Crítica a la oposición
Por: HECTOR SILVESTRE
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), aparentemente, ha puesto fin a su crisis interna, a raíz del anuncio de un acuerdo firmado entre el Presidente de la República, Danilo Medina, y el Presidente de ese partido, Leonel Fernández.
Un pacto que, entre otras cosas, se fundamenta, no en reformas institucionales que impacten el desarrollo y la modernización del Estado, sino que se concentra, única y exclusivamente, en la repartición del poder entre los compañeros, y que, no menos importante, da garantías de impunidad ante los casos de corrupción que ya todos conocemos.
El PLD, y en eso estamos claros la mayoría de los dominicanos y dominicanas, no es la organización que representa los anhelos de transformaciones que demanda la sociedad dominicana, todo lo contrario. Asegura elevada pobreza, corrupción y atraso institucional.
Sin embargo el PLD se ha convertido en una locomotora de ganar elecciones, y para lograrlo quebranta todas las normas morales e institucionales habidas y por haber.
Los peledeístas saben ponerse de acuerdo a la hora de retener el poder y en eso superan a sus contrarios. En el PLD las posturas inflexibles son escasas a la hora de repartir el bizcocho gubernamental. A cada quien le toca su pedazo, incluyendo a partidos satélites, que, aunque no les toque una porción considerable, les dan aunque sea del suspiro.
Por su parte, y a pesar de algunos avances, la oposición no exhibe, aún, el rótulo de la tan anhelada unidad. El triunfo de Luis Abinader logró concitar la atención y estimular a sectores que se encontraban desanimados, pero de repente fue relegado a un segundo plano cuando la disputa entre danilistas y leonelistas se intensificó.
Los perremeistas mostraron una actitud de confianza y bajaron la agresividad que mostraron en sus primeras dos semanas después del triunfo de Luis a finales del mes de abril.
El pueblo observa. Si la oposición no es capaz de armar un gran Bloque de Partidos, y cito al Presidente del PRSD, Hatuey De Camps Jiménez, “un Gran Frente de Masas, sin exclusiones”, y los celos y el odio continúan formando parte de las discusiones de algunos dirigentes, que se empeñan en hablar de cosas del pasado, entonces no habrá mucho que buscar en las próximas elecciones y el país continuará en manos de la corrupción, de la inequidad y del desorden.