Joaquín Balaguer fue calificado “muy duro para ser poeta”

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SANTO DOMINGO, República Dominicana, 16 de septiembre.- Anécdotas de diferentes matices sobre el doctor Joaquín Balaguer arrojaron luz sobre su personalidad y provocaron risas y aplausos de decenas de personas asistentes en esta capital a una actividad en ocasión del 108 aniversario de su nacimiento.
Cinco antiguos funcionarios de los gobiernos reformistas contaron vivencias tanto en serio como en broma en la mesa redonda “Historias de Joaquín Balaguer”, organizada por el periodista José Pimentel Muñoz en el foro Pedro Mir, de Librería Cuesta.
La doctora Rosy Pereyra Ariza, los licenciados Joaquín Ricardo, Rafael Vidal Martínez y Roberto Martínez Villanueva y el ingeniero Federico Antún Batlle contaron una serie de experiencias con Balaguer que fueron recibidas con gran satisfacción.
A ellos se unieron con apuntes diversos los doctores Manuel E. Valdez Guerrero, oftalmólogo; y Héctor Mateo, cardiólogo;Rosa Domínguez, secretaria de Balaguer por algún tiempo, Cristóbal Pérez Siraguza, funcionario en el aeropuerto internacional de Las Américas; Andrea Heyaime, dirigente reformista en Nueva York y Andrés Moreta Damirón, cónsul en Puerto Rico.
DOS FIRMAS
Martínez Villanueva concitó gran atención al confirmar la versión popular de que Balaguer utilizaba dos firmas al autorizar peticiones escritas que se le hacían y excitó al auditorio cuando contó un enfrentamiento del mandatario con la empresa minera canadiense Falconbridge.
Martínez Villanueva, quien fue secretario de Finanzas, dijo que Balaguer “era un consagrado hombre público y una persona cabal en toda la línea, muy comunicativo y que muchas veces hasta en el silencio comunicaba a aquellos que sabían escuchar y palpar la grandeza de sus acciones”.
Al referirse a las firmas que utilizaba, expresó: “todos ustedes saben lo del rabito, de adelante hacia atrás. Se hizo leyenda en el país. Lo del rabito es verdad. Cuando el rabito era legitimo, nosotros sus servidores teníamos las instrucciones sacrosantas de hacerle caso al rabito y de complacer a la persona que lo portaba. Cuando el rabito era al revés, entonces ya era el rabito que no se le podía aceptar a esa persona. Tremendo dolor de cabeza interpretar el rabito y saber cómo venía”.
Pero no todas sus manifestaciones eran tan jocosas, resaltó el economista, quien ocupó distintas posiciones oficiales entre 1986 y 1992.
FALCONBRIDGE
En ese sentido contó que en una oportunidad estuvieron trabajando por tres meses la negociación con Falconbridge, la cual, estimó, “ha arrojado centenares de millones de dólares en beneficio de esta sociedad y es de las grandes contribuciones que el doctor Balaguer le ha dejado a las generaciones que le han sucedido”.
Observó que esa negociación “fue terriblemente dura; jamás -aún en la época de Trujillo, que es cuando Falconbridge viene por primera vez al país, en 1956- había el Estado Dominicano recibido un centavo. Siempre perdía la compañía minera y el Estado no podía recaudar”.
Añadió que el doctor Balaguer se decide a cambiar ese esquema y luego de varios meses de negociaciones diarias el juego se tranca al final de la negociación. “Le reporto al Presidente Balaguer la situación. Le digo mire lo que ha pasado. Eso ya ha llegado a un punto donde no podemos continuar”.
Martínez Villanueva agregó:
“Me dice: ‘entonces terminaste ?’. Le digo sí, no podemos continuar. No dijo nada. Al día siguiente emitió sorpresivamente un decreto disponiendo un embargo sobre las exportaciones de ferroníquel por el puerto de Haina. Sencillamente a la compañía se le cortaba la yugular.
“A las diez de la mañana recibimos un aviso desde Cánada de que venía al país en su avión privado el presidente de la Falconbridge, con sede en Toronto. Se le recibe en el aeropuerto y se le conduce al Palacio Nacional. A los diez minutos estaba en presencia del doctor Balaguer. Sencillamente lo recibe con toda cortesía y discutimos los asuntos técnicos. Luego de varias horas de debate, cede. Y acepta los planteamientos del gobierno dominicano a sabiendas de que el pie en la yugular de la compañía lo tenía Joaquín Balaguer.
“Efectivamente, al ceder se planificó la ceremonia en que al día siguiente en un acto solemne en el Palacio Nacional se dio paso a la nueva situación financiera, al nuevo régimen fiscal con la compañía minera. Al finalizar, el presidente de la Falconbridge, un canadiense irlandés, se para y de repente le dice: ‘señor Presidente, usted ser muy duro para ser poeta’.
“Evidentemente en el avión cuando venia al país le dieron todo el background del hombre (de Balaguer); este es un poeta, este es un hombre suave, pero no era realmente así”.

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