El primer destello de un venturoso presente

La vida, ese maravilloso tesoro que nos brinda Dios, se abre paso de manera curiosa y a veces, inexplicable.

Vamos por el mundo arrastrando pesares, carencias, desencantos. Superando obstáculos y ejecutando un sinfín de peripecias en una lucha incesante por la superación y la sobrevivencia.

 

Hemos de apurar el amargo acíbar de la frustración y el desaliento, productos de la incomprensión o la valoración injusta que, a veces, recibimos de parte de unos pocos.

 

Soñamos con estar flotando en un mundo de gente afable, sincera y amistosa, que te busca, no tan solo por lo que posees sino también por las prendas morales que te adornan y, de repente te das cuenta de que, mal contados, te sobran dedos en las manos para encasillar a los que califiquen en la relevante condición de Amigo.

 

Y de buenas a primeras te miras a ti mismo y te das cuenta de que en todo ese convulso mundo de luchas, ilusiones y sacrificios solo permanece inalterable el amor de los tuyos y el de aquellos que, con tus buenas acciones, tú mismo te hayas granjeado.

 

Por ello, he querido aprovechar este instante,  tempranito en la mañana,  con los albores de un nuevo día que ha de ser el primero de un nuevo año cargado de expectativas, proyectos e ilusiones, para dar gracias infinitas a Dios,  por la vida y por permitirme disfrutar el inmenso tesoro de contar con vuestro cariño, aprecio y amistad.

 

Gracias a vuestra compañía y apoyo tanto yo como mi familia hemos podido sobrevivir y salir adelante ante los demoledores desenlaces que trajo aparejado el año recién finalizado. Y también,  con vuestro apoyo y cariño hubimos de encaminar otras tantas iniciativas y actividades provechosas y alentadoras,  desde el punto de vista familiar,  social  o comunitario.

 

Como se ve, siempre hay razones para dar gracias a la vida y estar en paz  con Dios y nuestros semejantes.

 

El futuro nos pertenece.  Asumamos el reto de este nuevo año 2016 con nuevos bríos y expectativas. Salgamos a la calle, aspiremos una bocanada de aire fresco y estrechemos la mano del vecino, del amigo, del familiar,  con aprecio sincero y fraternal.

 

Demos gracias a Dios por el inmenso regalo de la vida, preservemos la salud y mantengamos inquebrantable la fe en el porvenir, porque,  como dicen nuestros viejitos del campo, en el camino se ‘acoteja’ la carga.

 

Feliz año 2016 para todos.

 

Salud!

 

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
0 Comments
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios