El arte de bordar
Por Carlos José Aquino
El bordado fue descubierto en 1922, cuando Howard Carter encontró unos complejos, minuciosos y muy costosos bordados con hilos de oro que cubrían el cuerpo del faraón Tutandamón, momificado 1,300 años antes de Cristo.
Han sido muchas y muy variadas las piezas que con tejidos de todo tipo se han realizado en la historia de la humanidad. Hablo de un arte que complementa y embellece lienzos que cubren: cortinas, manteles, paños y vestidos.
Me siennto tentado a considerar que, “la labor que Dios realiza en nosotros, en nuestra existencia terrenal es muy parecida a aguien que está bordando»
Sobre el lienzo de nuestras vidas, el divino creador del universo, va utilizando los hilos de capacidades, fortalezas y debilidades; como si nos traspasara con diferentes agujas y que, valiéndose de múltiples colores y variados dibujos, al final se mostrará su obra en nosotros.
Es cierto que nuestros caminos muchas veces son tortuosos; con noches que consideramos interminables con amaneceres grises y pesarosos, situaciones que nos conmueven, desaniman y hasta nos pueden llevar a razonar que no entendemos, por qué el plan de Dios contiene éstos dolorosos episodios.
Pudiéramos pensar de esta manera, porque estamos viendo el revés del bordado divino. Debido a que en este tiempo, solo tenemos acceso a ver la parte trasera de la tela, visto por detrás; las flores del paisaje, no muestran sus verdaderas formas y colores; el pasto se confunde con el río y ambos lucen como un deforme amasijo de hilos enredados.
Al otro lado, en la parte frontal de ese lienzo; la obra se muestra definida, verdaderamente artístico, hermoso y hasta sublime, valioso y trascendente; con mayor valía que aquel que se hizo con hilos de oro, para cubrir el cuerpo momificado del soberano del antiguo Egipto.