Ya está aquí el “aliento del diablo”
POR JUAN RADDAMÉS DE LA ROSA HIDALGO
La sociedad dominicana, principalmente como consecuencia de su anacrónica política, continúa a merced del abuso de drogas, legales e ilegales. Ahora aparece un nuevo motivo de alerta y preocupación. Ya es conocido que se está usando en nuestro país con fines delictivos una sustancia, o coctel de sustancias, que en otras latitudes ha sido bautizada como “droga zombi”, “burundanga”, “beso del sueño”, o el “aliento del diablo”. Localmente se le llama el “polvillo”. Se trata de una sustancia que no tiene sabor, ni color, ni olores reconocibles, pero que tiene la capacidad de anular la voluntad de la persona sometida a sus efectos.
En Casa Abierta ya conocemos de varias personas, mujeres específicamente, que han sido asaltadas usando esta sustancia. Para algunos se trata de la escopolamina, sin embargo, no tenemos ninguna evidencia de lo que realmente es esta sustancia. Sí sabemos que es una droga que en cuestión de escasos minutos deja a la persona totalmente a merced de su agresor, al grado que la voluntad de la persona queda totalmente anulada. Esta indefensión hace que la persona entregue sus bienes a la persona que la ha drogado. Se conocen casos de robo de dinero, retiros de cuentas bancarias, joyas, celulares, equipos informáticos… Evidentemente que también se usa para agresiones sexuales, aunque estas últimas generalmente no se denuncian. Puede ser que incluso esta droga se esté usando para cometer delitos mayores, como asesinatos.
Experiencias con esta sustancia en otras naciones, España, Colombia, Estados Unidos…, evidencian la peligrosidad de este nuevo método delincuencial. Las personas sometidas a esta droga no muestran ninguna conducta extraña. Las víctimas aparentemente no parecen drogadas, ni somnolientas, por lo que las personas a su alrededor no perciben nada anormal, pero su voluntad ha sido robada por su victimario, que aprovecha para violentarla de diversas formas. Se ha encontrado además que la salud y comportamiento de las personas que han sido intoxicadas con estas sustancias se afecta de forma permanente y muy seriamente. Una persona afectada puede sufrir depresión, paranoia, pérdida de memoria permanente y problemas emocionales de todo tipo como trastorno por estrés postraumático. La forma de administración es por inhalación o mezclada con alcohol u otra bebida.
Las autoridades, policía, DNCD, Consejo de Drogas, Ministerio de Salud, tienen un gran desafío para detener el uso de esta sustancia. El hecho de que no se vincule a hechos de sangre, no la hace menos peligrosa para la salud y la seguridad ciudadana. No podemos seguir con una política equivocada que solo persigue el uso y tráfico de las sustancias tradicionales, como marihuana, cocaína, heroína. Los daños que esta droga está causando obligan a ponerle atención.
Pero también la ciudadanía debe hacer conciencia de los riesgos a que está expuesta. Se deben tomar medidas como: fijarse que las bebidas que compren estén siempre sin abrir. No aceptar vasos de personas desconocidas o que acaba de conocer. No dejar su comida o bebida sin vigilar. Evitar a grupos de personas desconocidas en la calle. Evitar a personas que se acerquen con la excusa de preguntar por una dirección o pidiendo caridad para que le lean un papel. Evitar conversaciones con extraños en la cola del banco. No aceptar demostraciones de perfumes. Tener cuidado cuando una persona desconocida sacude un papel o pañuelo enfrente suyo. Cuidado en taxis y transporte público en general. En la casa evitar abrir la puerta a personas desconocidas: supuestos empleados públicos, vendedores ambulantes, predicadores religiosos…
Sin embargo, mientras el Estado dominicano continúe con una mirada equivocada acerca del fenómeno de las drogas, nuestra sociedad seguirá siendo muy vulnerable. Siempre habrá personas que aprovechan la indefensión que genera una política de drogas que no investiga, no educa, no atiende a las personas.