El autobusero que fue a la ONU

La historia política moderna registra dos casos muy peculiares, en donde dos simples obreros llegaron a ocupar el puesto más alto de la administración pública de una nación: el de presidente. En ambos casos, escalaron al mismo con esfuerzo, superación, entrega a su causa, dedicación y, sobre todo, por el voto consentido de sus respectivos pueblos y ejerciendo sus labores con dignidad, decoro y honestidad. Lech Walesa: El primer caso sucedió en Gdanks, Polonia y fue el logro del obrero y técnico electricista de los Astilleros Lenín, Lech Walesa. En el 1970 fue líder de una huelga que surgió como resultado de la muerte de más de 70 obreros y, como consecuencia de su participación en las protestas, perdió su empleo y durante varios meses fue mantenido por sus compañeros y amigos al no poder encontar trabajo en una nación que para la época era totalitaria y era de la esfera soviética. Estuvo detenido por vario meses por haber escalado un muro en los astilleros y convertirse en líder de otra huelga. A partir de entonces, su ascenso fue meteórico llegando a ganar las elecciones en Polonia el 9 de diciembre del 1990 y convertirse en el primer presidente obrero. Antes de su triunfo electoral ya le había sido otorgado el Premio Nobel de la Paz en el 1983. Luis Inácio Lula da Silva: Fue otro obrero en el campo de la metalurgia y la cabeza visible de varias huelgas que se llevaron a cabo en contra de la dictadura brasileña que para la época era encabezada por el mariscal Artur da Costa e Silva. Lula participó varias veces como candidato presidencial, pero nunca llegó a obtener un triunfo electoral hasta que su intensos esfuerzos dieron sus frutos el 27 de octubre del 2002 al ganar las elecciones presidenciales en segunda vuelta con el mayor porcentaje de votos obtenidos por candidato alguno en Brasil. Lula da Silva llevó con su gobierno a sacar a millones de brasileños de la pobreza y condujo a su nación a constituirse bajo su mandato en la octaba economía mundial. No obstante ser su orientación política de acercamiento con la izquierda, no perdió el rumbo en utopías y falacias al estilo castro-chavista y mucho menos en «hablar con pajaritos». Insertó la economía del gigante suramericano al mercado capitalista y se enfocó en desarrollar económicamente a la patria de José Bonifácio de Andrada e Silva. Los resultados de ocho años de gestión hoy en día están a la vista de todos. La otra cara de la moneda: La última maldad a que se prestó el coronel golpista, traidor y lacayo de los «Hermanos del Terror Cubano», Hugo Rafael Chávez Frías, fue que, en el ocaso de su existencia, delegó su poder político en un pelele y marioneta al servicio de Cuba y pedirle a sus partidarios que le dieran su respaldo en las urnas. Llegando dicho sujeto al poder en base a un fraude electoral preparado por el G-2 cubano. Quisieron emular las dos figuras señalada al principo de éste humilde artículo y el que se hacía llamar»El Hijo de Chávez» lo presentaron como «El presidente obrero». La realidad es que ha sido un fiasco, una verguenza y una chabacanería inaudita. Soez, vulgar, arrogante, disparatoso y mal imitador de su mentor. Ha sido el hazmerreír del mundo con sus desatinadas ocurrencias. A diferencia de Walesa y Lula, el orate y usurpador colombiano no pega una y ha llevado a Venezuela, la que fuera la meca de las inmigraciones latinoamericana en la década de los 70-80, a ser una nación carente de las cosas elementales, poniéndola a la altura de una nación de lo más profundo del Africa Occidental. Concomitantemente con esta trágica realidad económica, social y política por la que atraviesa la nación, al usurpador colombiano le tocó hacer su primera presentación en la 69na reunión de la Asamblea General de la ONU celebrada recientemente en la ciudad de New York entre el 22 y 26 de septiembre. Su presencia no pudo ser más inicua, risible y carente de sentido común ante un escenario tan importante. Sus dos intervenciones ante el foro tuvieron poco público porque de antemano se sabía que nada realista y cuerdo podía salir de un tipo poseedor de una expresión macarrónica y de una mentalidad nesciente. Pero como si lo anterior no fuera suficiente, su llegada y estadía no pudo ser más insultante y ayecta para el pueblo venezolano. Llegó (imitando a Chávez) con una comitiva de unas 175 personas y en su corta estadía, «el presidente obrero y socialista» gastó la suma de unos US$2,5 millones de dólares. No obstante eso, los venezolanos están siendo a zotados por la 'chikungunya» y no encuentran ni un simple afetaminofen para calmar los dolores. Ni que decir de los pacientes renales con diálisis y los que requieren quimio-terapia. Su numerosa comitiva, compuesta por amigos, periodistas, familiares, militares y funcionarios, se hospedaron (como buenos socialistas) en el lujoso hotel cinco estrella «Stanhope», en donde socuparon 35 habitaciones a un costo de US$1,000 dólares diarios cada una. Aquí, los que pregonan que «ser rico es malo», gastaron la friolera de US$550,000 dólares del erario venezolano. Por su parte, «El presidente Obrero» y la «Primera Combatiente» se hospedaron en la suite presidencial del famoso hotel Hyatt en la ciudad de New York, a un costo diario de US$10,000 dólares. De acuerdo a datos suministrados, a cada miembro de esta comitiva «socialista bolivariana» se les entregó a modo de viático la suma de US$500 dólares diarios para sus gastos y menudencias. Hay que destacar que la Casa Militar que formaba parte de esta delegación, se les entregó la suma de US$300,000 para «gastos menores y caja chica'. Pero, en lenguaje «gourmet», eso es la entrada, el postre bueno viene ahora. La pareja presidencial socialista, tratando de andar en los mismo pasos de su «Comandante Eterno y Galáctico», en una caravana de hipocresía oportunista, llegaron al condado de El Bronx, en donde el dúo idílico dio una demostración de ser bailarines de salsa y con ello darse un baño de populismo barato. Para lucirse al pueblo venezolano, trasmitieron el baile vía satélite en vivo, aparte de brindar al público comida, bebidas y obsequios. Fue menester el alquiler de numerosos vehículos para la movilización. Ese bailecito le costó a los venezolanos la suma de US$105,000 dólares. Una vez terminada «esta jornada socialista» en la misma casa del imperialismo, la pareja presidencial y su comitiva fueron a cenar al exclusivo y lujoso restaurant «Nello's» y allí, como buenos camaradas que luchan en contra de la oligarquía, del capitalismo salvaje y degradante y la igualdad social para todos los pobres, consumieron la cantidad de US$79,880.00 dólares. La humilde cena tuvo ingrediente tales como : varias botella de champagne Cristal Rosé, vinos Chateaux Petrus, vinos Latache. Los que sí deben agradecerles al «socialismo bolivariano» aparte de los dueños del restaurant, son los camareros que atendieron a la comitiva del colombiano, pues recibieron en propina la suma de US$13,000 dólares a confesión de los propios beneficiados. A este despilfarro socialista, debemos agregarle la publicación a página entera, tanto en el New York Times como en el New York Post, de los discursos y las peticiones estrambóticas y sin sentido que formuló el «El Hijo de Chávez». Ello obedeció al escaso público que le prestó atención en el foro de la asamblea. Dichas publicaciones costaron en cada periódico la friolera de más de US$230,000. Definitivamente, no hay cosa más atrevida que la ignorancia, ni nada más peligroso para los pueblos, que un un protervo, ignorante y resentido social con el poder político de una nación en sus manos. En conclusión, llegó como autobusero a la ONU y se portó como todo una estrella de Hollywood.

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