El verdadero problema haitiano (OPINION)

Hay dos problemas haitianos: el ficticio y el real. El primero es aquel que se crea cada cierto tiempo, especialmente en los años electorales, con la finalidad de construir en la percepción de la gente la imagen de un candidato nacionalista y patriota, que nos salvará del peligro inminente que representan nuestros vecinos.

Sin embargo, en la realidad, pasada la contienda electoral no se hace absolutamente nada para disminuir el flujo masivo de indocumentados que cruzan la frontera y se quedan viviendo sin ningún tipo de restricciones en suelo dominicano.

Esta estrategia se pudo apreciar con claridad durante la dictadura de Trujillo. Un grupo de intelectuales dominicanos entendió que para elevar la figura del “jefe”, era necesario formular en el imaginario popular de la época la idea de que Rafael Leónidas Trujillo era el único que podía mantenernos a salvo de la amenaza haitiana. Para comprobar lo anterior, es suficiente con leer el discurso pronunciado por Manuel Arturo Peña Batlle aquel 16 de agosto de 1942 en Elías Piña, donde establecía que el “insigne guía del pueblo dominicano” se había dado cuenta del peligro que significaban los haitianos para los dominicanos, y por tanto, solo él tenía la capacidad de salvarnos. La estratagema surtió efecto, pues la población lo creyó, hasta el punto de pensar que “sin Trujillo se hundía el país”.

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Sesenta y cuatro años después de caída la dictadura, esas viejas prácticas continúan implementándose, aunque varían en la forma, en el fondo, son las mismas. Por ejemplo, en 2024, año electoral, el presidente dominicano envió tanques, helicópteros y aviones de combate a la frontera con el fin de impedir la construcción de un canal que afectaría el río Masacre.

Se montó toda una obra teatral, tan bien elaborada que podría inspirar una película para Netflix. Al final, los haitianos construyeron su canal, desafiando a las autoridades.

Concluido el proceso electoral, nadie habla de la referida obra haitiana y, al parecer, los instrumentos bélicos fueron retirados de la línea fronteriza.

El verdadero problema

El problema haitiano genuino, al que no se le pone atención, y que parece ser promovido y respaldado por el mismo gobierno, es la inmigración descontrolada que está experimentando la República Dominicana, una situación que amenaza con el aniquilamiento de la nación. Una noticia alarmante, que no ha recibido la debida importancia, es el incremento de los partos de haitianas en territorio dominicano. En 2021, el ministro de Salud Pública dominicano declaró: “solo en lo que va de año, el Estado dominicano ha gastado 10,000 millones de pesos en asistencia a las parturientas haitianas, sin incluir los gastos médicos ni las cesáreas, ni los fondos destinados a otros problemas de salud de los haitianos que llegan al país en condiciones críticas en busca de atención”.

Ahora se ha sumado otro dolor de cabeza para los hogares dominicanos: el sistema educativo dominicano ha dejado fuera de las aulas a alrededor de 600 mil niños dominicanos para permitir el ingreso a las escuelas públicas de igual número de hijos de haitianos ilegales en nuestro territorio.

Como mencioné al principio, hay dos problemas: el ficticio y el real. El primero es el que crean algunos gobernantes con fines populistas para engañar a la población, y el segundo es el que amenaza nuestra supervivencia como Estado. ¿Quién nos salvará?

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