Europa en su propia trampa
Hace años,con el temade la Unión Europea, argumentaba:será una fuente permanente de conflicto con los vecinos del sur puesto que nada ni nadie evitará que esos pobres invadan pacíficamente el territorio de los ricos quienes, en lugar de emplear parte de su riqueza en promover el bienestar de esos vecinos, simplemente se hacen mas ricos a si mismos.
Dicho y hecho. Pero me quedé corto. No solamente el sur, también el este invade y en ambos casos, gracias a la gestión política de esa misma Unión Europea gobernada, no por las antiguas élites arraigadas sino por banqueros despiadados, burócratas advenedizos establecidos en Bruselas y una clase media consumista y cretinizada que, con su conducta derechista, legitima la gestión política de aquellos. Los males de los que se queja Europa a causa de la inmigración han sido fabricados por esa misma Europa; son producto de las contradicciones de atraer como trabajadores, sementales o vaginas a gente que se menosprecia, de crear con sus políticas un ejército de pobres que tiene que abandonar sus países y luego tratar de acomodar todos estos conflictos dentro del discurso hipócrita que antes legitimó las democracias occidentales.
El desorden y la anarquía reinante en Libia generan un flujo diario de miles de refugiados que arriban vivos y a veces muertos a las costas de Italia. Sonun subproducto de la intervención militar europea para derrocar a Ghadafi que en marzo 19 de este año cumplió su tercer aniversario y que esos sectores aplaudieron con entusiasmo. La misma historia ha de repetirse ahora con Ucrania cuya crisis resultó de la expansión provocadora de la OTAN y los intereses estratégicos de Occidente hacia la zona que Rusia considera y defiende como “su frontera cercana”. En 1992, tras meses de agitación e intervencionismo Occidental se desataron los demonios en la antigua Yugoeslavia con las matanzas de civiles, los bombardeos indiscriminados y finalmente la intervención militar abierta tras todo lo cual Europa y cada país, incluso el nuestro, se ha llenado de croatas, serbios, albaneses y macedonios entre otros.
Siria también aporta miles de refugiados a Europa producto de la guerra civil con decisiva y reiterada intervención extranjera que desde hace cinco años estremece y desangra ese país. La primera Guerra del Golfo que en 1991 aplastó el poderío militar de Sadam Hussein y luego la invasión a Iraq lanzada en marzo de 2003 también calurosamente apoyada por Europaempujaron, oleada tras oleada, a millones de refugiados iraquíes buscando refugio en Europa y también en otras partes del mundo. La misma historia con Túnez, Marruecos, Mauritania, Egipto, Chad y otros países del África sub-sahariana durante la “Primavera Árabe” e igualmente al margen de esta. La sociedad italiana ni la europea han sido capaces de conmoverse con el espectáculo de decenas de cadáveres adornando las playas y las costas de Lampedusa. El Mediterráneo ha resultado incapaz de frenar las pateras repletas de negros desesperados del África subsahariana dispuestos a llegar a Europa a reclamar el pedacito de bienestar que la publicidad les prometió o a morir en el intento.Cuando los países de Europa Oriental se desmoronaban alrededor de los años 1980 y 1990 rumanos, yugoslavos, polacos, húngaros, búlgaros e incluso rusos inundaron los bulevares, las plazas y parques europeos desordenando y anarquizando las áreas de acogida y donde quiera que se establecieran. Los rumanos mendigaban en las calles de Paris, hacían trampas, robaban, estafaban y cartereaban mientras los polacos engañaban a quien podían en Inglaterra. Por su parte los marroquíes se acuartelaban en Lavapiés, un barrio de Madrid desde donde incursionaban hacia numerosas áreas donde los españoles no agradecían su presencia.
Todavía antes de que esta marejada de inmigrantes del este y del sur llegara a Europa, otro tipo de inmigración había hecho su presencia; mas selectiva y geográficamente confinada pero mas conflictiva a largo plazo. Los habitantes de las antiguas colonias británicas como los negros caribeños de Jamaica y otras islas, pakistaníes, indios o ghurkas de Nepal, los indonesios hacia Holanda, los argelinos, libaneses, marroquíes y tunecinos a Francia, libios y somalíes a Italia, sudamericanos a España. Europa se vio forzada, muy de mala gana, a acomodar a millones de personas procedentes de sus excolonias y es de esta población excluida, segregada discriminada, tanto o mas que los recién llegados, donde se incuba la violencia, el extremismo y el terrorismo. Esta gente dispensa a la Europa de hoy el mismo tratamiento que antes recibieron sus abuelos, sus propios padres y ahora ellos mismos.
Los europeos están hasta la coronilla de africanos, árabes y latinos desempleados o mendigos pero aun mas hastiados están de los hijos de magrebíes que dejaron atrás el miedo de sus padres y se atreven a reclamar ciertos derechos. Nadie parece darse cuenta de que estos mismos sentimientos fueron albergados por esa población, en sus propios países y por la misma causa. El antiguo “Tercer Mundo” devuelve el “servicio”. Eso es todo. El desprecio institucional europeo a esos inmigrantes contrasta con el uso generalizado de esos mismos inmigrantes como mano de obra y también para el desempeño sexual, un mercado en rápida expansión donde los caribeños tienen notable éxito.
La presencia dentro de esos inmigrantes de gente que rehúsa desprenderse de su atuendo, su credo, sus costumbres y su cultura introdujo un nuevo ingrediente tan disociador como la formación de parejas con la consiguiente importación de buena parte de sus familias. La situación que ahora viven los europeos con los musulmanes, los árabes y los africanos es hechura de los mismos gobiernos europeos. Incapaces ya de manejar una visión con perspectiva histórica porque también Europa es gobernada por mercachifles corporativos, las decisiones políticas inspiradas en coyunturas de corto plazo crean continuamente sus propios contrarios. Europa, entonces, tiene que asumir las consecuencias de sus propias y absurdas decisiones y así, en medio de insolubles contradicciones, sigue llenándose de bárbaros del sur y del este como en su momento, el antiguo imperio romano se llenó de bárbaros que procedían del norte y también del este.
El rechazo creciente en Europa a todos los extranjeros en general, el incremento de la violencia en sus manifestaciones mas brutales y la creciente e irreversible alineación de la gente con posiciones radicales, fanáticas y religiosas son todos parte de un mismo proceso aunque, naturalmente, ellos prefieran verlo de otra manera. Todo el que quiera entender la Europa de hoy, tiene que leerse a Edward Gibbon y, si prefiere hacerlo con una dosis de humor, a IndroMontanelli. Como dice la canción de R&M: “It´stheend of theworld as weknowit, and I feel fine”