Diatriba callejera
El hombre serio no vale tres cheles, no paga peaje, el delincuente tiene senda libre, mecanismos con la autoridad, lo liberan en el acto, Atracamos a los turistas, le vendemos a sopreprecio, vivimos la vida del otro. ¿Y ese viejo con esa mujer? Viejo pero sabroso. Se cree que está vivo. Tu eres el que está vivo que vives con tu perra. Desviados sexuales por doquier, creen que todos se viran virándose ellos, tigres que son gatos sin uñas confinados. Arrojamos todo al piso, somos los precursores de los basureros. Quien viole la ingenuidad de la niñez ha cometido dos crímenes, el de la muerte psicológica y el del castigo físico que provoca el desmán. En la cárcel de Puerto Plata se escaparon diez reos, cortaron los barrotes a las 4 de la madrugada, dónde estaba la seguridad, dónde encontraron la herramienta para cercenarlos. Y los que se escaparon de la cárcel de Haití: criminales que quieren provocarle daño al país. Concedámosle a la monarquía dinástica de los Castro dos logros. No hay quien ultraje el derecho de un turista a disfrutar de su estadía y no existe un cubano que no le asista el derecho a la educación y salud gratuita. Ocurre que los pueblos colonizados por España padecen del síndrome del caudillo, del infantilismo político que no lo padece la península. El desempleo, la precaria economía española, le ha convertido en un hervidero de protestas. Hay españoles hasta en el caldo. Se van a probar suerte como en los tiempos del imperio. Mala pata. Escasean los indios y al oro le han secuestrado. Si se tratara de la soledad, que a veces resulta pasajera, otras cariñosa. Se trata del abismo infernal que se cierne sobre la especie, la barrida de la clase media convertida en pobre, de la conocida pobreza desaparecida del paisaje y de tal monstruo apocalíptico llamado globalización. Cobran miles de dólares por una conferencia donde la estupidez es el tema central, una elite a favor forma parte del auditorium y un número de esclavos clonados que aplauden sin saber lo que oyen, completan el plato a digerir. Verdaderos demonios con cuernos disfrazados bajo el atuendo de la intelectualidad. ¿Acaso más ? Son los responsables de la destrucción planetaria, del acoso a la naturaleza y de la muerte prematura de las especies. ¿Acaso más? No respetamos sino es mediante el fustigazo del látigo.