Remeneo de altares (a propósito del diario de Caamaño)

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Sabíamos, por obra y arte de un maestro de la palabra y las interpretaciones del sentir y creencias de la gente, de las angustias y sufrimientos de cierto Coronel, que esperó, hasta el infinito, que sus peticiones, reclamos y aspiraciones, fueran resueltas, o por lo menos, atenuadas, a vuelta de correo, con la simple toma de medidas oficiales en el orden administrativo, que pudiesen impartir justicia y reconocimiento, aun fuese tardío, a sus muchos méritos en pro de la causa y de su pueblo.

Sabíamos de esos afanes. De la agonía, ante la larga espera. De la desesperanza y falta de fe del entorno de aquel Coronel. De las mofas que, en cierto modo, se hacían a costa suya. Y de las mil y una veces que la temperancia estuvo a punto de fallarle, mandándolo todo al mismísimo lugar con que se denomina la última palabra usada en el tan comentado texto del Gabo.

También, sabíamos de otras tantas voces que se alzaron, para dar su versión sobre la vida y muerte de otro Coronel, más nuestro, más real, con miles de estrellas en la frente y suficientes atributos viriles para prestarle, a otros que no tuvieron -ni tienen- ningunos.

Versiones, resabios, acomodos, Meas culpas, interpretaciones y justificaciones. Las más de las veces, motivadas y condicionadas por la característica ‘mañosería’ de nuestra atípica clase política, que gusta de interpretar y dirigir los destinos del mundo, la solución bíblica al hambre de los pueblos y las ansias libertarias de una juventud revolucionaria, desde el frescor de una apacible poltrona, con buen aire y finos vinos incluidos en el paquete.

Tal vez el Coronel pudo intuir esto, en sus delirantes fiebres en busca del urgente sendero que le trajese de vuelta a la Patria, a encabezar, por sí mismo, fusil al hombro, la redención de los oprimidos. De esos que le siguieron a ciegas en el Puente Duarte, en las calles y vericuetos de la Ciudad Heroica, y obedecieron sus directrices en la Zona Norte de Santo Domingo y en cualquier lugar en donde  se aspiraba un hálito de aliento de vergüenza y honor. Esos mismos que le esperaban, cada noche, a partir de su ‘desaparición’ en Londres, a sabiendas de que el hombre volvería tras sus pasos, para hacer pagar a los traidores por su deleznable acción.

Y, con su caída en las serranías, los acomodos, las fábulas y las interpretaciones sobre lo ‘inadecuado’ del momento político que vivía la Nación, el entorno de las Antillas y el mundo, hicieron su agosto. Y cada cual contó el cuento a su manera.

Cientos -qué digo: miles!– de páginas asquerosas, justificando lo injustificable. La traición entreverada envuelta en los ardides ostentados por los cobardes.

El viejo se acobardó. Un fogoso líder que, apenas, pudo dar un apoyo ‘moral’ al proyecto revolucionario. Gente proveniente de una izquierda ‘revolucionaria’, adoctrinada con los tradicionales métodos de análisis, y análisis, y análisis, y muy dados a rebatir y a cambiar metodologías, fueron echando a pique el visionario proyecto de encabezar una invasión armada que pudiese enfrentar al balaguerato y detener el creciente y sanguinario sistema que acogotaba al pueblo. Un sistema que propiciaba el recrudecimiento de la miseria la corrupción y el entreguismo de la Nación a las potencias extranjeras.

Y la traición, siempre presente. Las infiltraciones. La vacilación. Las dobleces. Las engañifas. Y las dilaciones, como parte del modus operandis de una inoperante burocracia cubana aliada, que retrasaba, de más en más, el inicio de las operaciones, en territorio patrio.

-‘A mayor dificultad, más honor’-

Con Caamaño, en febrero, en Caracoles, llegó lo único puro, digno y valeroso de aquel campamento guerrillero de Cuba en el que Francis puso todos sus esfuerzos, ansias y expectativas. Justo es decirlo, la vergüenza y el honor también hicieron presencia en los caídos del 12 de Enero de 1972. Y en otros pocos, como Manuel Matos Moquete, que no pudo completar la misión de avanzada que le fue asignada en territorio nacional, debido, talvez, a la improvisación, el alcance de la labor de vigilancia de los organismos investigativos nacionales y extranjeros, la falta de evaluación de las condiciones objetivas en que vivía el país, o al exceso de papeleo burocrático de la creída dirigencia aliada que organizó y dictaminó el qué hacer en aquellos manejos.

Luego de haber transcurrido más de 50 años de la dolorosa caída de Román en Nizaito, abatido de forma alevosa y traicionera por un puñado de cobardes a quienes les temblaba el pulso tan solo con escuchar su nombre, las palabras estampadas en su Diario, los hechos y el desarrollo de su proyecto guerrillero en las sierras cubanas, salen a la luz con todo el peso del dedo acusador. Un demoledor relato en el que sale a relucir el esfuerzo de un hombre que, a partir de su llegada a Cuba, cada día y cada minuto de su vida estuvo dedicado a preparar la Revolución.

Con este Diario de Caamaño, publicado gracias al auspicio del Archivo General de la Nación, bajo la atinada dirección del historiador Roberto Cassá,  y el vigoroso entusiasmo de Vicenta Vélez Catrain, viuda del Comandante  Román, el pueblo dominicano podrá entrar en contacto con la verdad oculta, manipulada y articulada de manera acomodaticia, para esconder, las más de las veces, la vergüenza, el deshonor y la indignidad de quienes no tuvieron el valor para alzarse con Caamaño y los valientes que le acompañaron en la temeraria empresa. Esos que, tras la caída del Coronel de Abril, escribieron sus propias historias, con libreto propio y heroísmos maquillados.

Confieso que, al tomar este libro entre mis manos, estaba consciente de que iba a ser testigo de la estrepitosa caída de muchos santos del altar. Pero, en verdad, nunca sospeché que iba a ser necesario el uso de calzado de tipo industrial, para poder caminar por encima de los vidrios rotos, los trozos de yeso, las representaciones partidarias, las siglas y las banderías. Altares que la ingenuidad fue erigiendo y con cuyas creencias y enseñanzas continuó forjándose toda una generación de jóvenes que, hoy por hoy, ya no tienen paradigmas, héroes ni líderes a quienes seguir.

A falta de gente insuflada de bravura de leyenda, rectitud, honestidad y dignidad, el propio Coronel de Abril y Comandante de Caracoles, se ha encargado, por sí mismo, de contarnos la verdad. La Única verdad! Por ende, prepárese a conocerla, de viva voz, de parte de quien no tiene pelos en la lengua para contarla.

(Por si acaso, le sugiero que se abastezca de agua bendita, azufre y otros sahumerios, en suficiente cantidad, para que pueda exorcizar y echar fuera a esos demonios con facha de angelitos que, todavía, medran en nuestro entorno, dándoselas de revolucionarios!).

Y que viva, por siempre, el recuerdo y el ejemplo del Comandante Román, un coronel que supo pelear por su pueblo, hasta el último hombre, y que, como el ave fénix, retornó de sus cenizas para contar, él mismo, la Verdadera Historia.

jpm-am

 

 

 

 

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El bruto
El bruto
1 Año hace

Sr.sergio reyes, mi gratitud hacia usted, me quito el sombrero, muy de acuerdo con ese magistral artículo.
CAAMAÑO vivirá eternamente en esos hombres y mujeres nacionalistas que aman el progreso y libertad.

angel
angel
1 Año hace

Déjeme decirle a usted , que no es como comienza si no como termina. Caamano fue un traidor a la patria. Además el nunca quiso ser parte de la gesta de Abril. Con orgullo digo que fue mi pariente quien le pidió que entrara en el conflicto bélico. Que fue el verdadero hombre de Abril , el Coronel Fernandez Diminguez

Élbido Guzmán
Élbido Guzmán
1 Año hace

Mientras más vivencias tienen, más ingenuos son. Este señor es uno de los emotivos que se embriagan con las propagandas «marxistoidas» extraídas de los teóricos tergiversadores de la verdad, cuya arma esencial que usan como su bandera de lucha es la mentira. Él ha presentado a un santo sin pecados, evade también la pregunta que formula «Críspulo» en su comentario, ¿»Su propósito era hacer de RD otra Cuba»? (Sigue)

Élbido Guzmán
Élbido Guzmán
1 Año hace
Responder a  Élbido Guzmán

Y, aunque sé que le gusta evadir otras fuentes, le pregunto, ¿le gustaría indagar sobre el comportamiento de su ídolo en los centros de entrenamientos cubanos previamente a correr el riesgo de lanzarse por Playas Caracoles para llegar a RD en 1973?

Críspulo
Críspulo
1 Año hace

Su propósito era hacer de RD otra Cuba? Es decir que hoy seríamos como ese país o como Venezuela. Si es así, entonces, no, gracias. Y hay motivos para alegrarnos de que haya fracasado, aunque no nos alegremos de su muerte.

Lazaro vendrell
Lazaro vendrell
1 Año hace
Responder a  Críspulo

So tarado, su proposito era sacar a Balaguer y sus lacras del poder y hacer una sociedad mas justa, donde la vida para los pobres sea mas llevadera y donde las grandes Compañias, no pudieran robarse nuestras empresas, ni nuestros recursos como el Oro, como hizo el Canalla Ladronel, que lo entrego todo ( 97% Barrick Gold…..3 % Rep Dom ) cosas como estas se querian evitar. Pero el Yanki se opuso y apoyo a Balaguer.

Élbido Guzmán
Élbido Guzmán
1 Año hace
Responder a  Lazaro vendrell

Ahora usted olvida la práctica del comunismo en los países donde ha imperado, «la acción social es la que define el pensamiento». Después que el ser humano conoce prácticas dictatoriales y se convierte en sospechoso, no puede demostrar ningún propósito, observe a los grandes exponentes marxistas que torturado y actuado despiadadamente, ¿hay que citárselos?

El Veraz
El Veraz
1 Año hace
Responder a  Élbido Guzmán

Tanto las dictaduras de izquierda como de derecha son malas pues gobiernan para una oligarquía que reciben todos beneficios del poder mientras a la mayoría del pueblo les dejan caer migajas y Balaguer fue un dictador dónde imperaba la represión y el derecho a disentir estaba prohibido, o si no pregúntele a Orlando Martínez, García Castro, Narcisazo y a los miles de jóvenes que fueron asesinados por la policía y la Banda Colorá como los 5 del Club J-Diaz. El que usted pueda hablar hoy se lo debe al gobierno de Antonio Guzmán que restauro este derecho y no a… Leer mas »

Élbido Guzmán
Élbido Guzmán
1 Año hace
Responder a  El Veraz

Su comentario tiene mucha veracidad, pero le falta algo de objetividad, porque también en los 12 años, no es menos cierto que a Joaquín Balaguer se le criticaba bastante en liceos, universidades y en la calle, lo cual no se tolera en dictaduras tanto de derecha como de izquierda; además hay que evaluar sus dos períodos de gobierno para observar una diferencia, los doce años se caracterizaron por los muchos crímenes que sucedieron y grandes construcciones, y los diez años se vivieron totalmente en libertad en el país, aunque empañados por la muerte de Narcisazo.

Ricardo a.doñe
Ricardo a.doñe
1 Año hace

Pero y k paso k no dijo nada