Fidel Castro: su primer asesinato

Los pueblos muchas veces  caen en la ingenuidad de creer ciegamente en ciertos líderes que, de manera cíclica aparecen en el escenario político a nivel mundial. Seducidos por el encanto de sus palabras y muchas veces  ignorantes de las verdaderas intenciones que subyacen en lo interno de esos “redentores  y mesías”,  y buscando una solución a sus necesidades políticas, sociales y económicas, los seres humanos dejan el camino real por una vereda oscura, tenebrosa y  desconocida.
Por lo anterior, fue que los alemanes tuvieron su Adolfo Hitler Polzl; nosotros los dominicanos a Rafael Leonidas Trujillo Molina;  los cubanos a Fidel Hipólito Alejandro Castro Ruz y los venezolanos a Hugo Rafael Chávez Frías. Quizás fue la razón por la cual el filósofo y político francés,  quien fuera el máximo representante del pensamiento conservador europeo,  José Marie de Maistre dijo: “Los pueblos tienen muchas veces los gobiernos que se merecen”.  Yo añado,  que la principal razón a esos errores históricos, se deben al desconocimiento y a la falta de investigación  de aquellos que pretenden gobernarnos.
He escrito  mis humildes aportes  sobre la figura del dictador cubano Fidel  Hipólito Alejandro Castro Ruz en unas cuatro ocasiones a través de este medio de comunicación y, en cada una de ellas, he referido aspectos sociales, políticos y sicológicos sobre la figura de este tenebroso pesonaje  que ha subyugado a toda una nación durante más de medio siglo, siendo la única dictadura que ha durado tanto en la América Latina  en base al terror y la fuerza  para ejercer el poder absoluto.
   Sin hacer un señalamiento temerario, puedo decir con toda honestidad,  que Fidel Castro Ruz desde sus años mozos se le consideró en Cuba un gánster juvenil. Es muy probable que la actuales generaciones desconocen totalmente ese hecho;  no por el desbalance simple de la edad cronológica, sino más bien, por la falta de estudios, de investigación y de escudriñar en el pasado de los líderes y gobernantes que hoy se presentan como seres sin mácula alguna  y que  ponen al desnudo la real verdad sobre su   persona y acciones pasadas . En mi caso particular, cuando estos hechos sucedieron yo aún no había nacido y no me fue óbice para  desconocerlas.
   Fidel Castro Ruz ha sido un individuo que siempre arrastró diversos traumas sicológicos y  familiares, cuya   vida se desarrolló mediante una doble personalidad. Ha sido un individuo que su sentido de grandeza y superioridad sobre los demás, no le permitía que cerca de su persona alguien pudiera opacarlo o subestimarlo. No soportaba que nadie pudiera irradiarle  sombra. Fue la razón por la cual, después del triunfo de la revolución cubana, uno por uno de esos  reconocidos comandantes que lo ayudaron a subir al poder, desaparecieron, fueron fusilados  o cayeron presos en las ergástulas cubanas.
El primer crímen de Fidel Castro:
   En la ciudad de La Habana, Cuba  y en una calurosa noche del 22 de febrero del 1948, el pueblo de José Martí celebraba entusiasmado un “domingo de carnaval”. Era de noche y, mientra los cubanos celebraban dicha festividad, dos  jóvenes  universitarios caían  vilmente asesinados a balazos. Sus nombres eran Manolo Castro (no era pariente de Fidel) y  Carlos Ignacio Puchol.
   La razón de este doble crímen se debió a que el joven universitario Manolo Castro le había ganado en buena lid la dirigencia de un grupo universitario a su adversario que no era nada más y nada menos, que el futuro carcelero de la isla:  Fidel Hipólito Alejandro Castro Ruz. Sin la capacidad de admitir su derrota y con la rabia de sentirse humillado ante los demás por esa pérdida  que su alto ego le era imposible aceptar, asesinó mediante  disparo de un arma de fuego al joven Manolo Castro y a su amigo que lo acompañaba en ese momento.
   Fue así cuando la policía se puso a la búsqueda de los culpables de ese doble asesinato, dando con la captura de Fidel Castro Ruz,  Justo Fuentes Clavel,  Armando Galiz Menéndez Larragoechea  y Pedro Mirrassou. Todos fueron acusados de haber participado en el doble crímen.
   Manolo Castro dejó a una joven mujer viuda y  a dos criaturas huérfanas de padre. La viudad lo fue la joven Mariana Bray de Castro y sus hijos fueron Manolito  Castro Bray  y  Mariana Castro Bray. Con este doble crímen, el joven universitario Fidel Castro tuvo su primer bautizo como una bestia asesina que le quitaría la vida a cientos de  miles más cuando tomó el poder y durante su dilatada y proterva existencia.
   Todos estos abominables hechos, que demuestran que Fidel Castro fue un hombre perverso y criminal desde joven, están fielmente plasmados para la historia en los diarios de la época, específicamente en el periódico “Hoy”  que se editaba en La Habana y en cuyo reportaje de fecha jueves 26 de febrero del 1948, se puede apreciar una foto en donde aparece Fidel Castro prestando declaraciones  en una estación de la policía junto a los otros tres implicados en el doble asesinato.
   Huelga decir, que todos esos diarios que reseñaron ese hecho abominable por parte del joven Fidel Castro Ruz hace unos 64 años, fue algo que se convirtió en lectura prohibida para las futuras generaciones y desaparecieron  de los archivos del país, algo típico en los dictadores que tratan de borrar las verdaderas historias de sus macabras acciones en el pasado. No en balde el sátrapa cubano figura en la lista de los genocidas más prominente en la historia  de la  política moderna.
Las facetas sicológicas de un sociópata:
   La niñez de Fidel Castro Ruz fue traumática para él y la misma dejó huellas muy profundas que nunca pudo superar. Su padre no le dio su apellido al menos hasta que cumplió los 17 años de edad.  De ahí el rencor que siempre tuvo en contra de sus progenitores. Fue criado por dos familias, siendo una de ella haitiana.  Creció y se formó con un profundo resentimiento y odio hacia los demás . Pero, cuál es la personalidad sicológica de este personaje y su patrón de conducta permanente en su vida? Veamos:
   A comienzo de la revolución en el 1960, había en Cuba un  prominente médico siquiatra de nombre Rubén Darío Rumbaul, que definió la silueta sociopática de Castro, la cual calificó  “con fuertes rasgos  paranoides”, lo cual lo motivaba a necesitar enemigos  que “cuando no los tiene, los crea”. Algo muy típico del tirano cubano. Eso es lo que en la sicología se le llama “profecía autorrealizada”: anuncia sin pruebas que determinado sector es su enemigo y enseguida empieza a funcionar sobre esa suposición, ofendiendo y atacando a su pretenso rival. Obviamente, sin percatarse de que él mismo ha sido su creador. De ahí surge un lenguaje típico  que gira alrededor de ese concepto, siendo sus palabras favoritas:  enemigos, conjura, campaña, ataque, agresión, lucha, maniobras, muerte y traición.
  Pero no solo el Dr. Rumbaul opinó sobre la personalidad del líder de la Sierra Maestra, sino que también lo hizo el  eminente  siquiatra cubano  Dr. Humberto Nágera en su libro “Anatomía de un tirano”. Este escribió sobre Castro y lo tilda de sufrir de “desorden paranoico” y lo describe de esta manera: “Altamente dotado, en verdad extraordinariamente dotado, con una personalidad narcisista y megalomaníatico con rasgos sicopáticos. Debo enfatizar -dice el Dr. Nágera-  “que su narcisismo y megalomanía son de proporciones gigantescas”. “Dotado de una habilidad política y con gran habilidad para manipular grandes  masas de gente, que nos recuerda a Hitler y a Mussolini”.
   El narcisismo de Fidel Castro lo conduce a no mostrar interés por nada ajeno. Solo le importa y ama lo que concierne a su persona. Su megalomanía es tan grande, que lo llevó a pensar que la isla de Cuba le quedaba muy pequeña para sus ambiciones política mundiales. De ahí la razón y el afan por extrapolar su revolución a cualquier rincón del planeta.
Ya en el epílogo de este modesto trabajo en torno al   barbudo de Sierra Maestra, quiero concluir esta parte también con la opinión del Dr. Julio Garcerán de Vall (cubano) plasmadas en su libro: “Perfil Psiquiátrico de Fidel Castro Ruz”, en donde el autor nos reitera los rasgos patológicos en la sicología del tirano Castro. Ellos son: desconfianza, megalomanía, egoísmo, poca afectividad, antisocial, desajuste social, intelectualidad, egocentrismo, emotividad, ingratitud, hostilidad, irritabilidad teatral, posición defensiva ante el mundo, complejo de superioridad, subestimación,  negación de otros, inseguridad,   astucia, suspicacia, orgullo, mitomanía, agresividad y causticidad.
   Conjuguemos   todas esas  cualidades sociópatas  y eso les da Fidel Hipólito Alejandro Castro Ruz por todas partes. Por eso no les fue difícil asesinar a esos dos jóvenes  en la plenitud de sus vidas por una nimiedad.
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