La Cuaresma, tiempo para la reflexión y la oración

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El autor es locutor. Reside en Tamboril

POR ARIS MARTINEZ

Con la celebración del miércoles de ceniza se inicia el tiempo litúrgico de la Cuaresma, este es un tiempo especial donde se invita a una profunda reflexión espiritual y a dedicar más tiempo para la oración, acciones que nos llevarán a reconocer que la solidaridad es la síntesis del primer mandamiento «amar a Dios por encima de todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.»

Cuaresma es un verdadero signo eficaz en la vida de cada persona, familia y comunidad eclesial; cuarenta días de gracia en que somos invitados a una vida inmersa en la oración y a una escucha más atenta a la palabra de Dios, a recordar que nuestro Bautismo es base fundamental para nuestra vida espiritual, para mantener y celebrar nuestra reconciliación con Dios y el prójimo.

La Cuaresma es ese tiempo en que somos parte de la llamada que se nos hace para mantener nuestra filiación con el Supremo Creador y como imagen y semejanza de ese amor, cuya característica es el perdón al hermano, debemos confrontar nuestra existencia con la eficacia de la palabra de Dios.

Si durante cuarenta días estamos llamados a caminar por el desierto de la vida cargando la cruz de nuestras debilidades humanas en este tiempo de Cuaresma, para encontrarnos con el sendero de los cincuenta días de la Pascua para avanzar con pasos firmes y seguros hacia la plenitud de Pentecostés.

Es a este tiempo de Cuaresma que llamamos tiempo de conversión, aunque esta acción es constante en cada día de nuestra existencia; la conversión es un acto que inicia con la decisión de conformarnos a la imagen y semejanza de Dios, en cuanto a nuestro accionar y termina con nuestro pegreninar en este mundo de precariedades.

A la Pascua que inauguró Cristo hace más de dos mil años, le falta que sea también nuestra Pascua; pues si tomamos la decisión de tener un cambio de mentalidad(metánoia) tenemos que tomar la decisión de dar cada paso a través de la cruz hacia la vida nueva.

El fragmento de la escritura tomado del libro del profeta Isaías en el capitulo 58: «Esto dice el Señor: Me dicen todos los días: Para qué ayunamos, si tú no nos ves ves? Para qué mortificarnos, si tú no te das por enterado? Es que el día que ustedes ayunan, encuentran la forma de hacer negocio y oprimen a sus trabajadores. Es que ayunan, si, para luego reñir y disputar, para dar puñetazos sin piedad.

El ayuno que yo quiero es éste, dice el Señor: que rompas las cadenas injustas y levantes los yugos opresores; que liberes a los oprimidos y rompas todos los yugos; que compartas tu pan con el hambriento y abras tu casa al pobre sin techo; que vistas al desnudo y no des la espalda a tu propio hermano. Entonces clamarás al Señor y el te responderá; lo llamarás, y El te dirá: Aquí estoy.

Sin dudas que si hacemos vida estas palabras en nuestra existencia y especialmente en este tiempo de Cuaresma, estaremos agradando a Dios y haciéndonos solidario con nuestros prójimos; la verdadera conversión habrá comenzado en nuestros corazones y este tiempo tan especial de la Cuaresma, pasará en nosotros dejándonos una agradable experiencia de amor y así estaremos en el sendero de llegar a la plenitud de la Pascua de Resurreción.

jpm

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