Cierre de frontera pone en duda comercio legítimo

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EL AUTOR es Master en Gestión y Políticas Públicas. Reside en Santo Domingo

El cierre por 15 días de la frontera dominico-haitiana (por la construcción sin consulta previa por parte de Haití de un canal derivado del rio masacre en Dajabón), luego la reapertura de los mercados fronterizos y la negativa de los haitianos a reanudar las actividades en los mercados pone en duda que los mercados sirven para el intercambio de productos de primera necesidad y por el contrario se vislumbra el uso irregular para el tráfico ilegal de personas, armas, drogas y contrabandos.

Desde octubre del año 1991, a raíz del golpe militar contra Jean B. Aristide, liderado por el entonces comandante de las Fuerzas Armadas, general Raúl Cedras, los haitianos comenzaron a sentir la severidad de un embargo impuesto por las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA). Sin comida ni combustible, Haití se encontraba entre la espada y la pared, bloqueado por tierra, mar y aire.

En esa situación de precariedad de Haití, Joaquín Balaguer un gobernante de postura bien definida frente a Haití, del que siempre desconfió, se convirtió, paradójicamente, en un brazo salvador poniéndose de espalda al bloqueo y permitiendo el comercio de productos desde República Dominicana hacia la bloqueada Haití. Mercancías y alimentos de toda variedad eran movilizados por carreteras y escabrosos caminos rumbo al comercio haitiano.

Con la anuencia de Balaguer, esos hechos hicieron que se abrieran los mercados de intercambio de productos por cuatro puntos fronterizos bajo un control estricto y vigilancia, donde no incluyera tráfico ilegal de personas, ni armas ni contrabando. Hoy, con la reapertura de la frontera no se observa el interés de los haitianos en adquirir productos alimenticios ni de manufactura dominicana, parece que el comercio fronterizo ha cambiado su uso. Ellos están apostando a que se abra el mercado de manera desordenada para seguir con el caos y en ese gancho no deben caer las autoridades dominicanas.

República Dominicana ha dado cátedra de convivencia con las relaciones dominico-haitianas, pues cuando el terremoto de 7,3 grados del 12 de enero del 2010 devastó a Haití, las carreteras se nublaron de camiones en el gobierno de Leonel Fernández, llevándoles ayudas y socorro. En los últimos 3 años, el gobierno de Luis Abinader se ha dado más muestras de solidaridad en los distintos foros internacionales, llamando a los organismos como la ONU y OEA, así como a las grandes potencias, que vayan en auxilio de Haití. También como en el gobierno de Danilo Medina con el plan de regularización de los haitianos que vivían de manera irregular (2013).

Las autoridades dominicanas debieran mantener la frontera cerrada hasta tanto se pueda lograr hacer un listado de los productos que están demandando los haitianos, autorizar la comercialización, identificar los suplidores y establecer aranceles a las exportaciones de manera formal y acorde con los estándares de las aduanas, como base de registro y control de los productos y de las personas que entran y salen de y hacia la República Dominicana.

La entrada de personas debe estar regulada y controlada a través del otorgamiento de visas y permisos de entrada al país y establecer una cuota para visas de trabajo, visas de Turistas, visas para estudiantes y visa para comerciantes.  Fuera del sistema de visado establecido en el país no deben permitir la entrada de ningún extranjero y es un derecho constitucional que las autoridades deben proteger.

La adopción de esta y otras medidas puede evitar el contrabando de productos ilegales, de trata de personas y evasión de impuestos.

Haití siempre ha tenido gran escocés de productos y siempre ha acudido a las fronteras dominicanas para su importación, no veo las razones que lo motivan para no acudir a la reapertura de los mercados, siendo una necesidad inminente el abastecimiento a su población de los productos como la carne de pollo, huevos, azúcar, frutas, víveres y combustibles. Dentro de esa máscara se esconde el interés de Haití de invadir pacíficamente a los dominicanos, el tráfico de ilegales, incluyendo las mujeres parturientas, trabajadores agrícolas y de la construcción. Hay que abrir los mercados con nuevas reglas.

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Eugenio Polanco
Eugenio Polanco
6 meses hace

república dominicana no se da a respetar, haití hace lo que le place con nosotros y con las medidas tomadas y las reacciones a las mismas de nuestro lado, evidencian que nosotros necesitamos a los haitianos y ellos a nosotros no. al parecer el cierre de la frontera, afecta más a dominicana que a haití. esto dice que somos incapaces. los políticos y empresarios que han sacado provecho del caos y las irregularidades fronterizas son los culpables.

Antonio
Antonio
Responder a  Eugenio Polanco
6 meses hace

ellos nos compraban huevos, platanos, habichuelas, varilla y cemento y mandaban a cambio parturientas, enfermos, estudiantes, chiriperos, ect. entonces, dime, tu crees que era justo el trueque?