Diplomacia económica en el horizonte de China

imagen
El autor es diplomático. Reside en Santo Domingo

La meta estratégica de la potencia que emerge dominante es convertirse en la primera economía de un nuevo orden internacional, para el 2049. Cien años después de haber concluido el siglo de las humillaciones, visión que en su devenir histórico ha pasado por el proceso de desarrollo científico técnico y de conquista del mercado mundial; así, como la reconquista de amplios territorios que la nación China controlaba antes de la colonización. 

Mao Zedong, el Gran Timonel, en cuya época a pesar de que China estuvo sumida en la pobreza, lo prestigia el hecho de haber puesto fin al periodo de humillación que tuvo su origen en el siglo XIX con la ocupación británica y otras potencias coloniales, al unir a China y expulsa la influencia e injerencia occidental y japonesa de su propio país.  

Es así, como en 1979 al producirse el relevo maoísta, el genio de Deng Xiaoping al asumir la antorcha hizo de la diplomacia económica su gran fuerte, para impulsar el desarrollo del país asiático, así como lograr recuperar la soberanía de Hong Kong y Macao, mediante el diseño de la estrategia popularmente conocida como “Un país, dos sistemas”, proporcionando cierta autonomía a ambos territorios a cambio del reconocimiento de la soberanía de China sobre los mismos.   

Deng es el líder que va a dominar el periodo de desarrollo al plantear que lo primordial de China es la economía.  El nuevo líder no concibe el socialismo en pobreza. Entiende con absoluta claridad que China debe ocupar una posición de liderazgo mundial, pero para hacerlo debe desarrollar su economía; asume que, en su etapa evolutiva hacia una nueva realidad geopolítica, China debe manejarse con un bajo perfil.

Visto como el gran reformador del modelo económico centralizado de China, con su amplia visión pragmática propicia el libre comercio lo que facilita la movilización del gran capital, el flujo de la Inversión Extranjera Directa, las nuevas tecnologías de los países desarrollados, especialmente de los Estados Unidos al restablecer sus relaciones diplomáticas en 1979 dando un giro de Taipéi a Pekín.  

Lo que el líder chino supo lograr gracias a su sabiduría, tolerancia e inteligencia. Comprendió que su política exterior debía ser garante de las inversiones extranjeras y que las controversias debían resolverse pacíficamente, respetando el principio de la seguridad jurídica y las leyes del mercado, generando confianza a los inversionistas que han volcado sus capitales y empresas hacia quien hoy se perfila como el nuevo centro económico mundial.  

En su proceso de expansión económica el gigante asiático bajo el liderazgo de Xi Jinping procura afianzarse no solo en el plano de comercio, sino en el plano geoestratégico a través del control del mar Mediterráneo por donde se transporta el 80% del comercio y el 50% de hidrocarburos. Lo que, en cierto modo, implica una respuesta a los Estados Unidos ante su incidencia en el mar meridional de china.   

De la misma manera, la nación asiática se ha propuesto avanzar en su libre acceso a mar abierto. Lo que implica asumir el control estratégico de Taiwán que constituye la llave del mar meridional de china, que cruza por unas series de islotes en la ruta de Corea, Filipinas y Japón. 

Queriendo de alguna manera hacer acopio de la doctrina de Alfred Mahan que temprano planteo que el tema de la expansión del poder continental para la nación estadounidense no tiene lugar sin el debido “control de los océanos y pasos internacionales marítimos, a partir de una poderosa flota militar y mercante”. Doctrina que tuvo su origen en la necesidad de los EEUU de acezar a los mares desde el rio Mississippi que fungía como su principal ruta comercial, para lo cual debió conquistar a Cuba, que facilitaba su travesía al golfo y de este al caribe y al mar abierto.  

A dicha estrategia se le suma la visión de Mahan sobre la necesidad de construir un canal en Centroamérica para resolver el rápido traslado de la flota de guerra de una costa a la otra, en caso de conflictos, lo que EEUU completa con la conquista de Panamá a Colombia.  

Siguiendo la misma lógica del dominio de los mares, y procurando una alternativa al canal de Panamá, una empresa china ha propuesto a Nicaragua la construcción del canal interoceánico, un proyecto estimado en 40.000 millones de dólares.

Los arquitectos de tan magna obra consideran que el canal duplicará el producto interior bruto per cápita al generar más de 40.000 nuevos puestos de trabajo en la tierra de Sandino. No obstante, el desarrollo de dicho proyecto tiene dificultades con su vecino país, Costa Rica quien alega que una de las rutas propuestas, para la referida obra de infraestructura pasa por el río San Juan, afectando su territorio. 

Como podemos notar, a pesar de que la gran nación norteamericana aún sigue siendo la potencia dominante en el marco de un mundo multipolar, el gigante asiático avanza con pasos indetenibles, siendo una nación compactada con un liderazgo histórico visionario basada en la doctrina maoísta que hizo ver al mundo el derecho de china a existir. 

El nuevo líder chino se ha enfocado en la materialización en forma exitosa de una nueva versión de la Ruta de las Sedas, contando al momento con la participación de más de sesenta países, donde se realizan extraordinarias inversiones para el desarrollo de infraestructuras productivas de gran impacto en el comercio global.

Acompañada del genio de Deng, el gran reformador que posibilitó la inserción exitosa de China en la comunidad internacional; y Jinping a quien le corresponde guiar a China por el camino de la reconquista del liderazgo que exhibió siglos atrás y erigirse como la mayor potencia mundial. 

Cabe destacar que en medio del presente proceso ha surgido la gran pandemia del siglo covid-19, cuyo origen se sitúa en la ciudad de Wuhan y que hasta ahora la OMS no ha podido establecer con claridad la fuente original de un “virus” que ahora entienden no es “virus”, y que ha puesto de rodilla a la humanidad, pero, aun así, la economía china sigue creciendo.  

Como pura coincidencia en el tiempo o vocación imperial, los Estados Unidos es abanderada de la doctrina Destino manifiesto que data de mediado del siglo XIX y que en su visión de dominio continental revela su misión predestinada, para extender las instituciones que promueven las ideas de “libertad y democracia”. De igual manera, el gran pensador chino Confucio sustentó y promovió la idea de que sus emperadores tenían el “mandato divino de gobernar todo bajo el cielo”. 

A un siglo de distancia la humanidad asiste a una posible confrontación entre dos naciones imperio que conforme a la tesis de la trampa de Tucídides es inevitable. No obstante, ante la naturaleza nuclear y el absoluto poder destructivo de las naciones hegemónicas, la guerra es evitable, salvo que prime la vocación autodestructiva; como declarase Robert Oppenheimer, al contemplar la primera explosión nuclear, “ahora me he convertido en la muerte destructora de mundos”.

El instinto de preservación humana nos convoca a generar un movimiento global que coadyuve a conciliar los intereses de ambos modelos, a fin de optimizar lo mejor de cada uno: libertad y tolerancia con alta productividad, sin que el consumismo desbordado se trague el planeta.

JPM

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
2 Comments
Nuevos
Viejos Mas votados
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios
Zumarraga
Zumarraga
2 Años hace

caballero, las palabras no hacen los hechos, lo contrario, los hechos son los formadores de las palabras que ud,, con su sensatez relata una realidad incontestable, por parte de aquellos obtusos que por su ceguera adulona, no reconocen esa innegable verdad. cuando se reconoce, es el inicio de lo que hay que aprender, para poder avanzar, y, desde ahi, entonces, se continua lo bien hecho y se desecha lo malo del pasado.cont.

Zumarraga
Zumarraga
Responder a  Zumarraga
2 Años hace

los imperios nunca han aprendido de la historia, con la cual se pueden evitar repetir errores del pasado. los chinos con su cultura milenaria han aprendido de la historia y por eso avanzan. a china no les interesa destruir a nadie, y, nenos a los usa, por lo que eso implicaria; pero usa siente que el avance de china es una amenaza a su poder egemonico de dominacion politica y economica mundial.al final, la paciencia de los chinos se impondra.