El hambre entre rejas
Los que en República Dominicana alguna vez pasamos un día entero sólo con un mendrugo de pan y agua de azúcar ‘prieta’, bien sabemos los que es pasar hambre. Pero nunca vimos el hambre aferrada a una reja.
Hoy, lastimeramente, vimos como un infeliz anciano de una localidad de San Francisco Macorís, sin querer soltar el enrejado de una vivienda circunvecina clamaba por alimentos, ante la insensibilidad y abuso de agentes policiales que, a la fuerza, tratan de despegarlo y apresarlo por haber violado el toque de queda.
La espeluznante y bochornosa escena ocurrida en la urbanización Los maestros, en verdad conmueve. El esmirriado hombre suplicaba porque se le diera un chance para tomar, entre rejas, una libra de arroz y un poco de aceite “porque allá no hay nada”, (en su hogar).
Como sabían que estaban siendo filmados, con una seria advertencia para él y los demás, una salida armoniosa hubiese sido haber esperado que le dispensaran lo que requería. Y, como vive en las cercanías, conducirlo a su hogar conminándole a quedarse en su casa.
Pero los policías actuantes en este caso, como la mayoría, son arrogantes e insensibles y faltos de educación. Carecen del protocolo policial de un agente de una sociedad educada. Podríamos decir que a décadas, actúan igual o peor que los agentes policiales de los gobiernos que encabezó Joaquín Balaguer.
Sólo tienen deseos de reprimir u oprimir. No están aptos ni para cumplir con las normas elementales, ante la desgracia del COVID-19 que nos afecta a todos, y mucho menos respetan la ancianidad.
Aparte de otras escenas de abusos, previamente, en las redes, vimos como una agente policial le da una cachetada a una joven embarazada que estaba en plena rebeldía. No tuvo otros modales para calmarla. Y si esta abusiva acción la emprende una mujer policía, contra otra mujer, entonces, ¿qué podemos esperar?
Hay el convencimiento de que, si luego de esta escena (la del anciano que pide aceite y arroz), la dirección de la Policía Nacional suspendió y ordenó el arresto del comandante de esa unidad policial, y los demás agentes, ello se debe a que casi todos los dominicanos observaron con consternación, la dantesca escena.
JPM