Cohesión social para medrar
De qué nos sirve pertenecer a una sociedad, a una comunidad, a una familia o a un equipo si no nos sentimos vinculados a ellos, ni tenemos el más mínimo grado de pertenencia al grupo, sea cual sea el caso. Urge la cohesión social para medrar y la vinculación con realidad social.
En la República Dominicana, la situación es alarmante en relación con los riesgos y amenazas fruto de la corrupción e irresponsabilidad de las autoridades para garantizar la justicia social, la seguridad y promover el desarrollo humano integrar y sostenible de todos.
En situaciones extremas, como vive el pueblo, las decisiones en busca de soluciones deben ser extremas. Pues, ya no hay vacuna que funcione, solo resta operar, extirpar lo dañado de raíz, sin contemplación, sin diplomacia, sin sutileza, sin protocolo. Cuando un paciente esta rebelde por una crisis mental, no se le puede preguntar si quiere un medicamento o que lo curen, hay que curarlo a como de lugar. Por simple lógica de juicio común percibo sociopatía aguada en la mayoría de nuestros funcionarios y líderes de los poderes fácticos, (Religiosos, intelectuales, comunicadores y empresarios).
La sociopatía, “es conocida como trastorno de personalidad antisocial, es una patología de índole psíquico que deriva en que las personas que la padecen pierden la noción de la importancia de las normas sociales, como son las leyes y los derechos individuales.” Theodore Millon
Cuando una persona común o un ciudadano de a pie viola una norma en la mayoría de las veces no afecta a otros o a muy pocos. Pero, cuando un funcionario o un dirigente de poder de cualquier organización social lo hace, nos afecta a todos; y el daño es cada vez mayor, cuanto más poder tiene.
En República Dominicana violar la ley sin consecuencias es un símbolo de poder, esa es la principal causal de la impunidad, misma que a su vez, es el mayor catalizador del desorden institucional.
Estoy consciente de que soy una persona intensa y firme al plantear mis ideas, pero, coherente, constante, auténtico y transparente en mi conducta. Y quiero servir de ejemplo para destacar lo imperioso de concentrarnos en el fondo de nuestros problemas, aprovechando las buenas propuestas y posibles soluciones, no importando la manera y el estilo de como se plantean iniciativas reivindicativas para la vida social en armonía, organizada y civilizada en democracia social de derechos.
He comprendido que el grado de intensidad y firmeza en el planteamiento de las ideas de cada quien, no es relevante, lo importante es el fin, la buena voluntad de quienes los plantean, dejando de lado que sean ricos, pobres, feos, bien parecidos, negros, mulatos o blancos; diplomáticos, intensos, agresivos, sutiles, conservadores, liberales, revolucionarios, extremistas, anarquistas, de derecha, de izquierda, centro de derecha, centro izquierda, marxista, comunistas, chavistas, de que color de partido, el punto es que la discriminación debe hacerse en cuanto al fondo a favor de la cohesión social, entendiendo como norte, la justicia social y el bien común.
Cuando nos detenemos a discriminar características, educativos, físicas, clases sociales, niveles y modos de lenguaje, nos diluirnos en discusiones retóricas, dejando de lado lo importante, que es ponernos todos de acuerdo para rescatar el país, ya que está agonizando y la sociedad se está destruyendo.
Cuando somos propositivos vemos el lado positivo, el punto beneficioso para hacer viable la solución del problema, el país necesita cohesionarse para medrar.
No tenemos la capacidad de tolerar una simple intensidad de voz, sin embargo, toleramos que los políticos despilfarren todo el presupuesto nacional y se burlen del pueblo.
No importa de qué manera trabajemos, accionamos por un mundo mejor, quien hace eso, esta del lado correcto. No es comprensible ni está claro como es posible cuestionar, estancarse, obviar la realidad por uno que otro estilo o forma de proceder, cuando lo que debe primar es la cohesión social a favor de los intereses colectivos.
Toleramos que nos abusen, que nos roben, que nos engañen, que nos mientan, que nos insulten, que nos maten y todo tipo de violación. Si lo hacen como es de costumbre; sutil, diplomática y educadamente es aceptado; lo aprobamos y hasta lo defendemos. No hay manera más injusta, cobarde, irresponsable, estúpida, servil de ser esclavos y masoquistas. Nos aplica lo que expresa nuestro himno: “Ningún pueblo ser libre merece, si es esclavo indolente y servil”.
Hace falta un régimen de consecuencias para todo aquel que violente las leyes, especialmente a los corruptos y ladrones de cuello blanco así como todos los demás colores de cuello, para que sean juzgados y condenados sin contemplaciones.
No permitamos que siga reinando la corrupción y sus protagonistas. No importaría quien nos gobierne si los ciudadanos están conscientes de sus derechos y se empoderan para exigir y reclamar la soberanía del pueblo y que se imponga la ley.
Repensemos a Juan Pablo Duarte: “Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones.” Otra cita del patricio y es en la cual a todos ustedes les toca jugar un papel importante: “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la patria.”
Dios les bendiga siempre Pueblo Dominicano.
jpm
muy buen arti****, como todo lo que escribe., preciso, conciso y con mucha conciencia social., ojala los dominicanos despertemos de esta pesadilla que vivimos….