El terrorismo religioso

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El AUTOR es periodista. Reside en Nueva York.

Por ALEJANDRO ALMANZAR

 

El fanático, nunca ha sido pensante, es de débil personalidad, propenso a la manipulación, e imbuido por su ceguera, tortura y asesina vilmente, sin importar fines o propósitos, los religiosos lo saben, y hacen de ellos terroristas teológicos.

Así crean dioses, a quienes el hombre no ama, admira, ni respeta, si no, que le teme. Ahora entendemos, por qué Hitler tuvo a su servicio gente con una mentalidad tan criminal, para someter a personas a su capricho racial.

Y en contubernio con cerebros religiosos, en nombre de un Dios violentísimo, realizó masacres humanas por más de una década. Tampoco es casualidad, que la Iglesia siempre forme parte de las más crueles dictaduras en el mundo. 

Esto, a pesar de que esos adoctrinadores  de incautos, sostienen que es el mejor padre del mundo, aunque también les atribuyen crueldades satánicas, que ningún padre terrenal sería capaz de cometer contra sus hijos.

Mediante baños de sangre, como el perpetrado recientemente contra Charlie Hebdo, las religiones se han impuesto. En el pasado, a fuerza de la guillotina y el fuego, ahora, con armas sofisticadas, para seguir teniendo dominio sobre los demás.

Es así, como en pleno siglo XXI, aplican los mismos métodos que tres mil años atrás cuando crucificaron a Cristo, por predicar la Verdad. Ninguna guerra ha “matado” tantas personas como los conflictos religiosos.

La religión se alimenta de la ignorancia de los pueblos, por eso, la fuerza del mal encarnada en desalmados religiosos, puso de rodilla a la Francia de Napoleón, recibiendo el mayor desprecio de esta gran nación, manifestándose en las calles.

Contrario a Los Estados Unidos, en el 2001, cuando el terror echó por el suelo el Poder Económico Mundial, Francia le ha hecho saber a estos criminales de la teología que serán enfrentados con la fuerza de la verdad, la que al decir de Jesús, al conocerla, nos hará libres.

Ya sabemos, la muerte no existe, que como la energía, la Vida no se crea, ni se destruye, sólo se transforma. Por lo tanto, el periodismo seguirá cumpliendo su objetivo de despertar conciencias adormecidas, el director del Semanario parisino, y sus colegas asesinados a mansalva, vivirán por siempre.

Pronto estarán con nosotros, librando la lucha contra quienes han hecho de la religión la fuerza del terror para imponerse a los demás. Su sadismo puede quitarnos el cuerpo, pero jamás la Vida, pues Dios no se pelea con sí mismo.

En vez de llorar su partida, lloremos el mensaje que deja implícito esta barbarie contra la libertad de prensa. Es lamentable, que el papa Francisco, también entienda que satirizar a un llamado profeta, justifique ese terrorismo religioso.

La Iglesia es total contradicción, por un lado llama a respetar y defender la vida, y por otro, justifica estos genocidios. Pero eso no apartará a la prensa de sus propósitos, informar, orientar y educar, para sacar a la humanidad de la pesadilla de la ignorancia.

  

alex15958@hotmail.com

 

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