A PLENO SOL: Justicia con los corruptos
La justicia debe actuar de forma firme en el caso Odebrecht. Cuando se trata de verticalidad judicial quiere decir que todas las presiones deben ser desechadas. Podría haber empujones de parte de políticos, comerciantes, dirigentes populares y la turba multa.
Para que se dé una clara y genuina aplicación de la justicia, sin cometer abusos ni atropellos, hay que dejar a un lado las acciones que escapan al entramado judicial. Los que son acusados de cometer delitos no pueden entrar a un tribunal en medio del escarnio público, o con un fuete sobre las espaldas.
Una violación en la aplicación de los códigos puede dar pie a subterfugios legales y escapar de la pena un culpable, o por el contrario, condenar a un inocente. La sentencia de un tribunal no puede ser por simpatías personales, sino por la aportación de pruebas.
Hay que recordar que se tiene que partir de que todo acusado es inocente, hasta que en lo definitivamente juzgado se le encuentra culpable. Somos partidarios de que si alguien lo merece se le aplique el peso máximo que el código plantea para la comisión de ese probado delito.
Pero hay que evitar levantar un paredón moral en cada esquina. En este expediente están acusados políticos de partidos mayoritarios, empresarios y vienen más. Por lo tanto, un paso en falso politizaría todo el expediente y de judicial pasaría a ser piedra de discusión en el diálogo partidario.
Por la manifestación de colores de tendencias y grupos de los acusados temo que el caso se va a ir de lo judicial, y terminará siendo de acción política, donde todo comienza y se difuma. Por lo pronto que se tenga bien en cuenta, que cuando se destapa una olla de problemas políticos con ribetes judiciales, se inicia una acción que nadie sabe dónde va a terminar.
Las instituciones dominicanas son frágiles, y ahora estamos en un buen momento de tensar la cuerda de comenzar a hacerlas fuertes. Hay un duro camino que recorrer, pero ahora se puede dar el primer paso. Hay que salvar la credibilidad de la justicia, si queremos avanzar hacia un desarrollo global del país.
Ojo avizor: hay que ver hasta dónde las frágiles instituciones dominicanas soportan un proceso que es un terremoto general, donde a muchos toca en el vórtice, pero a la gran mayoría le estremece por los efectos colaterales. A los presos se les viste de calzones cortos, ahora hay que ver si los jueces tienen los pantalones largos. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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