Baní en los años 50: los padres Scarboro

El banilejo, siguiendo la tradición de sus ancestros canarios, era y es de una dura cerviz para aceptar la religión. En la década de 1940 y anteriores, la práctica religiosa estaba limitada a la presencia de las damas que con su devoción le daban vida a la parroquia. Esta contaba con la presencia de un anciano sacerdote español.

La parroquia dirigida por los sacerdotes españoles entregó en 1945 sus obligaciones a los padres de Scarboro. Esta era una orden canadiense de sacerdotes misioneros que llegó al país para ese año. Fueron asignados a diversas parroquias en la banda sur de la Cordillera Central: Azua, San José de Ocoa, Baní, Yamasá, Monte Plata, Ingenio Consuelo y Padre Las Casas .

Los padres Scarboro en Baní fueron de una influencia decisiva para moldear la conducta de la juventud. Pese a las dificultades de entendimiento por la barrera del idioma inglés de los sacerdotes, en poco tiempo se había establecido un canal de comunicación notándose cómo iban mejorando en el curso de las homilías. Ellos las escribían previamente en español e iban leyéndolas lentamente.

La asistencia al templo fue cambiando de concurrencia. A las mujeres, que tradicionalmente asistían a los cultos, se les iba añadiendo la juventud motivada por la novedad de los sacerdotes modernos que gustaban ir a la playa de Los Almendros a bañarse o jugar beisbol. Algunos de los sacerdotes jóvenes habían sido prospectos aceptables en su país.

El primer padre Scarboro que llegó a Bani en 1945 fue el padre Juan Fullerton, de grata recordación. De inmediato inició una labor de pastoreo que en poco tiempo fue incorporando nuevos feligreses al ya tradicional grupo de damas. Tan pronto llegó el padre Lorenzo Hart como párroco en 1952 se hizo sentir en las actividades de la juventud. Antes del padre Lorenzo como párroco fue el padre Guillermo Matte quien había reemplazado al padre Juan.

Nuevas organizaciones se iban integrando a las actividades religiosas, la pastoral carcelaria y de los enfermos. La Legión de María fue de gran impacto entre la juventud. Los jóvenes desarrollaban sus actividades que atraían a sus compañeros a participar con entusiasmo en las actividades religiosas.

Los padres Scarboro seguían llegando a Bani para aclimatarse. Para la década de 1950 habían fundado su casa matriz en la orilla oriental del rio Haina. A Baní llegaron jóvenes sacerdotes canadienses, que recién ordenados, iban a ejercer su ministerio en un país pobre. Entre esos sacerdotes jóvenes se destacaban el padre Luis Quinn, Juan Jorge, Juan Roberto Smith, Arturo MacKinnon quien fuera asesinado en 1965 en Yamasá, Dionisio Oulette y Juan Mateo.

También había otros sacerdotes Scarboro que eran el padre Santiago Walsh, Roberto Heymus, Eduardo MacCarthy y Víctor Vachon, que fueron a trabajar a otras comunidades del Sur y del Este del país.

Tanto el padre Juan Jorge primero y como luego el padre Luis Quinn, se hicieron cargo para formar un coro masculino, en que sus esfuerzos fueron compensados por el entusiasmo que todos pusimos para hacer quedar bien a nuestros mentores. Nuestro bautismo de fuego como coro fue en Azua cuando fuimos a cantar la misa solemne con motivo de sus fiestas patronales. Al regreso de ese viaje sufrimos un aparatoso accidente en la carretera Azua-Bani. Afortunadamente ninguno de los ocupantes del autobús sufrimos ningún rasguño. El accidente ocurrió a unos 15 kilómetros de Bani y recibimos una rápida respuesta del personal médico del hospital banilejo encabezado por su director de entonces, Viriato Alberti. Su hijo fue uno de los accidentados sin daños físicos.

Nuestro coro dirigido, por el padre Luis Quinn junto con el coro femenino del colegio de Nuestra Señora de Fátima, era el encargado de aportar las voces para las actividades solemnes en la Iglesia. En 1956 concluí mi participación en el coro ya que en ese año ingresé a la universidad para iniciar los estudios de ingeniería civil. Nuestro coro estuvo muy activo gracias a los esfuerzos y paciencia del padre Juan Jorge y del padre Luis Quinn. Ellos supieron aprovechar el entusiasmo para ofrecer nuestra voces a la feligresía de Bani.

La labor de la misión de los Scarboro en Baní fue para dejar una simiente para toda la vida, no solo en esa comunidad sino en otros lugares como San José de Ocoa. Ahí el padre Luis Quinn se convirtió en el motor y el alma del desarrollo y progreso de la región de altas montañas de difícil acceso.

Hoy se le recuerda desde que en 1957 llegó como párroco a su segunda ciudad natal. Vivió en una humilde casa de madera detrás de la iglesia, allí estuvo hasta que murió en el 2007. Su labor de pastoreo fue muy amplia, no solo era atender las necesidades espirituales de los fieles sino que se sumergió de lleno en patrocinar el mejoramiento comunitario. La construcción de carreteras, canales, escuelas, clínicas, sistemas sanitarios, suministro de energía eléctrica y otros eran las prioridades del padre Luis. Supo sembrar como le correspondía a un hijo de Dios.

Catedral de Baní
Catedral de Baní

En Bani, con el padre Lorenzo y el padre Santiago, establecimos una relación muy estrecha. El grupo de jóvenes, cada tarde de la semana durante el verano tenía un viaje seguro a la playa de Los Almendros, localizada a seis kilómetros de Baní, para disfrutar de las olas y la brisa que se recibía desde el mar. Les hacíamos compañía a los sacerdotes que, lejos de sus familias sufrían la nostalgia de la distancia. Los curas iban rotando a los jóvenes de manera que cupiéramos en el carro o en el jeep de uno de ellos. De esa manera todos sentíamos que éramos tomados en cuenta.

En 1959, el padre Lorenzo logró que Trujillo ordenara la construcción del centro parroquial y casa curial en un solar al lado de la iglesia. En ese solar por muchos años la población banileja disfrutaba con frecuencia de la proyección de películas que una casa distribuidora de calmantes le ofrecía gratuitamente a la población.

En 1975 concluyó la presencia de los padres Scarboro en Bani y fueron reemplazados por los sacerdotes diocesanos destacándose el padre Antonio Camilo, Lorenzo Vargas y Juan Severino.

N de R:

«De 1945 a 1977 asumieron la labor pastoral de la parroquia los Padres de Scarboro —instituto misionero canadiense— que durante años misionaron múltiples parroquias del Este y del Sur del país. Fueron párrocos los Padres Juan Fullerton, Guillermo Matte, Lorenzo Hart, Juan Mateo Gault, Víctor Vachon, Eduardo McCarthy, Santiago Walsh y Dionisio Ouelette. Los padres canadienses fomentaron la devoción a la Virgen y las obras sociales: Legión de María, pastoral hospitalaria y carcelaria, cooperativas. Una de sus principales preocupaciones fue velar por el templo. En 1959, el presidente Rafael Trujillo construyó una nueva casa curial e hizo reformas a la iglesia que inauguró el l de julio. Y cuando el 7 enero 1962 un temblor afectó el templo, y se pensó demolerlo, la tenaz oposición del P. Lorenzo Hart junto a un grupo de laicos movidos por don César González Celado, lo salvó y logró que el gobierno lo reconstruyera y entregara el 3 de febrero de 1964. Fomentaron también la parroquia de la Santa Cruz, construida por el ayuntamiento y erigida canónicamente por Monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito el 2 de julio de 1967. También promovieron la construcción de capillas rurales.

«En 1977, a la salida de éstos, asumió la parroquia el Rev. Padre Antonio Camilo González, sacerdote diocesano, oriundo de Salcedo, dotado para la dirección espiritual y para la pastoral e investigador de la historia del pueblo, de sus sacerdotes y de la Virgen. En 1978 se fundó el hogar de ancianos «Inspiración Divina», por iniciativa de devotos de la Virgen residentes en Baní y en New York. En 1981, bajo la dirección del P. Camilo, se unificaron los esfuerzos del gobierno del presidente Antonio Guzmán, del ayuntamiento municipal y de la feligresía banileja para remodelar el templo. Monseñor Camilo es actualmente obispo de La Vega. Le sucedió en la parroquia, de 1982 a 1985, el Rev. P. Lorenzo Vargas, sacerdote diocesano dominicano, entusiasta y pastoral, quien organizó las celebraciones del tercer centenario de la parroquia. Monseñor Juan Severino, paciente, devoto, servicial, querido por todos, fue párroco por un largo período, desde el 16 de noviembre de 1985 hasta su sustitución por el Rev. P. Samuel Casilla Benzant el 26 de febrero de 2006. El domingo 21 de febrero del 2010 fue puesto en posesión de la Parroquia Catedral el Rev. Padre José Alfredo Rodríguez Uzeta. Tanto éste como el P. Samuel son nativos del territorio de la Diócesis». (Escrito del sacerdote Antonio Lluberes).

jpm

 

       

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Berena101@hotmail.com
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3 meses hace

El padre Hart murio