BARAHONA: guerra de Troya por la glorieta
BARAHONA.- Cual si fuera la diosa griega Eris, un ser invisible y malicioso ha provocado que los barahoneros veamos la enigmática y desdeñada glorieta del parque central del municipio, cabecera de la provincia más importante de la Región Enriquillo, como la manzana aquella que llevó Eris a la boda de Peleo y Tetis: la Manzana de la Discordia. A dicha boda se apareció la diabólica diosa con una manzana dorada, indicando que era un regalo para la más hermosa de las diosas, provocando una trifulca que terminó con el inicio de la legendaria Guerra de Troya. He pretendido ser más observador que participante activo en el alud de opiniones que se han venido vertiendo hace varias semanas, en torno a la demolición o no de ese sentimental símbolo municipal. Reitero lo de sentimental, porque no habido comisión ni munícipe alguno que haya presentado propuesta una formal para que ese monumento sea declarado monumento histórico y/o cultural, al menos no la conozco. Claro, este juicio personal no le quita el valor cultural que la misma tiene. Me sorprende que hayamos permitido la demolición y construcción de un nuevo parque central y nos opongamos rabiosamente a la construcción de una réplica de nuestra glorieta. ¿Acaso no es el Parque Central Luis E. Delmonte, el más emblemático espacio de nuestras andanzas juveniles? Me sorprende que observemos impávidos un montesito que hoy ocupa la que fuera la Casa Curial, donde vivió uno de los primeros sacerdotes de esta zona y apasionado investigador de la naturaleza viva de la región, llegando a descubrir y dar a conocer más de 30 plantas nativas de aquí?. Me refiero al Padre Miguel Fuertes. Así observamos cómo se destruyen casas que guardan hermosas historias de nuestra solidaridad internacional, nuestras luchas, nuestros héroes y mártires, y nuestra libertad: Casa de los Siete Candados, la Casona de la Nuestra Señora del Rosario, y otras. Sólo recordar que en la primera pernoctó Rómulo Betancurt y en la segunda vivió Candelario de la Rosa. Ah! Pero hay un parqueo en el solar en que estaba la casa que sirvió de albergue al libertado cubano José Martí. Da pena que las energías que usamos y gastamos en pelearnos por la glorieta, no las empleemos en rescatar el Río Birán, no sólo histórico, sino símbolo otrora incólume (hoy afligido), de nuestro origen y crecimiento como “ciudad”. ¿Por qué no nos organizamos con el mismo fervor que nos indignamos hasta rabiar, para lograr que Barahona tenga un nuevo y moderno mercado público? ¿Por qué no nos organizamos para demandar y conquistar el nuevo sistema sanitario y la puesta en funcionamiento de la planta de tratamiento de las aguas residuales?. Igual que la mayoría de los opinantes, no soy técnico en asuntos de estructuras físicas ni arquitectónicas, soy un ciudadano de la común que quiere lo mejor para su pueblo (por lo que he luchado desde mi primera juventud). Por eso creo que lo mejor es unir fuerzas y esfuerzos por construir espacios de coordinación para beneficio de Barahona, no coordinar fuerzas y esfuerzos para enfrentarnos en una lucha de morder bigotes sin importar las consecuencias sociales. Hay quienes quieren imponer su sin razón sólo por acopiar simpatías inorgánicas. Hay quienes, incluso, se han atrevido a convertir la glorieta en una militante política partidaria, porque acusan a un partido equis de estar detrás de la demolición de la misma, mostrando con ello su incapacidad de ver más allá de sus propias narices (intelectualoides al fin). Mi esperanza es que todo se haga, finalmente, por el bienestar de Barahona y la unidad armoniosa y poderosa, de todos los sectores que gravitamos en esta sempiterna Perla del Sur. Y que erradiquemos de nuestro entorno, ese invisible ser que portándose como Eris, nos quiere llevar al inicio de una guerrita como la legendaria Guerra de Troya.