Antes del día después

El liderazgo del PLD esta compelido a recobrar lo ante posible racionalidad, sentido común, sensatez o admitir que ha convocado a ese partido a realizar un harakiri político para impedir o evitar cualquier fórmula de avenencia que conjure un conflicto interno carente de consistencia ideológica que lo defina como  irresoluto.

Ese partido se convertirá en la primera y única institución que acude a unas primarias  abiertas para escoger  sus candidatos a puestos de elección popular, lo que lo sitúa como la organización más democrática del sistema partidario nacional.

Los demás partidos han optado por primarias cerradas o por  eufemismos jurídicos para garantizar que individualidades o grupos hegemónicos seleccionen sus candidatos a mejor modo o conveniencia, lo mismo que las alianzas o adhesiones electorales.

En justicia y buen derecho, el PLD, con sus errores y virtudes  se erige en un  partido de la gente, al entregarle a los ciudadanos  la calidad jurídica y política para escoger o seleccionar a los integrantes de su boleta electoral, en primarias abiertas arbitradas por la Junta Central Electoral.

Ningún otro partido ha  colocado su destino de manera absoluta en manos de la población, que será la que decidirá quién será su candidato presidencial,  así como los postulantes a senadores, diputados, alcaldes y regidores.

Por esa histórica y trascendente razón, el liderazgo peledeista está obligado a zambullirse en rio helado y retornar a la compostura o  al razonamiento lógico, toda vez que, haga lo que haga, no  podrá impedir que el pueblo elija a su candidato o candidata presidencial.

Lo sensato y conveniente sería que  el presidente de la República y el presidente del Partido promuevan  de inmediato un ejercicio dialogante tan amplio y profundo como sea posible, cobijados ambos en su notable historial de servicio a la nación, para  que  a las Primarias Abiertas  acuda un partido con su Gobierno y un Gobierno con su partido.

Es claro que cualquier  fórmula de resolución de la crisis en el PLD debe incluir la habilitación jurídica y política del presidente Danilo Medina y la celebración de unas primarias  absolutamente transparentes, libres y concurridas, en la promesa de que el veredicto será acogido con  humildad por todo el partido y el Gobierno.

He dicho y repito hoy  que Danilo Medina es un  activo de la nación, que el partido tiene que preservar y tenerlo disponible para cuando su pueblo lo requiera y las circunstancias lo permitan. Puede decirse que Danilo y Leonel son anverso y reverso de una misma moneda, que puso en circulación Juan Bosch.

Resulta imprescindible que antes de las Primarias Abiertas, el PLD se aboque a un dialogo político de profundos efectos o consecuencias, basado en la sensatez, buen juicio y sobre todo en el fortalecimiento de la democracia, gobernanza y de la economía, valores que el Gobierno y el Partido han ayudado a consolidar.

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