BC defiende modelo económico de la R. Dominicana y niega necesidad cambiarlo
SANTO DOMINGO.- El Banco Central (BC) defendió el modelo económico de la República Dominicana y negó que sea necesario cambiarlo, como han sugerido últimamente economistas y políticos.
Aclaró, sin embargo, que «donde se necesitan cambios es en la estrategia de políticas de desarrollo del país».
En un análisis titulado “Modelo Económico Dominicano: ¿Cambio o Ajustes?”, el órgano rector de la política monetaria y cambiaria, indica que “un punto común en las opiniones de esos economistas es que existe un convencimiento generalizado de que el cambio propuesto sería la ‘panacea’ que permitiría resolver los grandes retos para lograr un crecimiento inclusivo de nuestra economía y alcanzar estados más altos de desarrollo”.
“Una simple lectura de las declaraciones de esos economistas reseñadas en la prensa deja en el lector la impresión de que no se tiene del todo claro en qué consiste un modelo económico. Por tanto, pensamos que un primer paso sería conceptualizar el término modelo e interpretarlo, tanto desde una perspectiva teórica como desde un punto de vista práctico, para luego poder emitir juicios con algún tipo de sustentación sobre la posibilidad de cambiarlo o no”, sostiene el análisis del BC colgado en su página web.
Agrega que «con el objetivo de presentar a la opinión pública una visión técnica sobre los planteamientos mencionados, desde el Banco Central desarrollamos un análisis que explica nuestra interpretación del término modelo, su aplicación al caso dominicano y la conveniencia o no de modificarlo».
«Para completar este proceso y poder emitir una opinión sustentada sobre la propuesta de cambiar o no el modelo, se evalúa el impacto de la aplicación de ese modelo en distintos indicadores económicos y sociales a nivel nacional», subraya.
Explica que, según la teoría económica moderna, el término “modelo” se refiere a una descripción simplificada de la realidad, generalmente basada en expresiones matemáticas que suelen ser comprobables empíricamente.
«No obstante, en línea con la economía política tradicional, el término ‘modelo’ describe la forma como se organiza el sistema económico según el grado de participación del Estado. En ese sentido, el ‘modelo’ podría ser socialista o centralmente planificado, en cuyo caso el proceso productivo en todas sus etapas estaría a cargo del Estado, o capitalista (economía de mercado), donde la actividad productiva dependería en su mayor parte de la iniciativa privada», indica.
«Cabe destacar que en la discusión pública frecuentemente se le llama neoliberalismo al capitalismo clásico donde la participación del Estado en la economía es mínima», manifiesta.
Explica que «desde un punto de vista más teórico, el capitalismo extremo donde el rol del Estado se limita a prevenir cualquier intento de coartar el mercado se asocia a la Escuela Austríaca, mientras el socialismo o la economía centralmente planificada se vincula al pensamiento marxista».
El análisis del Banco Central dedica una mención especial a la “Estrategia de Desarrollo Dominicana: De la sustitución de importaciones a las políticas de mercado y apertura económica
Recuerda que «desde la década del cincuenta, el conjunto de políticas públicas tenía por objetivo fomentar la industrialización y alcanzar el desarrollo».
«Esa estrategia, aplicada en casi todos los países de América Latina durante esos años, fue conocida como la Industrialización por Sustitución de Importaciones. La idea de que la industrialización debería ser el principal motor del crecimiento económico fue promovida por Kaldor (1961). En América Latina, el principal soporte teórico para la Industrialización por Sustitución de Importaciones provino de los planteamientos estructuralistas de Raúl Prebisch y los economistas de la CEPAL», indica.
Explica que «como resultado de la aplicación de este conjunto de políticas, particularmente a partir de la aprobación de la Ley 299 de Protección Industrial en el año 1968, el sector industrial pasó a formar una cuarta parte de la economía dominicana, mientras que las exportaciones se concentraron en cuatro grandes rubros: azúcar, café, cacao y tabaco. La Estrategia de Sustitución de Importaciones comenzó a mostrar señales de agotamiento a finales de la década de los ochenta, lo que da cabida a una discusión sobre un cambio de rumbo».
Expone que “posteriormente, una combinación de choques interno y externo que no pudieron ser acomodados bajo el esquema de sustitución de importaciones llevó a la economía dominicana a una recesión en 1990, a la vez que la inflación alcanzó niveles históricos. El choque doméstico provino de una política fiscal altamente deficitaria financiada con emisión monetaria lo que provocó una espiral inflacionaria. A nivel externo, la economía fue afectada por el impacto que tuvo el conflicto bélico en el Golfo Pérsico sobre los precios del petróleo».
«En medio de esta situación económica difícil, República Dominicana decidió adoptar una estrategia de desarrollo que prioriza el mercado y la apertura comercial. Esta estrategia incluyó la liberalización de varios mercados cuyos precios estaban regulados, como el mercado cambiario y el mercado financiero», afirma.
Sostiene que “es precisamente este conjunto de políticas que, en el uso cotidiano se le conoce por “modelo económico dominicano”, el que algunos sectores económicos y políticos han pretendido cambiar sin ofrecer una sustentación que justifique esta modificación y sin proponer alternativas viables. Agrega que el conjunto de políticas implementadas a partir de la década del noventa se fundamentó en tres pilares, en el primero de los cuales, se logró una diversificación económica particularmente en el sector servicios que creó las condiciones para que RD pudiera adaptarse rápidamente a los choques internacionales. “El turismo se convirtió en el principal generador de divisas del país y se posicionó entre los primeros cuatro países de América Latina con mayores ingresos en el sector”.