La crisis alimentaria global se agrava

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EL AUTOR es administrador financiero, contralor general de la República. Reside en Santo Domingo.

El mundo se debate entre crisis y crisis, esta situación ha sido una constante desde que el ser humano vive en la faz de la tierra, pasando de un ciclo económico a otro, es decir, al pasar de bonanza a recesión, de contracción a depresión.

Hubo crisis económica en los años 2000 y 2008 del presente siglo XXI y, no recuperándose de las mismas surge a finales de 2019, una terrible enfermedad respiratoria o Covid-19, la cual ha dejado secuelas de diferentes índoles, muy especialmente de carácter económico y financiero: inflación, desempleo, desabastecimiento, baja producción, baja oferta, incremento de demanda, sobre liquidez, entre otras.

En los últimos meses, las secuelas más acentuadas dejadas por la pandemia, han sido: la inflación, desabastecimientos de bienes provocados por la ralentización de la cadena de producción y distribución, la guerra entre Rusia y Ucrania, lo que ha llevado a la banca central a aumentar los tipos de interés, a los fines de contrarrestar el aumento exorbitante de los precios de bienes y servicios e inestabilidad en los mercados de capitales.

Los principales índices bursátiles de Wall Street, se han caído estrepitosamente en la semana del 2 al 5 de mayo de 2022, tal el caso del índices Dow Jones con una caída de 12.93%, S&P 500 con una caída de 11.98% y el índice tecnológico Nasdaq con una caída de 12.32% y demás índices bursátiles de los distintos países de Europa.

El más reciente aumento de tasas de interés decidido por el Federal Reserve Bank of New York (FED) o Banco Central de los Estados Unidos, fue de 0,50% llevando los tipos actuales entre 0.75% a 1%, afectando negativamente a la República  Dominicana y otros países, en un mayor costo del crédito e impacto negativo en las exportaciones, remesas y turismo.

Así como la Reserva Federal ha aumentado los tipos de interés, a los fines de controlar la inflación, también lo están haciendo los bancos centrales de América Latina y el Caribe.

Como se sabe, la inflación no es más  que el aumento sostenido de los precios, la cual constituye uno de los impuestos más pesados que tienen que pagar los consumidores.  

Se considera, que la presente inflación ha sido la más severa de los últimos 20 años.

En un artículo publicado en el periódico The New York Times del pasado 7 de mayo del año que discurre, la actual inflación es considerada como resultado de que decenas de países impusieron barreras comerciales en los últimos dos meses, para proteger los escasos suministros de alimentos y productos básicos, pero que pueden agravar la crisis alimentaria mundial.

La semana pasada, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijo en un discurso que la pandemia y la guerra habían puesto de manifiesto que, aunque las cadenas de suministro de Estados Unidos eran eficientes, no eran ni seguras ni resistentes.

Aunque alertó acerca de “una orientación totalmente proteccionista”, aseveró que Estados Unidos debe trabajar para reorientar sus relaciones comerciales hacia un grupo grande de “socios confiables”, aunque eso signifique que, en cierto modo, las empresas y los consumidores tengan que pagar costos más elevados.

La directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), dijo en un discurso que, “de manera justificada”, la guerra se había sumado a las dudas sobre la interdependencia económica. Pero exhortó a los países a no llegar a conclusiones equivocadas sobre el sistema de comercio global y dijo que este había ayudado a impulsar el crecimiento global y que, incluso durante la pandemia, les había proporcionado mercancías importantes a los países.

“Aunque es cierto que las cadenas globales de suministro pueden ser susceptibles a perturbaciones, el comercio también es fuente de fortaleza”, comentó.

Ahora, la invasión de Rusia a Ucrania ha desencadenado una oleada similar de prohibiciones que se concentran en los alimentos.

Las medidas proteccionistas se han impuesto de manera consecutiva en diversos países, sobre todo en relación con el trigo. Rusia y Ucrania exportan más de la cuarta parte del trigo del mundo que, en forma de pan, pastas y comidas envasadas, alimenta a miles de millones de personas.

“En Europa, ya se siente la presión de las limitaciones de los suministros de estos productos básicos”, informa el Banco Mundial.

Otras prohibiciones a la exportación de alimentos no están relacionadas con la guerra, pero seguirán influyendo en la dinámica mundial de aumento de precios.

“La decisión de China de retirar los suministros de fertilizantes de los mercados mundiales para garantizar su propia seguridad alimentaria no hace más que trasladar el problema a otros”, escribieron, y añadieron que “las actuales restricciones a la exportación de China difícilmente podrían llegar en peor momento”.

Las restricciones impuestas por Indonesia al aceite de palma, un ingrediente clave en los alimentos envasados, los detergentes y los cosméticos, están en consonancia con prohibiciones similares que el país impuso a la exportación del producto antes de la guerra, en un intento de mantener el precio del aceite asequible para los hogares indonesios.

Los gobiernos que imponen estas restricciones argumentan a menudo que su deber es anteponer las necesidades de sus propios ciudadanos, y las normas de la OMC permiten a los países imponer medidas temporales por motivos de seguridad nacional.

Pero las medidas pueden ser fácilmente contraproducentes, al contribuir a elevar aún más los precios mundiales.

El incremento en los precios de los alimentos se ha sentido con especial intensidad en países pobres.

Una guerra prolongada, o añadir nuevas sanciones, podría dar como resultado que los precios suban más. Pero, aunque no haya esa tendencia, tal vez sea difícil revertir los factores que han hecho que suban los precios.

El Banco Mundial comunica que la guerra en Ucrania ha modificado los patrones del comercio de manera que los precios de las mercancías seguirán aumentando hasta finales de 2024.

Para no comprarle a Rusia, los países han comenzado a buscar otras alternativas para ciertos productos (por ejemplo, comprar carbón más caro a países más lejanos, como Colombia y Estados Unidos).

Además, muchos de los incrementos de precios están interrelacionados. Los costos más elevados de la energía están subiendo el precio de los fertilizantes, el cual se produce con gas natural.

Eso, a su vez, está haciendo que aumenten los precios de los productos agrícolas debido a que sembrar se vuelve más caro. Puesto que la gente está buscando alternativas, el alza en los precios del trigo también está haciendo que suban los precios del arroz.

El Banco Mundial calculó que, este año, los precios de productos no energéticos, como los productos agrícolas y metales, aumentan casi el 20 por ciento y luego se establecerán en los próximos años, al tiempo que se prevé que los precios del trigo aumenten más del 40 por ciento y lleguen a su nivel máximo este año.

La República Dominicana, a raíz de las anteriores consideraciones sobre el aumento de los precios y la agudización del proteccionismo sobre la producción, el ciudadano Presidente de la República, Luis Rodolfo Abinader Corona, ha dispuesto que se fomente el cultivo de los rubros agropecuarios en: patios, jardines, viveros, solares y todo tipo de espacio desocupado,   a los fines de incrementar la producción y el consumo y evitar el desabastecimiento agudo que se estima vivirá el mundo en los próximos meses.

felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com

JPM

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butifar comillas
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1 Año hace

A mas habitantes y solo los paises pobres siguen reproduciendos de forma galopante, menos recursos sobre todo basicos, como son el agua y los alimemntos. La Hispaniola, nuestra querida isla, pequeña, montañosa, pobre y superpoblada, sera ejemplo del desastre que le espera a la humanidad.