90 años de presencia salesiana en RD
POR CARLOS SALCEDO
Este 2025 los salesianos de Don Bosco cumplen noventa años de presencia refulgente, aleccionadora y fructífera en el país. La trascendencia de lo que han hecho los sacerdotes, coadjutores y laicos consagrados por los niños, adolescentes y la juventud de la República Dominicana tiene una extraordinaria dimensión y merece celebrarlo a lo largo de todo el año.
Antes que un templo (hoy parroquia san Juan Bosco, 1940), el primer salesiano en arribar al país fue el padre Ricardo Pittini, quien llega con las instrucciones de fundar una escuela profesional. Efectivamente, ya en 1935 había nacido la “Escuela Salesiana de Artes y Oficios”, la cual funcionaba en el siempre recordado colegio Don Bosco de la ciudad capital.
Dicho proyecto nació como producto de una visión clara e iluminadora. El carisma salesiano implica una identificación de los pastores con la realidad de la juventud. En el marco de una sociedad con grandes carencias, con bajos niveles educativos, se hace necesario habilitar espacios de formación que permitan que los jóvenes, carentes de recursos para ir a la universidad, accedan a una carrera técnica que les permita ingresar al mercado laboral y al emprendimiento empresarial, para sostener sus necesidades y avanzar en sus propósitos vitales.
Con la educación como motor del desarrollo del país y con una sociedad fundada en valores, pasando por un modelo de evangelización y cristianización dinámico, teniendo el deporte, el arte y la cultura como instrumentos de salud, creatividad y alegría, con su especial y ejemplar carisma, los salesianos han dado ejemplo del pensamiento para la acción de desarrollo que el país viene experimentando.
Día Nacional de la Juventud
Es mucho lo que le debemos a los salesianos, en la lucha por el progreso del país y para superar la discriminación, la exclusión y la pobreza. Este 31 de enero, además, como todos los años, celebramos el Día Nacional de la Juventud, fecha en la que también recordamos el nacimiento de Don Bosco, santo, guía y maestro de la juventud y fundador de la Congregación Salesiana, a la que, fundamentalmente, debemos la celebración de dicha fiesta y que tanto ha contribuido la formación humana, educativa, técnica, cristiana y deportiva de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en nuestro país.
Contrario a lo que se afirma muchas veces, no creo que la juventud sea el futuro y que la gestión del presente corresponda únicamente a los adultos mayores. Una afirmación como esa parte de una actitud pesimista. Si se incentiva la creatividad y el emprendedurismo en los jóvenes, con el telón de fondo de la integridad, es para que sus planes y proyectos se ejecuten en el presente y no se vean aplazados para un futuro incierto, pero teniendo siempre presente que la estela de valores se trasluzca en cada acción.
Si queremos jóvenes que no estén en conflicto con la ley, que aporten al desarrollo del país, como al de sus familias, deben continuar los esfuerzos del gobierno de apoyar los esfuerzos salesianos y de otros, como los propios de las instituciones técnicas y profesionales patrocinadas por él, para contribuir con que la juventud pobre y excluida, en lugar de constituir una amenaza para la seguridad pública, con la consecuente apuesta de recursos estatales para el diseño e implementación de políticas públicas de seguridad ciudadana, contribuyan con el crecimiento del país y con la disminución de la pobreza y la marginalidad, causas incuestionables de inseguridad y delincuencia.
Son los jóvenes los que a lo largo de la historia han hecho posible la creación de las grandes civilizaciones, religiones, conquistas de nuevos mundos y quienes han sido grandes inventores y creadores de arte y ciencia, con lo que de progreso para todos ello entraña.
Debemos, pues, conciliar la madurez de los adultos mayores con la de tantos jóvenes que, con sus aportes, han hecho posible las más grandes transformaciones, científicas, tecnológicas, económicas, religiosas, artísticas y culturales.
Son muchos los responsables de superar, en gran medida, la concepción de que el desarrollo y el gobierno deben estar solo en manos de oligarcas y burócratas adultos mayores y de la necesidad de dar responsabilidad directa a la juventud en los temas más trascendentes del país.
Le debemos mucho de esa visión a los salesianos del mundo y, en especial, de nuestro país y por este cambio de mentalidad que se viene experimentando y que tanto ha incidido en nuestro progreso y en la lucha para superar la discriminación, la exclusión y la pobreza.
Cabe felicitar a los salesianos, con presencia en los cinco continentes y en 132 países en el mundo, por su ejemplar labor en favor de la juventud y del desarrollo del país y del mundo. De manera particular, lo deseo hacer a través del muy querido y admirado padre José Pastor Ramírez, Inspector de las Antillas de los salesianos, y a toda la juventud, por sus grandes aportes al desarrollo, humanización y cristianización como a quienes desde el gobierno han permitido y propiciado los avances alcanzados.
Es propicia la ocasión para llamar la atención del presidente de la República, Luis Abinader Corona, para que amplíe y enfoque su mirada hacia las obras a cargo de los salesianos, de manera particular aquellas que, como el Politécnico Arquides Calderón, de Moca, le fue entregado inconcluso a los salesianos por el Estado dominicano, a través de un convenio con el Minerd en 2016, con la promesa de completarlo, cosa que no se ha hecho, pero que, concluido, puede rendir un mucho mayor servicio para la formación técnica y profesional de la juventud de Moca y de la región del cibao. Terminarla, como brindar más apoyo a las demás obras salesianas, constituiría el mejor regalo del gobierno para los salesianos dominicanos en esta doble celebración.
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