El derecho de opinar

Con gran asombro reacciona una persona, cuando alguien le descalifica para opinar. Los líderes religiosos, como cualesquier otras personas, tienen el mismo derecho de opinar sobre cualesquier temas, siempre y cuando lo hagan con respeto y basado en razones fundamentadas. Nadie debe pensar coartar la libre expresión de los líderes religiosos sean éstos católicos, evangélicos, o  cristianos.

El ateo, que no cree en Dios, vive su vida bajo estándares seculares, personales y filosóficos diferentes a los religiosos, pero también, tienen derecho de opinar sobre lo que ellos consideren hacerlo. Ellos opinan sobre Dios, negando la Biblia, al Espíritu Santo, a Jesucristo y al Padre (Dios). Esto le es permito, pues, el apóstol Pablo escribió: «Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica» l Cor. 10:23.

Algunos grupos y personas con derechos a opinar, no les gusta cuando los líderes religiosos hablan sobre el aborto, sobre política, y sobre otros temas. Pero cuando hablan sobre temas que coinciden con ellos no los critican. Eso se llama doble moral, o más propiamente dicho ser intransigente con los demás. Opinemos y dejemos opinar a los demás. Recordemos que todos tenemos los mismos derechos, y que el daño que hoy hacemos al otro,mañana puede estar en contra de nosotros.

Un logro alcanzado en el mundo, con grandes sacrificios fueron la libertad de expresión, la libertad de conciencia, y muchas otras libertades, que gracias a los movimientos y partidos políticos se lograron. Pero, sin duda, que se lograron por la influencia de las dos principales ramas del cristianismo: catolicismo y protestantismo (evangélicos, cristianos, etc.). El mundo de hoy es diferente al mundo de hacen doscientos años, y ésto es debido a la libertades que nos trajo la Revolución Francesa, la reforma religiosa de Martín Lutero, entre otras circunstancias.

Las dictaduras que se han reconocido en el mundo, generalmente se hablan del ámbito políticos (los gobiernos). Sin embargo, durante la Edad Media, hubo dictadura religiosa que cobró la vida de muchas personas que diferían de las creencias dominantes, como las mal llamadas «guerras santas,»  y qué decir de la «santa inquisición. Pero también, después del siglo VXIII, y especialmente a mediado del siglo XX, hasta la fecha han habido dictaduras ideológicas intelectuales. Esto no debe ser así.

 

La libertad de opinión es el mayor recurso de enriquecimiento del intelecto humano y de las culturas. Pero, a la vez, es lo que nos puede dar a conocer las diferencias entre los humanos, y hacía dónde se dirige el mundo. El menos intelectual, puede ser iluminado con una gran y significativa idea. Aunque nunca dejemos de lado a los expertos en cada materia. El mundo está compuesto por todos, y todos debemos tener libertad de opinar en la búsqueda de la mejoría del mismo.

Los judíos no tenían, libertad de cultos, sino una dictadura en los tiempos de Cristo. Esa situación, los llevó a pedir que se decrete por Poncio Pilato, la muerte del más perfecto ser que hemos tenido en la tierra: Jesucristo. La intolerancia a las opiniones, es producto de la impotencia de imponer los criterios personales o grupales. Dios creó al hombre con libre albedrío y en consecuencia, cada quien es libre de decidir por sí mismo. Dios nos ha hecho a cada uno perfecto en sí, y el conjunto de personas y opiniones nos constituye en una humanidad perfecta.

Las imperfecciones personales, son la expresión de las reacciones ante códigos de conductas morales, espirituales y divinas. En consecuencia, ante Dios, y juzgado conforme a sus palabras somos imperfectos; por eso, Dios nos ofrece la perfección ante él, mediante Jesucristo. Mientras que los códigos morales, son determinados por las sociedades, su violación constituye imperfección social (inmoralidad). Los códigos legales (leyes) son determinados por los poderes de los Estados, cuya violación declara a la persona infractor, delincuente, etc, ante el Estado y la sociedad, pudiendo resarcir dicha situación con el cumplimiento de penas judiciales.

Por tanto, cada persona, debe tener el derecho de opinar, se le debe proteger dicho derecho y permitírsele expresar su opinión por cualesquier medios de comunicación. Si respetamos la libertad de opinión política, religiosa, filosófica, entre todas las otras no mencionadas, estaremos contribuyendo a una mejor sociedad y a un mejor mundo. Podemos enriquecernos intelectual, cultural y espiritualmente con las opiniones de los demás. Dios nos bendiga.

jpm

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