La desigualdad: obstáculo para el desarrollo en América Latina y el Caribe (6)

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EL AUTOR es diplomático. Reside en Santo Domingo.

América Latina y el Caribe, muy a pesar de la década dorada de los gobiernos progresistas, (2004-2014), era de expansión, crecimiento económico y reducción  de la pobreza “del 45,4% al 27,8%,  y la pobreza extrema de un 12,2% a un 7,8%”; (CEPAL, 2019). Aún  sigue siendo la región más desigual del planeta, donde “el 76,8% de la población regional  pertenece a estratos de ingresos bajos o medio-bajos”[1].     

Ello, se ve acentuado ante las notables perdidas de reivindicaciones sociales como consecuencia del desplazamiento del poder de los gobiernos que apostaron a la superación de la desigualdad y la pobreza en la región. Entre los que se destacan: Lula & Dilma en Brasil, Bachelet en Chile, Mojica en Uruguay, Cristina en Argentina, Evo en Bolivia y Leonel & Danilo en RD. Situación que ha generado un retroceso en la región profundizado por la crisis de la pandemia, incrementando la pobreza “a 230 millones de personas, con el agravante de 96,2 millones”[2] padeciendo pobreza extrema. 

La superación de la desigualdad como problema estructural del desarrollo pasa por la compresión del modelo socioeconómico de carácter neoliberal que desde los años 70  gobierna en la región y que si bien, en el caso de algunos países, ha producido ciertos avances, especialmente, en la elite económica, no así, ha ocurrido en los sectores de menores ingresos. Dando lugar a que la región se erija como la de mayor iniquidad en el mundo.

En particular, Uruguay, Costa Rica y República Dominicana (RD) en el Caribe, si bien han avanzados, no menos cierto es, que aún les queda muchísimo por hacer, para superar el flagelo de la desigualdad y la pobreza. Y ello, implica continuar conquistando espacios en materia de equidad distributiva y en la sostenibilidad de la protección social. 

Comportamiento del Índice de Desarrollo Humano en América Latina y el Caribe:

Las estadísticas nos reflejan una región con serias dificultades en su resultado en el Índice de Desarrollo Humano, (IDH).  En apenas un limitado grupo de países anotamos cierto desarrollo humano alto, como es el caso de “Uruguay (en el puesto 54), Panamá (60), Costa Rica (66), Cuba (68), Venezuela (71), México (77), Brasil (79), Perú (87), Ecuador (89), Colombia (95) o la República Dominicana (99)”[3].

Luego en Sur América le sigue el caso de Paraguay y Bolivia, observando un comportamiento de desarrollo humano medio, con “110 y 118 respectivamente. Seguido países centroamericanos, liderado por  El Salvador (117), Nicaragua (124), Guatemala (125) y Honduras (130)”[4]. Es ponderable anotar que en conjunto, de conformidad con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, (PNUD), el IDH de los pueblos Latinoamericanos y Caribeños se reduce casi un 25% al ajustarse por desigualdad.

Es decir,  que a pesar de sus diferencias, los países latinoamericanos comparten de manera generalizada el problema de la desigualdad, y,  en casi todos los casos pierden puestos en la lista del Índice de Desarrollo Humano, (IDH-D), ajustada por desigualdad.

En un contexto global donde el 2% de la población controla el 50% de la riqueza, RD, siendo parte consustancial de una América Latina donde existe la brecha más grande entre el rico más rico y el pobre más pobre. Iluminada por el supremo interés de continuar avanzando por una sociedad más justa  e inclusiva  y con mayores niveles de bienestar, venía coordinando esfuerzos, como otras naciones de la región,  entre ellas Uruguay, Brasil, Bolivia, Argentina y Venezuela, articulando acciones dentro del marco de planes de gobiernos enfocados a superar los flagelos de desigualdad y pobreza. 

Lo que le permitió a RD lograr resultados mejorados y satisfactorios en diversos indicadores sociales;  liberando de la pobreza a más de tres millones de personas y alcanzando elevar su esperanza de vida de 67 a 75 años en las últimas dos décadas.

Siendo la mujer dominicana la más beneficiada con un promedio de vida de 77 años;  superior a la media de América Latina y el Caribe “(75,2 años)  y más elevada que en Asia (73,3) y África (62,7), aunque se mantiene una brecha respecto a Estados Unidos (79,2) y Europa (78,3)”[5].

Así, la administración que conocimos en la era del Partido de la Liberación Dominicana, fundado por Juan Bosch en 1973;  generó en dos décadas más de dos millones de empleos en el país caribeño, liderado por los sectores de la construcción, turismo, comercio, manufactura, agricultura, servicios y otros; teniendo un gran impacto en la reducción de la pobreza, con un gran incidencia en la zona rural. Logrando en gran medida, poner la economía al servicio de quienes generan la riqueza, tesis que temprano fuera planteada por el tratadista francés Francois Perroux. Una visión que en gran medida inspiró el estilo de gobierno de los ex presidentes Leonel Fernández y Danilo Medina, ambos discípulos aventajados del padre de la democracia, Juan Bosch.

Y en este contexto, es justo reconocer a la aspirante a la presidencia Margarita Cedeño, quien en su loable gestión coordinó y  lideró los más emblemáticos programas sociales de gran impacto en la familia dominicana.  

La desigualdad debe ser vista en función de la carencia de derechos fundamentales que la estructura de poder no es capaz de garantizar a sus ciudadanos. Entre estos destacamos el derecho a la educación de calidad, la salud, vivienda, trabajo, seguridad, entre otros. Tal apreciación nos motiva a valorar al Partido de la Liberación Dominicana,  como una de las instituciones política que mayor aporte ha hecho a la conquista de reivindicaciones sociales,  para el desarrollo de las comunidades de menores ingresos en el segundo país de las Antillas mayores. 

No obstante, en toda obra humana, hay errores, que deben ser corregidos, pero,  sin ánimo de justificar los mismos, es propio reconocer que el PLD generó nuevas expectativas, nuevas esperanzas, especialmente, en la juventud dominicana que vio crecer su formación profesional e inserción en el empleo decente, lo que le proporcionó ingresos para emprender una nueva vida.  


[1] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Panorama Social de América Latina,

2019 (LC/PUB.2019/22-P/Re v.1), Santiago, 2019, Pag.59

[3] Informe sobre Desarrollo Humano 2019 Más allá del ingreso, más allá de los promedios, más allá del presente: Desigualdades del desarrollo humano en el siglo XXI.

[4]  Informe sobre Desarrollo Humano 2019 Más allá del ingreso, más allá de los promedios, más allá del presente: Desigualdades del desarrollo humano en el siglo XXI.

 jpm-am

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El Ciudadano de Apie
El Ciudadano de Apie
2 Años hace

Excelente articulo, muy bien sustentado, con una exposicion bien precisa y sobre todo sustentado en hechos reales, innegable e imbatible, felicidades