Alexandra Pepén Aristy, emblema policial femenino
Seguramente, el nombre de María Alexandra Pepén Aristy no provoca ninguna reacción en los actuales altos oficiales del cuerpo policial dominicano, porque de seguro la gran mayoría no ha escuchado dicho nombre y, por tanto, desconocen de quién se trata y del camino que trilló a base de esfuerzos, sacrificios y lágrimas, en beneficio de las futuras generaciones de integrantes del cuerpo femenino de dicho cuerpo armado.
Cuando se decidió la apertura de las filas policiales a la mujer, teniendo 18 años de edad, fue la primera en ser admitida. Pero como nuestra institución policial no estaba preparada emocional ni materialmente para tener mujeres en su academia fue enviada a cursar los estudios policiales en la reconocida Academia Policial de Chile, donde destacó por su disciplina y dedicación al estudio.
Tras su regreso al país, después de concluir sus estudios en Chile se convirtió en la primera mujer en ostentar el rango de Primer Teniente de nuestra policía. Para entonces, ya no era vista como la rubita de ojos verdes, rubia melena y cuerpo escultural con que se le vio al hacer su solicitud de ingreso a las filas policiales, porque ya se conocía su sólida preparación en todas las esferas del conocimiento policial.
Su notoria inteligencia, sólido conocimiento de las reglas de etiqueta y protocolo, así como su brillantez en la práctica de las técnicas de defensa personal y artes marciales hicieron que en 1978 se le designara como miembro del Cuerpo de Ayudantes Militares de La Presidencia, específicamente asignada como escolta de la Primera Dama de la República, Doña Rene Klan de Guzman.
Tras su instalación como oficial en el cuartel general de la Policía Nacional, su deslumbrante belleza constituyó una tentación irresistible para muchos altos oficiales de la institución, entre quienes se hicieron apuestas sobre cuál de ellos lograría doblegarla a sus pies. Ante su negativa y profesionalidad comenzaron los acosos y claras amenazas.
El mensaje que le envió un alto oficial, que posteriormente llegó a dirigir la institución era claro y tajante: cedes conmigo o te vas. Y te vas a tu casa sabiendo que en ninguna dependencia del Estado o institución relacionada con el gobierno te darán trabajo.
El acoso era de tal magnitud que no tuvo más alternativa que renunciar a su posición, pero salir manteniendo en alto su dignidad de mujer y su honor. Pero tal como le fue anunciado, en las oficinas estatales nadie se atrevió jamás a darle trabajo. En ocasiones llegaron hasta a anunciarle la fecha segura de su nombramiento, pero, evidentemente, una llamada hacía que luego echaran atrás la decisión tomada. Los tentáculos de los despechados alcanzaban todo.
Hoy, tras varias décadas de haberse alejado de la Policía Nacional, dejando atrás sus sueños y todo el esfuerzo desarrollado para alcanzar una preparación óptima en la Academia Policial de Chile, así como su desempeño profesional impecable y digno dentro de las filas policiales vive enferma en Higuey, a merced de la ayuda que recibe de la iglesia a la que asiste y de algunos vecinos dadivosos que comparten con ella lo poco que consiguen.
Me pregunto si favorece a la Policía Nacional la situación económica por la que atraviesa la que fue la primera mujer en alcanzar el rango de 1er Teniente de esa institución, por el solo hecho de no ceder ante los reclamos amorosos de altos oficiales de la institución. ¿Qué pensarán las aspirantes a realizar estudios policiales que sean inteligentes, disciplinadas y bonitas al verse en el espejo de la primera mujer oficial de la policía dominicana?
¿Acaso no es más conveniente para la Policía Nacional cambiar esa imagen negativa que la ensombrece y reconocer los méritos de María Alexandra Pepen Aristy dando su nombre al centro de entrenamiento femenino de esa institución o a uno de sus salones dentro del cuartel general? ¿Acaso abandonó ella su posición en la policía por capricho o desinterés antes de cumplir 20 años en la institución y eso no la hace merecedora de una pensión digna, o lo hizo obligada por el acoso y la dejadez de los jefes de la institución en buscar correctivos y adoptar medidas disciplinarias?
El día 2 de abril de 2008, el Diputado Ramón Alejandro. Montás Rondón depositó en la Cámara de Diputados la Iniciativa Número: 05133-2006-2010-CD, mediante la cual propuso que por sus méritos como primera mujer oficial de la policía se le otorgara una pensión a María Alexandra Pepen Aristy, pero la misma, penosamente, se dejó perimir en el Congreso, sin que llegara a materializarse tan loable y justa iniciativa.
Ante la indiferencia del cuerpo policial a la situación de miseria de una mujer que dignificó sus filas y debería ser un referente institucional, hace unos meses, el alcalde del municipio Higüey, doctor Rafael Barón Duluc (Cholitín), encaminó gestiones ante el Director General del Instituto Nacional de la Vivienda (INVI), Carlos Bonilla Sánchez, a fin de conseguir la construcción de una casa a la primera mujer oficial de la Policía Nacional del país, la señora María Alexandra Pepén Aristy y una pensión del Ejecutivo, pero nada ha sucedido, a pesar del compromiso público del Director del INVI Carlos Bonilla.
Esa es una buena oportunidad para la Policía Nacional asociarse y dar apoyo a esta iniciativa y de esa forma resarcir siquiera mínimamente todo el daño material y moral que desde ella se le hizo a María Alexandra Pepen Aristy por omisión de quienes en ese entonces la dirigían, que conocían la situación de asedio por la que dicha oficial atravesaba y no se atrevieron a adoptar acciones disciplinarias correctivas. Lamentablemente, para ese entonces no existía el Ministerio de la Mujer ni el Ministerio Público perseguía el acoso sexual, como se hace en la actualidad.
Ya a María Alexandra Pepen Aristy, cansada de solicitar ayuda a la Policía y de tocar todas las puertas posibles sin ser escuchada, solo le queda la esperanza característica de los países pobres y con instituciones débles: Que alguien dé a conocer su clamor al Presidente de la República y que por sus méritos este se apiade a misericordia. Triste realidad la nuestra.
si está vivo quién la acoso de tal vil manera,hay que denunciarlo y someterlo a la justicia y obligarlo a resarcirla económicamente.casi seguro muchos jefotes querían » tumbar la»,pero seguro hubo uno que no aceptó ser rechazado por ella que tenía disciplina y carácter.juan pablo duarte dijo que en república dominicana nunca perecen,y ese fue un crímen.
en república dominicana el crímen nunca perecerá—duarte
aclaración: en la escuela de carabineros de chile se graduaron dos damas dominicanas como 2do tenientes en el año 1978. alexandra pepen aristy y berlida gómez melo.
aclaración: berlida gómez melo y alexandra pepen aristy,fueron las dos primeras damas graduadas en la escuela de carabineros en chile. año 1978.
y asi como ella, deben de existir miles de casos (en la policia, el ejercito, la marina, la fuerza aerea , etc); ahora es un gran momento con la llamada reforma policial que enmienden en lo posible el abuso cometido contra esta mujer; y que el nombre del jefe policial de entonces que cometio tal abuso sea conocido por el pueblo de a pie para su rechazo moral de la poblacion.