Desalojan Instituto Duartiano por falta pago

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NUEVA YORK.- El local que ocupaba hasta hace algunas semanas el Instituto Duartiano en Manhattan fue sorpresivamente cerrado y lanzados sus mobiliarios a las calles, supuestamente, por incumplimiento en el pago de la renta.

Se trata de un espacioso salón, ubicado en una segunda planta de un vetusto edificio, localizado en la calle 175 esquina Audubon, en Washington Heights, donde reside la mayoría de los dominicanos en el exterior.

Conforme a lo informado, el local había sido cedido a los directivos del Instituto Duartiano, encabezados por el comunicador César Romero, bajo la condición de que, «una vez transcurrido un año de ser ocupado, empezarían a pagar una cuota mensual ascendente a unos 1200 dólares».

No obstante, y a pesar de los esfuerzos realizados por la cúpula duartiana, sobretodo, rentando en ocasiones el salón para la realización de actividades privadas, el compromiso no pudo ser honrado.

«La verdad que resultó muy penoso y vergonzoso para nosotros los dominicanos ver cómo desalojaban el Instituto responsable de divulgar y mantener vivo el pensamiento y el accionar del padre de nuestra nacionalidad. No hay manera de justiciar el poco respaldo que aparentemente recibe esa institución del Estado dominicano cuando acá, en Nueva York, hay un conjunto de vagos en el Consulado, recibiendo mensualmente una cantidad de dólares sin aportar nada al desarrollo de nuestro país», manifestó Juan García, quien reside en la Gran Manzana desde hace 15 años.

Aunque se trató de contactar, vía telefónica, al locutor y productor de televisión, César Romero, presidente del Instituto Duartiano, para conocer su reacción, lo que no fue posible.

En cambio, Antonio Mercedes Pérez, quien circulaba por la zona donde funcionaba la referida institución, al ser cuestionado sobre la situación, no perdió tiempo en asegurar que «Duarte anda triste, solitario y cabizbajo por las calles de Manhattan, sin aparente consuelo».

Otro dominicano consultado, quien dijo ser oriundo de la provincia Espaillat y responder al nombre de Luis Guzmán, un tanto apenado y con una expresividad admirable, destacó que, a partir de lo ocurrido, «nuestro Padre de la Patria, cuentan, ha sido visto deambulando, una veces en un vagón de un sucio y ruidoso tren, sin saber dónde dormir, comer y escuchar a sus hermanos dominicanos, quienes se han mostrado ingratos frente a su entrega y sacrificio».

Finalmente, una dinámica dominicana, al enterarse del cierre del local, dijo no perder las esperanzas de que, tan pronto esta lastimosa situación llegue al oído del presidente Danilo Medina, «no tardará mucho tiempo en que se ejecute una alternativa de solución, tal como es el deseo de los buenos miembros de la diáspora dominicana en esta urbe, quienes estamos comprometidos con Duarte y su obra».

jt/am


 

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