Trump elige a Susie Wiles como jefa del gabinete en Casa Blanca
Abinader entrega muelles en Río San Juan y Cabrera para la pesca
Primer Ministro Haití seguirá en Puerto Rico, su futuro es incierto
Turismo inicia construcción de terminal cruceros en Barahona
Danilo ve actual Gobierno del PRM «en un callejón sin salida»
DM: “Gobierno quiere borrar mi legado y debilitar la oposición”
FP ve Gobierno intentó imponer reforma fiscal con truco fallido
Bautista exhorta a miembros del PRM respetar los estatutos
Presidente Abinader viajó a EU para participar en una cumbre
Presidente retira a Báez Aybar y otros 5 generales de la Policía
El GT Challenge de Autos será en el Autódromo Las Américas
Duartianos exigen investigar el tráfico de armas hacia Haití
Ocuparon otros 463 paquetes cocaína cerca de costas Peravia
La dinámica del cambio
POR HUGO GIL
Antoine de Lavoisier, notable químico francés, es mundialmente reconocido por haber acuñado el axioma: “En la naturaleza nada se crea, nada se destruye, todo se transforma”.
Esto es equivalente a decir que en el mundo natural y social lo único permanente es el cambio. Aún las piedras y los metales, que a simple vista nos parecen materiales estáticos, experimentan una transformación constante.
El cambio es una necesidad de primer orden. Es una ley interna que portan todas las cosas que existen, sean éstas inorgánicas o biológicas. Esta fuerza inherente a todas las cosas no depende de la voluntad humana, aunque hay que reconocer que el desarrollo del conocimiento y la tecnología nos da la oportunidad de intervenir en la dinámica del cambio, atrasando o acelerando los procesos.
Esta capacidad interventora se manifiesta con más notoriedad en todo lo que tiene que ver con las instituciones y grupos de carácter social.
Los cambios, tanto en la naturaleza como en la sociedad, están regidos por una dinámica interior a la que algunos pensadores han denominado “Dialéctica” o lucha de contrarios.
Otros simplemente la han llamado relación causa-efecto o acción-reacción. No importa cómo se le llame, lo crucial es reconocer que esta fuerza dinámica existe y que nosotros los humanos con nuestra experiencia y nuestros conocimientos nos constituimos en agentes retardatarios o aceleradores de estos cambios. Sin nuestra intervención, los cambios ocurrirán de todas maneras, sólo que lo harán en mayor o menor tiempo.
¿Cómo se comporta la ley del cambio? Trataré de explicarlo en la forma más sencilla posible. Debemos entender que el principio del cambio es el mismo, independientemente de que se trate de un ser animado, inanimado, persona, función o institución social. Incluso las ideas, creencias y conceptos están sujetos a esta lucha de contrarios que catapulta los cambios.
Lo existente (lo viejo), lo actual, tiene que enfrentar y luchar en forma constante con su sucesor (lo nuevo), lo por venir; pero no lo hace para que haya una lucha destructiva entre ellos, sino para una prolongación de lo viejo, que se traducirá en un fortalecimiento o maduración de lo nuevo.
Es como si luchando contra lo nuevo, lo viejo le diera de su fuerza; tal y como hace la gallina que le da picotazos a los polluelos una vez que estos han emplumado para que se desarrollen y se vayan preparando para una vida etapa de su vida independiente de mamá gallina.
Lo peor que pudiera suceder en el transcurso de este proceso dinámico es que lo existente dejara de existir antes del tiempo suficiente (muerte de mamá gallina) para que pueda nutrir y dejar una plataforma sólida al elemento que viene a relevarle. O que el relevo menosprecie, desconozca y desconsidere el aporte que puede recibir de aquel a quien viene a sustituir.
Nada más desastroso que un pensamiento como el contenido en la frase “borrón y cuenta nueva”, no sólo porque no responde a una realidad, sino porque refleja un desconocimiento total de la importancia que tiene la dinámica del cambio para la vida.
El desconocimiento consciente o inconsciente de la fuerza dinámica del cambio hace que el desarrollo de la sociedad y los procesos saludables de transformación de ésta se conviertan, en determinados momentos de la historia, en experiencias frustratorias que debilitan el curso de su desarrollo.
El líder que no es consciente de estos procesos se convertirá en una retranca que retardará significativamente los procesos de desarrollo de su sociedad. En cambio, no habrá con qué comparar la satisfacción que sentirá el líder que pasa el batón cuando puede decir: “misión cumplida”! (continuará…)
jpm-am
Como de costumbre, agradezco con antelación a todos los que toman parte de su tiempo para leer esta reflexión. Espero que se de edificación y que si lo creen útil para alguien más, lo compartan en sus plataformas de opinión.