Ausencia de institucionalidad
Por ALEJANDRO ALMANZAR
Igual que la frontera es penetrada por traficantes, las instituciones que conforman el Estado dominicano muestran debilidades, donde las normativas brillan por su ausencia, por eso sectores extranjeros intentan robarnos la nacionalidad.
Creíamos, que para adquirir un pasaporte existían requisitos que todos debíamos cumplir. Que se procuraba lo conductual del posible portador, para quien la Cancillería ruega a países amigos ofrecerles protección.
Pero luego que el confeso y condenado por narcotráfico, Quirino Ernesto Paulino Castillo acudiera al Consulado dominicano de New York y obtuviera sin inconvenientes el suyo, ya sabemos que institucionalmente estamos mal parados.
Estimamos que a ese ciudadano debió entregársele una Carta de Ruta para viajar, pero nuestras autoridades decidieron premiarlo con la obtención de su pasaporte, y hasta cuentan que fue recibido y tratado como figura de primer orden.
Dicen las malas lenguas, que funcionarios y empleados allí salieron a recibirlo como a un héroe, donde poco faltó le pidieran autógrafo, que hasta fotos se tomaron algunos con él, reverenciando esa emblemática figura del narcotráfico.
Esto demuestra, que el Estado no está en las mejores manos, pues si los funcionarios del servicio diplomático no tienen ni siquiera el más mínimo concepto del pudor y la decencia, deja claro de que la tierra de Duarte no está bien representada.
Todo ser humano tiene derecho a reivindicarse, y Quirino tal vez no sea la excepción, pero es sumamente cuestionable que gente al servicio del país en el extranjero den tan deprimente espectáculo frente a sujetos del bajo mundo de las drogas.
En caso que Quirino hubiese obtenido pasaporte antes de ser extraditado, la Cancillería debió suspenderlo hasta que existiera una condena definitoria para su futura cancelación, pero así como se movió libremente en su negocio de drogas, igual entró al país de incógnita, y pronto volverá a sus operaciones mafiosas.
Escuchando las explicaciones de la directora de Pasaportes, podemos deducir, que en las instituciones no existen reglas claras para obtener documentos oficiales, y que los delincuentes tienen el privilegio que las personas de bien no poseen.
El trato dado al ex convicto, tanto en el Consulado, como el recibimiento en el AILA por oficiales, envía un claro mensaje a jóvenes para que se metan a delincuentes, porque así serán respetados, temidos y tratados con distinción.
En Los Estados Unidos, cuando una persona ofende a la sociedad, se le limita hasta los pasos que puede mudar en su entorno. Impedido de visitar lugares de diversión, de obtener licencia para conducir o portar armas de fuego.
Incluso, les prohíben tener animales que puedan ser utilizados para atacar a la autoridad, como perros y otros. Con eso les dicen, que un delincuente no puede disfrutar de privilegios reservados para el ciudadano honorable.
La complacencia de autoridades consulares en New York con el narcotraficante Quirino, y el otorgamiento de su pasaporte, evidencia una gran ausencia de lo institucional, quizás como premio a su osadía de exportar toneladas de cocaína.