

Otros, plantean que el término surge como elemento peyorativo, empleado por aquellos que adversaban políticamente a los trinitarios en momentos en que la lucha por el control político y la conducción de las riendas de la naciente república dio paso a la división de los febreristas, en un bando encabezado por Pedro Santana junto a una parte considerable del ejército, los hacendados y comerciantes, y, por el otro, Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella y demás próceres trinitarios, en representación de amplios sectores de la clase media, profesionales, intelectuales y la juventud estudiosa.

 

En suma, una alusión despectiva empleada por los hacendados y gente de armas  para ridiculizar y restar capacidad política a los miembros de la clase media dominicana de la época, quienes en su gran mayoría se identificaban con los aires libertarios, el sostenimiento de la república sin contar con el apadrinamiento de una nación extranjera y los postulados filosóficos enarbolados por Duarte y sus compañeros a través de las prédicas difundidas en los trabajos educativos y de orientación encaminados por La Trinitaria.

 

Con el paso de los años, el cultivo de la planta se expandió por todo el país y en el presente se enseñorea como símbolo de la independencia e identidad nacional.

 

          Con sus bellas flores blancas y su ensoñadora fragancia, engalana los jardines de la remodelada Casa y Museo de Duarte, sede central del Instituto Duartiano en la ciudad de Santo Domingo. De igual manera, el Parque Botánico Nacional dio inicio en años recientes a la reproducción de dicha planta en sus jardines, en homenaje perenne a los Padres de la Patria y en el interés de dar a conocer a la ciudadanía la hermosura, fragancia y demás cualidades que adornan a esta planta.

jpm

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