Ante la tumba de Carlos Marx

La pasada semana estuve en Londres y visité la tumba de Carlos Marx, uno de los más grandes pensadores de la historia de la humanidad. Marx, junto con Federico Engels, es el creador de la base teórica del socialismo y el comunismo como sistema social que de acuerdo su criterio deben ser los nuevos modos de producción de la humanidad que sustituyan el capitalismo.
Marx hizo grandes aportes a la teoría económica y poítica con obras que tuvieron un gran impacto e influencia mundial como son El Capital, Teorías de la Plusvalía, El Manifiesto Comunista, Manuscritos económicos y filosóficos, Feuerbach y el fin de la Filosofía Clásica Alemana y La Misería de la Filosofía, entre muchas otras.

La tumba de Carlos Marx está ubicada en el cementerio de Highgate, un barrio de Londres, la capital inglesa.  Dicho cementerio ha sido declarado como un monumento nacional por parte de las autordades. En 1954 por gestiones del Partido Comunista de Gran Bretaña, en la tumba de Marx se construyó un hermoso mausoleo  y se le colocó un gran busto que fue realizado por Laurence Bradshaw. Dos frases célebres de Marx  adornan dicho el mausoleo: «Proletarios del mundo: Uníos», contenida el en Manifiesto Comunista, y «Los filósofos sólo han interpretado el mundo de distintos modos, pero de lo que se trata es de transformarlo», su tesis 11 sobre el filosófo alemán Feuerbach.
La ideas de Marx no solo se quedaron en el plano teórico sino que muchos países y líderes del mundo han llevado a la práctica sus ideas. Lenin orientado por el marxismo logró construir el estado socialista en Rusia, Mao Tse Tung en China, Fidel Castro en Cuba, Ho Chi Min en Vietnam y muchos países más caminaron por esa ruta. Por eso la  tumba de Marx se  ha convertido en un sitio de peregrinación para todos los seguidores de sus ideas y para muchos que, aunque hoy día no sigamos en su totalidad a Marx, fuimos impatctados en un momento de nuestras vidas por sus ideas y propuestas.

De manera particular una gran parte de mi vida fui seguidor de todo lo que plantea Marx. Por más de 30 años fui militante revolucionario y partidario de cambiar la sociedad con métodos violentos para derrocar el capitalismo y eliminar las injusticias sociales y la pobreza mundial. Por eso fui a la tumba de Carlos Marx: Para darle gracias por haberme enseñado a luchar por los pobres, por los marginados y excluídos.

Hoy día ya no es Marx quien orienta mis acciones. Quien me dirije y orienta mi accionar diario y mi vida completa es Jesús. El me ha completado y me ha convertido en un ser humano íntegro que entiende que la tranformación global de la sociedad empieza con mi cambio particular primero y con la siembra de amor en nuestro prójimo. Hoy ya no quiero ser como Marx sino como Jesús. Le agradezco a Marx haber colocado los primeros blocks para contruir el edificio social de mi vida. Pero Jesús ha sido el gran arquitecto e ingeniero que diseño y terminó el edificio de amor, perdón y entrega que es y seguirá siendo mi vida.

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