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El crimen organizado y su interés por la política
Por CESAR ORTEGA
Existe una gran diferencia entre crimen organizado y delincuencia común, aunque generalmente la mayoría asocia ambos conceptos.
La Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, mejor conocida como la Convención de Palermo Tratado Multilateral firmado en el año 2000, define el Crimen Organizado de la siguiente manera; “ Un grupo Delictivo Organizado, es la asociación estructurada de tres o más personas, que existe durante un tiempo y que actúa concertadamente, con el propósito de cometer uno o más delitos graves, para obtener directa o indirectamente un beneficio económico u otro beneficio de orden Material.
Por su parte la Delincuencia Común, no posee ninguna estructura organizativa en sus acciones delictivas.
Es precisamente esa organización en su estructura la que permite al crimen organizado extender sus tentáculos, dentro del Poder Judiciol, medios de comunicación, empresas legales y partidos o agrupaciones políticas.
A diferencia de la delincuencia común, en que las riquezas pasan de una mano a otra, el crimen organizado produce en sus actividades la distribución de bienes y servicios, sólo que de manera ilícita.
En estas Organizaciones Mafiosas, cada quien tiene una tarea determinada; hay quienes sólo están para emplear la violencia manteniendo de esta forma el control del territorio y el mercado. Pero además existen aquellos encargados de corromper y sobornar jueces, fiscales, policías y militares u otros funcionarios Públicos.
A medida que una organización criminal crece, tratan no sólo de controlar el territorio sino también de tener una fuerte influencia sobre el Poder Judicial. De esta forma ganan los juicios en su contra o llegan a acuerdos que les favorecen totalmente.
La única forma en las que estas corporaciones ilegales pueden prosperar, es teniendo la complicidad del Estado, tratando de manejar a su antojo instituciones y partidos políticos.
No es enconces difícil deducir el motivo por el cual el crimen organizado busca por todos los medios posibles financiar campañas electorales de candidatos y candidatas. Sencillamente, una vez obtenido el triunfo electoral, de inmediato esas autoridades se convierten en protectoras de los siniestros intereses del Crimen Organizado.
Ante esta situación es importante la efectiva fiscalización del dinero que reciben los candidatos y candidatas de partidos y agrupaciones políticas, profundizando en el real origen del dinero recibido.
Por último, es importante la debida vigilancia de los electores sobre los actores políticos, puesto que aunque no corresponde al votante castigar en términos legales a políticos ocrruptos no menos cierto es que los ciudadanos tenemos el derecho al voto, que al fin y al cabo es lo que determina el triunfo o la derrota de un candidato o candidata determsp-aminado.