El destino de Las Yayas: Carta pública Hon. Danilo Medina Sánchez

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R. A. Ramírez-Báez

 

 

Aprovecho unos minutos de su apretadísima agenda para recordarle  sobre aquel  municipio que usted conoce como las palmas de sus  manos: Las Yayas de Azua, aquel pueblo enclavado entre el cerro de la buena esperanza y la mística loma de Victoriano Soto. Allí, ha estado usted, rodeado  y apreciado de un pueblo  que aun no ha perdido la esperanza  de ser parte del progreso de su  gobierno.

Creo que lo más acertado sería que usted realizara una de esas “visitas sorpresas” donde  se manifiesta  algo tan escaso en nuestra cultura política: “poner su oído en el corazón del pueblo”.  No deseamos que  personas vinculadas a los ajetreos  partidistas sean portavoz de nuestros problemas. Asumo que así  estaría usted mejor enterado que con estas líneas que apenas esbozan un reflejo de esa realidad  en que se hunde el laborioso pueblo de Las Yayas:

Uno de los problemas fundamentales que afecta nuestro  desarrollo agropecuario, es  carencia de  infraestructura para irrigar las tierras productivas. He aquí lo que podría ser  un valioso aporte, tanto a la agricultura como a la ganadería.  Apenas existe agua para irrigar un limitado numero de parcelas de agricultores, desafortunadamente,  empobrecidos.

Existe en  Las Yayas una preocupación constante  por las  crecientes del río Viajama que amenaza  la existencia del pueblo; de igual manera los moradores del poblado de Viajama  sufren los mismos estragos.  Ambos pueblos han ido perdiendo la capa vegetal de aquellas tierras tan productivas.  Hemos perdido nuestra tradición de pueblo cultivador  del tabaco; de pueblo que ha perdido  sus ingresos por falta de recursos para mejor las plantaciones de café; de pueblo productor de granos de maíz y habichuelas; pueblo que ha perdido  el preciado alimento de  leche tanto de vacas como de cabras.   Ahora nuestras gallinas y los gallos de pelea son alimentados con productos importados de otras naciones y de otras regiones de país.

Todo una secuencia de gastos que merman   nuestro limitadísimo  presupuesto.  Desde los principios de su gobierno se nos ha prometido encausar   al río Viajama y al mismo tiempo construir un  puente para comunicar a Las Yayas abajo con Las Yayas. Hasta ahora nos aferramos a la esperanza.

Las Yayas como usted conoce, es el municipio más poblado de la provincia de Azua y no cuenta con un hospital público que ofrezca servicios de salud a un pueblo que literalmente permanece  aferrado  a la “gracia de Dios”.  Así, el agua potable se nos ha convertido en un golpe al limitado prepuesto de familias que viven de una agricultura totalmente rudimentaria. Es necesario crear  empleos y centros comunales para que  nuestra juventud participe y valore  su patrimonio cultural e histórico. Una actividad económica  podría ser un mercado de productores; y una oficina de servicios comunitarios y culturales deberían se parte  de una agenda gubernamental  incentive a los jóvenes en  proyectos deportivos.  Y los pocos recursos aportados  deberían de ser implementados de acuerdo a los reglamentos establecido por la Ley de Gastos Públicos.

Existe en nuestro municipio un gran número de adolescentes que adelantaban su proceso de maternidad. Y para ello se requiere la urgente presencia del gobierno central para darnos una repuesta acertada  a un problema que afecta, tanto al desarrollo de la futura madre, como a nuestra sociedad. En ese  mismo orden nuestros ancianos no tienen de techo más que una esperanza que se esfuma como humo de aquel horno que destroza nuestros bosques.

Igual manera nuestro municipio amerita de 200 viviendas para  familias que viven en casas  que  reflejan un precario  aspecto del Municipio.

En fin, presidente Medina no gustaría olvidar que en verdad  la esperanza ha sido el  único  bálsamo que ha calmado  el eterno desamparo en que ha  vivido el pueblo de Las Yayas.

Con distinción,

 

A. Ramírez-Báez

Escritor/Ingeniero

 

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