En la UASD, con Jesús en el corazón

En esta semana viví una experiencia sumamente impactante y aleccionadora  en mi vida, la cual refleja ese profundo cambio que se ha dado en mi forma de ver el mundo y de entender la mejor vía para alcanzar la transformación plena de la humanidad. El pasado miércoles fui invitado a ser el presentador del doctor Rice Broocks, autor del libro “Dios no está muerto”, en  un acto que se realizó en el Aula Magna de la UASD.

Durante la época de los 80 fui militante de izquierda y dirigente estudiantil en la UASD, y por múltiples ocasiones estuve en esa misma Aula Magna lanzando arengas y discursos en favor de la revolución dominicana y latinoamericana, llamando a la lucha violenta en contra del sistema y abogando por la confrontación social para destruir el estado capitalista. En ese entonces, entendía que para transformar el mundo, había que acelerar el enfrentamiento entre los oprimidos y los opresores, incitar a la violencia social y destruir todo lo que entendía injusto e inhumano.

En esta ocasión, en ese mismo escenario del Aula Magna de la UASD, volví a arengar a los estudiantes de este tiempo, pero con un discurso totalmente diferente, fruto del cambio que ha dado mi vida al recibir a Jesús como mi Señor y mi Salvador. En esta ocasión mi discurso no estuvo lleno de consignas revolucionarias marxistas-leninistas, sino de las enseñanzas que nos dejó  Jesús con su ejemplo y su entrega por nosotros. No hablé de odio social sino de amor íntegro, no hablé de cambiar el mundo rompiendo todo, sino de cambiar cada uno de nosotros para impulsar el cambio de todos y de la sociedad. No hablé de violencia ni de conflictos sociales, sino de amor al prójimo, de sentido de humildad, de ser solidarios sin importar la condición social y de siempre hacer el bien, sin importar cuándo, dónde ni a quién. Como nos enseñó Jesús.

En el pasado, allá por los años 80 cuando mi visión era el cambio revolucionario violento y radical, en esa misma Aula Magna de la UASD, me tocó presentar a muchos líderes estudiantiles y revolucionarios de toda América, cuyo discurso era también de confrontación y violencia. En esta ocasión, me tocó presentar a un hombre de Dios, como el doctor Broscks, que se ha dedicado en cuerpo y alma a llevar por el mundo el mensaje de que Dios no está muerto, que hoy más que nunca él es la verdadera y única razón de nuestras vidas,  que es el supremo creador de todo lo que existe y que Jesús, su hijo, es el camino más certero para llegar a la verdadera redención de la humanidad y a la profunda transformación de cada uno de nosotros.

El doctor Rice Broocks logró impactar en ese auditorio de una universidad donde muchas veces quieren cambiar a Dios por la ciencia,  y pudo sembrar el verdadero mensaje de Dios en los corazones de centenares de jóvenes universitarios que están buscando su real razón para vivir. Y al final de la actividad, decenas de jóvenes asumieron el llamado de recibir a Jesús como Señor y Salvador de su vidas.

El momento más impactante de esa actividad y que nos marcó a todos, fue cuando el doctor Broocks, al ser preguntado sobre Dios y el mal en la tierra, respondió lo siguiente: «La existencia del mal no indica la ausencia De Dios en el mundo, sino su ausencia en nuestra vidas. Los errores de la creación, no se le pueden poner  al creador. Así como Steve Jobs, que creó el iphone, no es responsable si un aparato es dañado de manera intencional por alguien, tampoco Dios es responsable del mal hecho por alguien”. Sencillamente brillante!

Este retorno al Aula Magna de la UASD, tres décadas después y con Jesús en mi corazón, es una experiencia que jamás olvidaré y que le da mayor fortaleza y esperanza a mi fe.
euricabral07@gmail.com

jpm
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