Nuevo año
Estamos ya en el 2022.
Tiempo propicio para detenernos y enrumbar nuestros destinos hacia Dios y con El lograr que nuestras vidas sean cada día más plenas y felices.
Definitivamente, debemos acoger el 2022 con esperanzas, ya que según los expertos, auguran con Ómicron el fin de la pandemia.
Quien les escribe trata de basar su vida en la fe, y me late, que el jubileo altagraciano tendrá un rol importante en el destino quisqueyano.
Ella, nuestra Señora de la Altagracia nuestra Protectora por ser la Mediadora por excelencia, cuyo centenario de su coronación estamos celebrando, tendrá un gran punto de esplendor el día de su fiesta que pronto se acerca.
Jesús, su hijo, y nuestro Señor nada le niega.
Nuestro futuro va despejándose día a día. Somos un pueblo de fe, trabajador y solidario. Alegre y optimista. ¡Sabemos ponerle al mal tiempo, buena cara! Con este espíritu, difícilmente nos detendremos.
Basta que cada día, nos detengamos un momento y pidamos la sabiduría divina para actuar en el grado de la excelencia (por ser hijos de Dios) en el lugar y el tiempo que nos ha tocado vivir, y al que hemos sido llamados: «Para servir y darnos a los demás por amor como Jesús nos ha enseñado.
jpm-am

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Asi sera si Dios quiere.
Asilis de San Francisco de Macoris