Irán, Cuba y los ilegales: el triste legado de Obama

 
 
   Es harto conocido en el ejercicio de la política desde el poder en los Estados Unidos,  que en el ocaso de sus mandatos, los presidentes norteamericanos se esmeran en dejar bien definido sus legados históricos,  para de esa manera quedar registrados en la historia, no sólo en la Unión Americana, sino en el resto del mundo.
 
   Ello es así, dada la primacía, el poder y la trascendencia que genera cualquier decisión que tome el inquilino de  la Casa Blanca,  no sólo para sus conciudadanos, sino que la misma afecta, quiérase o no, al resto del planeta. De ahí deriva que cuando se refieren al presidente de los Estados Unidos,  se le impone siempre el calificativo de «El hombre más poderoso de mundo».
 
   En ese tenor, podemos señalar algunos  expresidentes que plasmaron sus  legados  inolvidables  como fueron los de  Franklyn Delano Roosevelt, Harry S. Truman Young,  Dwight  David Eisenhower y el de Ronald Wilson Reagan. Hombres que marcaron un rumbo bien definido y valeroso en  la política interna y externa de los Estados Unidos y que definieron la grandeza y nobleza de esta  nación.
 
   Hoy,   lamentablemente, el actual  incumbente  que encabeza  la nación norteamericana, Barack Hussein Obama,  está dejando el suyo a menos de dos años de abandonar el poder y el mismo no podía ser más pérfido,  inaceptable, ingenuo  e inútil para los intereses de la patria de Jhon  Quincy  Adams.  Veamos las razones que me inducen a pensarlo así.
 
ACUERDO NUCLEAR CON IRAN
 
    Recientemente y después  de dos años de negociaciones tras  35  años  de una férrea enemistad (EE.UU-Iran) y con el consenso de 5 naciones  (  China, Francia, Inglaterra, Rusia y Alemania) con los Estados Unidos a la cabeza,  en Viena, capital de Austria, llegaron a un acuerdo nuclear con la República Islámica de Irán,  a fin de que esta nación  no llegue a fabricar bombas atómicas a cambio de levantarles las sanciones económicas  y políticas que padece dicho país.. 
 
    Dicho «acuerdo» no ha sido del agrado de naciones como Israel y Arabia Saudita que son amigos claves  de norteamérica en esa convulsionada zona de Medio Oriente. Esos países ven en un futuro  no muy lejano  la capacidad  iraní  en obtener  tan mortífera arma y me parecen que tienen toda la razón. 
 
El acuerdo «limita» a  solo 15 años  (Gardel dijo que 20 no son nada) la no producción por parte de Irán del uranio enriquecido,  parte fundamental para la fabricación de bombas atómicas. Y ahí en donde nos preguntamos: después de concluído este   plazo y ya un  Irán fortalecido y con suficiente dinero fruto del levantamiento de las   sanciones económicas limitantes que lo obligaron a sentarse en la mesa de las negociaciones,   qué pasará?  Quién podrá impedir que se consuma lo que tanto ellos anhelan?
 
Es por eso que hasta del propio Pentágono hay voces de preocupación ante este nuevo escenario político. Así lo demuestra el documento de la valorización sobre este acuerdo sustentado por el secretario de defensa Ash Carter, cuando expresó al respecto: «Permaneceremos preparados y posicionados para reforzar la seguridad de nuestros amigos de la región, sobre todo de Israel».
 
Eso demuestra que el Pentágono no confía en esas negociaciones con un estado terrorista como ha sido el de Irán.  Pero,  el musulmán nacido en Hawai al parecer piensa todo lo contrario. El está construyendo su «legado» favoreciendo a  jurados  enemigos de los Estados Unidos como son Irán y Cuba.
 
   No hay nada más fatídico para una nación,  que sus gobernantes no aprendan de los errores pasados. En los años noventa,  William Jefferson «Bill» Clinton, el presidente demócrata que en su «affaire» con la exbecaria  Mónica  Samille Lewinsky, creó una nueva definición de lo que era tener sexo con una mujer,  negoció con Corea del Norte un tratado para la no proliferación de armas nucleares. Se le llamó a esas negociaciones «La diplomacia del básquetbol» al regalarle la jefa de la diplomacia norteamericana de entonces, Madeleine Albright a Kim Jong Il  ( el padre del actual loco en el poder ), una pelota firmada  por el conocido Michael Jordan.
 
Mientras Cliton  les proveía muchas cosas que los coreanos exigián para negociar y  confiaba en que los enanos con los ojos oblicuos iban a respetar el acuerdo  al que habían llegado,  no sucedió así y en octubre del 2006, los coreanos hicieron detonar su  bomba .  Se quedaron con la pelota firmada por Jordan y se burlaron de Bill.  
 
NEGOCIACIONES CON CUBA
 
Aquí si es verdad que Barack Obama la botó por los 400 como se dice en el argot del beísbol.  Nadie negocia (excepto Obama), entregando todo a cambio de nada. Obama inició un deshielo creyendo que esa política de manos  suave  con una tiranía que languidece,    va revertirse a favor de un pueblo oprimido como el de Cuba, justamente, cuando   sus dos   principales actores   ya viven en el ocaso de su proterva existencia.
 
Lo insólito e inaceptable, es que los tiranos  no han ofrecido nada ni mucho menos han prometido cambiar la política de un estado totalitario. Cuba,   con  una economía totalmente destruída por un modelo nefasto e improductivo  y con un régimen manchado de sangre durante cinco tenebrosas décadas ha recibido  del presidente Obama un tanque de oxígeno  y un salvavida.  
 
Eso nos motiva a preguntarnos:  se beneficia el gobierno cubano o el pueblo con la política de Obama? Habrán elecciones libres, participativas y democráticas ? Habrá libertad de prensa ? Dejará el régimen totalitario libre a todos los presos  políticos cubanos ? 
 
Resarcirá el gobierno castrista a las empresas extranjeras expropiadas por la revolución sin compensación? Cómo es posible»negociar» con dos tiranos que nunca han  sidos electos por el voto popular ? Cómo estrechar las manos a una tiranía ensangrentada?
 
Dónde ha dejado Obama el sueño mutilado de miles de cubanos que  se ahogaron tratando de llegar a Estados Unidos,  huyendo  de la dictadura y de los que viven en La Florida con la nostalgia de la  patria mancillada? Se olvidó Obama de los cientos de miles de cubanos fusilados por Castro y El  «Che»Guevara ?
 
OLEADA DE ILEGALES
 
   Nunca antes en la historia de los Estados Unidos,  la inmigración de ilegales  hacia esta nación se había constituído en un problema tan serio,  peligroso y anárquico como lo ha sido en los casi ocho años de gobierno populista e irresponsable del musulmán hawaiano Barack Hussein Obama. 
 
Sus retóricas y acciones en favor de una horda de miles de personas que han violado las leyes migratorias, que han usados documentaciones falsas, han mentido y han cruzado la frontera de manera subrepticia para venir a vivir a esta  noble nación, ha sido el caldo de cultivo y el mayor estímulo.
 
   Así hemos podido ver recientemente, el cruce por la frontera con México de  miles de niños y sus padres provenientes de ese país  y de casi toda Centroamérica, queriendo alcanzar el sueño americano de la manera más expedita y cómoda, sin cumplir con los requisitos migratorios; burlando la seguridad del país y aprovechándose de las bondades del sistema democrático y legal que ofrece esta gran nación.
 
Debo advertir que no estoy en contra de la migración legal, sino con  aquella que viola las leyes internas de cualquier país y que a la postre se constituye en una carga social para la nación receptora. Basta ver el caso nuestro con nuestros indeseables vecinos haitianos hasta dónde ha calado esa situación. 
 
   Una inmigración descontrolada, amamantada, apañada y acogida violando los preceptos establecidos, es un peligro latente para los cimientos de cualquier nación por poderosa que esta sea. La historia  nos da un precedente. 
 
Una de las causas directas que incidió en la caída del imperio romano, fue  precisamente las invasiones pacíficas,  masivas e insistentes de extranjeros a quienes los romanos llamaban «bárbaros», por estos no hablar una «lengua civilizada». 
 
Estos «bárbaros»,  una vez establecidos en  el  basto imperio romano, se convirtieron en el «Caballo de Troya» que luchó contra el mismo imperio que los acogió.  El caso del Líbano fue otro hecho similar en la historia moderna.
 
   Pero, como era de esperarse,   populistas norteamericanos  como los Barack Hussein Obama, Hillary  Diane Rhodam Clinton y Warren Wilhelm Junior  (Bill Di Blasio) el actual alcalde de New York, al parecer olvidan la historia  y cometen los mismos errores, al favorecer y fometar situaciones que calcomen a la patria misma, con tal de llegar al poder.  Es la razón por la cual apoyan y estimulan la ilegalidad de los inmigrantes y han fomentado las llamadas «ciudades santuarios».
 
   En la década de los 80, Ronald Wilson Reagan se valió por primera vez de la «acción ejecutiva» y con pleno apoyo del congreso,  para tratar de normalizar y resolver el estatus de casi tres millones de ilegales, creyendo que con ello el flujo migratorio se detendría.
 
 El tiempo demostró que no fue así.  Casi tres décadas después, ya no fueron tres millones de ilegales,  sino  11 millones de los cuales a cuatro millones Barack Obama pretende llevarlo directo a una ciudadanía gratuita, inmerecida, violando la Ley y sin respaldo congresional. 
 
   Ante estos hechos inauditos que hoy se reflejan en la conducta de los  líderes demócratas norteamericanos, me viene a la memoria el pensamiento dicho  por el filósofo,  escritor  y matemático galés Bertrand Russell, considerado uno de los padres de la filosofía analítica cuando dijo:  «Para qué repetir los errores antiguos habiendo tantos nuevos que cometer?»
 
 
 
22de julio 2015
New York, N.Y
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