Defender la institucionalidad

 El Mayor Gral. Eduardo Then  con sus sinceras declaraciones ha sido capaz de decir lo que nunca se había dicho. Su proceso lo han pasado muchos y por mala suerte  no han generado frutos. Todos aquellos que han pasado por arbitrariedades  y procesos judiciales saben lo que sufrió el actual jefe policial.
Muchas “cancelaciones” y “retiros” en tiempos pasados fueron  sin justificación legal alguna. Las instituciones son moralistas, sino dejarían de ser instituciones. Las leyes en la mayoría de los casos  protegen la carrera  y sus miembros. Siempre hay que defender la institucionalidad, pero no a los que han aplastado la institucionalidad.
Sacar un miembro según las leyes internas no es tarea fácil, pero eso muchas veces se deja de lado. No es tarea fácil porque somos doctrina norteamericana. Ya incluso,  muchas veces ni el Sr. Presidente  se entera cuando cancelan oficiales y es el presidente que tiene la última palabra o decisión en su destino.
El debido proceso que es un derecho obligatorio a todos, se ha empleado de manera selectiva. Fácilmente en el pasado ni le entregaban nada escrito y se negaban a darlo. Ni motivos ni un órgano responsable y  sin aviso de ningún tipo. Acciones  impensables por colegas oficiales de naciones hermanas.
Hoy en día deben existir   cantidades de reintegros e incorporaciones que han ordenado jueces  y capaz sean cientos los miembros en espera; pero otros miles, tal vez,  no tengan los recursos para pagar abogados y una justicia   que es larga y a la vez cara.
El problema está en las personas y  sus acciones deshonestas, injustas y amorales. Ninguna institución enseña a ser mal oficial o mal ciudadano, sino todo lo contrario. Cuando el actual comandante policial dice que tenía que evadir “como una culebra”, es cierto, ya que muchas veces el correcto es una amenaza donde reina la anarquía.
No se puede defender a los que se niegan a cumplir las leyes. No se puede defender a aquellos que maltratan y dan trato vil a oficiales y alistados por ser honestos y decentes.Solo los que han vivido  vicisitudes  conocen a profundidad  la realidad.
Hay que agradecer a Dios cuando ha permitido conocer en teoría y en práctica la realidad. Simplemente son procesos de aprendizaje con algún propósito oculto. Lo que no se puede perder el enfoque como hizo nuestro actual comandante policial. Hay que seguir adelante dando lo mejor de cada uno, ya que al final las instituciones armadas son una gran familia   donde nos conocemos todos.
 A lo largo del tiempo han existido arbitrariedades a personas valiosas y correctas, donde muchas veces lo mejor se encuentra afuera y merece ser conocido tanto en la  Policía Nacional, como en nuestras gloriosas Fuerzas Armadas.
Concluiré con una frase de Cicerón sobre la justicia: «Que las armas cedan a la toga».
JPM-am
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