El orgullo de Leonel

Han resultado desafinadas las respuestas del Partido de la Liberación
Dominicana respecto a las denuncias atribuidas al ex capitán Quirino
Ernesto Castillo, condenado por narcotráfico en los Estados Unidos de
América, quien reveló haber aportado más de 200 millones de pesos al
doctor Leonel Fernández, líder de la organización, para su retorno al
poder en 2004.

Defensas y adherencias ha habido en gran volumen de parte de los
partidarios para con el ex presidente de la República y presidente
del partido de gobierno. El punto de concordancia en todas las
opiniones está en descalificar a Quirino Castillo porque es un
delincuente. Esta vez no se le considera “presunto narcotraficante”.

El domingo 15, Fernández recibió en su residencia una visita del
presidente Danilo Medina, quien se hizo acompañar de una comisión
del comité político del PLD. Las fotos mostraron a Medina en un
abrazo con Fernández que hizo recordar el tratamiento de
condolencia. Todo el cuadro era de compasión, los rostros, el
encuentro mismo.

Un veterano político, que fue fogoso y vertical dirigente, ahora
convertido en analista sereno, decía en una reunión de amigos que el
abrazo del presidente Medina para su alicaído compañero era como una
puñalada, que parecía que le secreteara en el oído: “Ahora te jodiste,
acepta que tú no puedes levantar cabeza”.

En el derecho penal hay un elemento clave para la investigación de un
crimen: ¿a quién favorece el crimen?, suelen preguntar los expertos
en la materia. ¿A quién favorece la descalificación de Leonel
Fernández como candidato presidencial? De ser ciertas las imputaciones
de Quirino Castillo, Fernández no debe aparecer más en la vida
pública.

La inhabilitación de Fernández conviene más a Medina -quien busca
repostularse a contrapelo de la Constitución- que a Hipólito Mejía o
Luis Abinader, uno de los cuales será el candidato del PRM (Partido
Revolucionario Moderno), principal fuerza política de la oposición.
Fernández, como candidato del PLD, resulta más fácil para el
adversario.

No obstante la compunción que lo afecta, Fernández intentó
sobreponerse y emitió una declaración de respuesta: “Constituye para
mí motivo de alto orgullo y satisfacción el hecho de que el
narcotráfico transnacional, utilizando la alegada identidad de un
reconocido convicto por narcotráfico, ponga en acción una campaña de
descrédito contra mi persona”.

Quien compre un objeto robado podrá decir que no es ladrón, pero que
no reste validez a la palabra del pillo cuando éste diga a quién
vendió la cosa sustraída, pues la única palabra importante del
malhechor es cuando señala al cómplice. Yo no me sentiría orgulloso
de que ningún delincuente me mencione como beneficiario de sus
hazañas.

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