A qué se llamó la Ilustración (2 de 10)

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EL AUTOR es abogado y profesor universitario. Reside en Santo Domingo.

Aunque  la situación en que se hallaba el país obstaculiza una eclosión inmediata, el auge dinámico de algunas de sus zonas geográficas (especialmente Cataluña) y la actuación coadyuvante del poder político facilitaron la visión de un nutrido y valioso grupo de ilustrados (Cabarrús, Cadalso, Campomanes, Capmany, Feijoo, Floridablanca, Jovellanos, etc.) restringido, no obstante, por el arraigo y la preeminencia del pensamiento escolástico tradicional.

El establecimiento de las reales academias de la Lengua, de la Historia, de la Medicina y del Real Gabinete de Historia Natural (Museo Nacional de Ciencias Naturales, hoy), son familiares de los provechos de la Ilustración española, que ni formidable menos fue relativa a la influencia francesa.

La cuestión sobre la coexistencia o no de una Ilustración española) agrupa en las opiniones contrarias de Ortega y Gasset y Eugenio D’Ors), más añadido de una arduamente acoplada investigación posterior durante más el añadido de una difícilmente pronunciada investigación ulterior durante gran fragmento del siglo XX, atendía a conocimientos más políticos que científicos.

Y asumió como resultado una gran demora en la creencia de la existencia y restauración de una sólida e generalizada Ilustración española o hispánica. Tanto humanística como científica, empirista y cristiana, progresista pero muy difícilmente política, una morosa Ilustración universalista de gran anchura, dirigida por Juan Andrés, creador de la Historia universal de la letras y las ciencias, Lorenzo Herevás y Antonio Eximeno, expertos de hecho de la Comparatista moderna.

Se trata de una abundante escala de intelectuales, algunos de primer orden (Miguel Casiri, Raimundo Diosdado caballero, Juan Bautista Muñoz, Juan de la Concepción, Pedro Franco Dávila, Antonio José Cavanilles, José Celestino Mutis, Vicente Requeno, Juan Ignacio Molina, Pedro José Márquez, Francisco Javier Clavijero, entre otros), en gran parte jesuitas españoles expulsos en 1767, pero también americanos y filipinos.

Es lo que se ha venido en llamar (Escuela Universalista Española del siglo XVIII).También a Hispanoamérica alcanzaron las ideas de la Ilustración a través de la metrópoli. Existe, junto al perfil de Ilustración española, el más general de Ilustración Hispánico que abarca tanto el español como el hispanoamericano.

En las proximidades de la política y la economía, las reformas inducidas por el despotismo ilustrado a finales del reinado de Fernando VI y durante el de su sucesor Carlos III tenían por objeto confirmar el dominio efectivo del gobierno de Madrid sobre la sociedad colonial y contener o frenar el ascenso de las elites criollas.

Las jurisdicciones españolas prevalecían una utilización más técnica y honda de las colonias. Encaminaba, endurece y aumenta la marina de guerra e instituye unidades del ejército regular español en los diferentes territorios de América.

En la Nueva España (México), en el contorno de los colegios de la Compañía de Jesús, germina un significativo grupo de científicos y filósofos Ilustrados, llevados por José Rafael Campoy (1723-1777), que protegen una serena disgregación entre la filosofía y las ciencias naturales, una mayor especialización en el estudio científico y una reducción en el método de la enseñanza filosófica, obviando las agudezas silogísticas, así como la acatamiento absoluto a las autoridades.

En ese conjunto de aprovechados que afana sobre todo en la Ciudad de México, Tepotzotlán, Guadalajara y Valladolid (Morelia), sobresalen el historiador y naturalista, Jesuita desterrado, Francisco Javier Clavijero (1731-1787), miembro notorio de la (Escuela Universalista Española del siglo XVIII), que utilizaba un método histórico ordenado y misteriosamente moderno.

El filósofo Andrés de Guevara y Basoazábal (1748-1801), que se fundamenta en Bacon, Descartes y los censistas para trazar la necesidad de una filosofía moderna, demostrar el método Inductivo y experimental, y revelar la injusticia del método deductivo; y máximamente Juan Benito Diaz de Gamarra y Dávalos (1745-1783), crítico de la escolástica y defensor de la actualidad, cuyo eclecticismo ilustrado está sustancialmente regido por los valores del buen sentido, la racionalidad, la tolerancia y la utilidad para el hombre.

En el sur del continente, la preferencia ilustrada tuvo una primera gran decisión en la Real Audiencia del Quito mediante la llamada Escuela de la Concordia, instituida en la ciudad de Quito debido a la nombrada Escuela de la Concordia, fundada en la respectiva ciudad por el Dr. Eugenio Espejo en 1791, y a la cual concernían nobles de la elite criolla y profesionales mestizos.

Las inclinaciones y discusiones salidas en la Escuela de la Concordia soterraron las primeras semillas de nacionalismo e independencia de Sudamérica, ya que a partir de diferentes hechos pasados con sus desiguales miembros, la Ilustración se irradiará hacia el uso de región de los virreinatos de Nueva Granada y Perú.

jpm-am

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miguel Espaillat
miguel Espaillat
2 meses hace

Hector, por favor ponle a tus trabajos publicados en partes, el enlace de los anteriores…