Divagaciones sueltas….
Acostumbro, y quizás sea un principio-enfoque equivocado, partir siempre de ver las cosas y los fenómenos en toda su complejidad y parte artesanal. Por ello, y siguiendo ese método, ante un problema, una incógnita o una simple indagatoria, exploro todos los caminos, desde el mas expedito o fácil hasta el mas angosto, pedregoso y laberíntico. A veces, incluso, me pongo en la posición de la víctima, o viceversa, en la del victimario. Y en ese ejercicio de imparcialidad y búsqueda, me he encontrado con situaciones inverosímiles, justificaciones absurdas y racionamientos infantiles. También con mentes macabras, retorcidas y excesivamente obtusa. Otros, en materia de ver las cosas con sentido de totalidad, de conjunto, o si se quiere en su contexto, son, de plano, cretinos. Con ellos, sencillamente, no pierdo mi tiempo (aunque le escuche por educación y cortesía). Sin embargo, no hay nada peor como confundir los escenarios. Y confundir los escenarios, por poner un ejemplo, podría ser: el de salir a la calle y creer que solo transitamos nosotros, o más costoso y riesgoso, no imaginar que al volante, también, vayan conductores agresivos, distraídos y temerarios. Y esto ocurre en todo ámbito de la vida pública. Porque siempre, y algunos lo ignoran, estamos en riesgo, expuesto y listo para ser embestido. A veces por la carita más ingenua y aparentemente pendeja o simpática. Dije embestido. Sí, eso dije, porque la vida es un azar y una incógnita de infinitas travesuras a veces ingenuas, a veces tontas, a veces fríamente premeditadas… Por ello, hay que mirarse siempre en el espejo del otro y pensar, antes de llegar a conclusiones ligeras que podrían, a simple vista, parecer concluyentes aunque no del todo lógicas ni creíbles. Tampoco olvidemos, que un problema o fenómeno tiene, siempre, múltiples lecturas. No nos conformemos con la primera, con la segunda, y ni siquiera con la tercera lectura. Hay que leer, leer, leer…, hasta aprehender el meollo del asunto. Yo nunca renuncio a ese método. Es mas, me fascina porque es una de la forma mas sencilla y elemental para uno conocerse y, de paso, conocer a los demás. Finalmente, por ello vivo en paz (con mis defectos y virtudes) y en plena conciencia de que los escenarios –imaginarios o reales- son pistas impredecibles que nos conducen a la gloria, y no pocas veces, al mismísimo infierno. Al respecto, el histórico-bíblico caso de Poncio Pilato (hoy revalorizado o entendido mejor por algunos historiadores, concretamente, en el libr “La Decisión de Pilato” de Juan Ignacio Moreno-Luque Casariego, sin dejar de mencionar otro caso histórico-bíblico de lectura pertinente: Judas Iscariote, El Calumniado de Juan Bosch), nos ilustra mejor. Pero insisto, hay gente –entre ellos, políticos ‘robalagallina’- que constantemente se miente-engaña a si mismo con supina ligereza. ¡Allá ellos!