Dos discípulos secretos de Jesús
La religión que Jesús estableció en tiempos sumamente peligrosos, en sentido religioso, tuvo que asegurar de que muchas personas profesasen la fe en él, en secreto. No era fácil enfrentar la actitud de la religión judía, ni las costumbres y tradiciones de los ancianos del pueblo. De ahí que, el ser expulsado de la sinagoga, el ser flagelado y encarcelado eran métodos opresivos contra aquellos que diferían de las autoridades religiosas judías. En tal sentido, Jesucristo aceptó tener discípulos en secreto, y reconocidos por los apóstoles, quienes luego los mencionaron en sus escritos. Uno de estos discípulos fue José, como lo expresa Lucas: «Había un hombre llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo. Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos, fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Y quitándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a nadie» Lc. 23:50. José de Arimatea, como generalmente se conoce, con cualidades reconocidas por los cristianos, era bueno y justo; pero además, era ilustrado en las Escrituras judaicas, pues estaba consciente de que el reino de Dios vendría y en consecuencia lo estaba esperando. Esto implicaba el conocimiento que tenía sobre la presencia del Mesías, que vendría y en efecto estaba presente. El creyó en Jesús, como el Cristo, Salvador del mundo; pero no podía hacerlo abiertamente. José tenía mucha autoridad, pues era miembro noble del concilio (Mr.15:43), pero aún así, no pudo hacer nada a favor de evitar la muerte de Jesús; aunque no consintió en el acuerdo ni hechos de los judíos, contra Jesús. Juan dice de él: «Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús» Jn. 19:38. Era difícil ser discípulo abiertamente, la persecución era notable. Además el conocía las maldades que había en aquellas personas. Ellos habían determinado que no se podía decir que Jesús era el Mesías, como está escrit «Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga» Jn.9:22. ¿Sería fácil que alguien importante de esa sociedad declarara por escrito, u oral que Jesús era el Cristo? José era un hombre rico, miembro del concilio, y discípulo de Jesús, por eso pudo llegar a Pilato a pedir el cuerpo de Jesús, comprar sábana y poner el cuerpo en un sepulcro nuevo, el cual era de su propiedad. Todo éso que hizo él, no lo podían hacer sus discípulos, conocidos por la sociedad, pues no tenían las riquezas, ni el poder que les facilitaran semejante responsabilidad. Siempre se necesitan esos discípulos secretos del Señor, para poder continuar su obra. Hubo otro discípulo secreto de Jesús, llamado Nicodemo. Dice Juan: «Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dij Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces,si no está Dios con él» Jn. 3:1, 2. Jesús le habló del nuevo nacimiento, pero Nicodemo no lo entendía, por lo que preguntó: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dij ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?» Jn.3:9, 10. Nicodemo sabía que otros como él, reconocían que Cristo era un siervo de Dios, y que había venido como Maestro. Ahora bien, el conocimiento de este hombre estaba limitado a lo terrenal, por eso Jesús lo confrontó con la verdad venida del cielo, y le dij «De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?» Jn. 3:11, 12. La conversión de Nicodemo, fue una realidad, sobretodo por ese diálogo que se encuentra en Juan 3:1-16. Por tanto, la defensa que hizo de Jesús ante el sanedrin, evidencia un compromiso de conciencia con Jesús. «Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos: ¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho? Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta» Jn. 7:50- 52. Aunque Jesús había nacido en Belén de Judea, y se crió en Nazaret de Galilea, cosa que ellos no escudriñaron. Nicodemo era discípulo de Jesús, pues está escrito que: «También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos» Jn. 19:39, 40. Ambos discípulos secretos de Jesús, Nicodemo y José de Arimatea, no ocultaron su simpatía por Jesús, después que éste murió. ¿Le gustaría a usted ser un discípulo secreto de Jesús? Muchas personas simpatizan con Jesús, pero por miedo de lo qué dirán, no llegan a declarar públicamente su fe en Jesús. En todo tiempo es posible ser discípulo secreto de Jesús, ¿cómo hacerlo? Personas que han manifestado su fe ante cristianos, y han decidido bautizarse se han convertidos en discípulos secretos de Jesucristo. Sabemos que en nuestra sociedad, para ciertas personas les he difícil convertirse a Jesucristo, por su posición social, por eso no tenga miedo hágase discípulo secreto de Jesús. Jesús necesita a esos discípulos que son secretos, pues aunque los demás no saben nada de su convicción de fe, los que compartimos la fe con ellos, y Dios Padre, conocemos su realidad. En consecuencia, éstos siempre van a favorecer la labor de Cristo, a través de sus seguidores fieles. Siempre hacen cosas que es imposible que nosotros, los abiertamente cristianos, podamos hacer. Su salvación es segura y su recompensa en este mundo también. Dios está con ellos. Dios le bendiga.