Un mundo que necesita serenidad
Las personas conscientes de sus responsabilidades en la permanencia de la raza humana, y en la búsqueda de la felicidad de ésta, saben que se debe tomar en consideración de cómo transformar el medio en favor de la humanidad. Sin embargo, parece que la mayoría de las personas no tienen ese criterio del bien común, sino que cada uno de éstas busca su propio beneficio. Y, esto ha generado un mundo en violencia, en varios aspectos, lo cual ha traído infelicidad y pobreza a los seres humanos.
La democracia no es un valor realmente apreciable, ni entendido, pues se habla mucho de ella, pero hay que decir, pero nunca se ha podido vivir en democracia. La lucha de intereses se impone en las sociedades. Primero hay que señalar que hay un pequeño mundo que anda predicando democracia, pero el mundo grande no sabe lo que es democracia, aunque escuche la palabra DEMOCRACIA. Hay una masa irredenta que nunca ha vivido ni disfrutado de ella, por eso no sabe qué es dictadura, monarquía y mucho menos dictadura con respaldo popular.
La anarquía que viven nuestras sociedades, son producto de mentes controladoras que han llevado al mundo al fracaso. No hay ni habrá fórmulas aplicables para solucionar los graves problemas del mundo. Es que cada camino es diferente, con variados intereses, que al fin son los que dominan al hombre. El dinero, el poder, y los demás deseos de la carne se manifiestan como el sol candente sobre las cabezas de los humanos desprotegidos. Las acusaciones y contra acusaciones, los diferentes diagnósticos de las sociedades y sobre todo la lucha del hombre contra el hombre, producen inquietudes y angustias que afectan a muchos.
La interminable lucha entre los empleadores y los empleados sobre los salarios y las demás conquistas sociales, no conduce a buen camino, pues todos sabemos que las huelgas, como un derecho no resuelve los problemas, pero a la vez sabemos «que chivo que no llora, cuchillo con él.» Ahora bien, ellos pueden con un pensamiento sano y una forma justa ponerse de acuerdo en este y otros aspectos. ¿Podrán ponerse de acuerdo de una manera justa? Imposible. Siempre el pensamiento egoísta se impondrá. Una sociedad hecha como traje de un grupo dominante. Dios no está de acuerdo con ese comportamiento injusto.
Los cristianos tenemos una gran responsabilidad social, en la transformación del mundo. Sin embargo, estamos muy limitados, debido a que las contradicciones del cristianismo y los ataques foráneos a él, son variantes que limitan la acción y eficacia del cristianismo. De ahí que, se requiere definir el cristianismo y los valores cristianos desde un enfoque divino, que exalte a Dios en la búsqueda del hombre nuevo, creado según Cristo. se necesita más debates sobre el cristianismo, y no seguir en esta tibieza en que viven los cristianos.
En la revelación de Jesucristo sobre los cristianos, en Laodicea, dice: «Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fuese frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca» Apoc. 3:15, 16. Y el apóstol Pedro escribió: «Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurado, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que ninguno padezca como homicida, o ladrón,o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se averguence, sino glorifique a Dios por ello.» I Ped. 4: 14- 16.
La serenidad que el mundo necesita solamente la puede dar Dios, y aquellos que viven conforme a la voluntad de él. La tranquilidad, ecuanimidad y estar exento de toda perturbación o agitación mental, social y espiritual, son resultados de una mente que ha entrado a la esfera del bien y que se conduce conforme a una vida superior. Santiago, apóstol, escribió: «Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación» Stgo. 1:16, 17.
Instamos a los que tienen mandos en cualesquiera aspectos sociales, que no usen a Dios con fines ajenos a su Dignidad. Necesitamos que un mundo que no se sabe conducir, por lo menos respete a la Divinidad, y se acoja a los propósitos divinos. ¿Por qué usar a Dios en los discursos políticos? ¿Es acaso la política una función espiritual? Aunque ésta como ciencia busca el bienestar de todos, en la práctica es todo lo contrario, cada quien busca lo suyo propio. Cada cuatro años, se repite la misma historia, mientras que los pueblos siguen las mismas necesidades. Si se habla de Dios, debemos dejar sentir a Dios en los demás.
Seamos personas que contribuyamos a la serenidad de los demás, sujetos a una sana manera de vivir. Ayudemos a nuestro prójimo a poder dormir tranquilo, sin sobresaltos. Y, hagamos de nuestro medio, un mundo mejor. Seamos misericordiosos, compasivos, tiernos, amables. Respetemos los derechos de los demás, y seamos capaces de entender los propósitos de otros. Excelente sería que nuestros líderes políticos unificaran los siguientes slogan: «Hay mucho por hacer,» «es pa’ lante que vamos,» y «Manos a la obra.» Esto daría dirección y ánimo a los demás para lograr la prosperidad y éxito de nuestra gente.
Dios le bendiga.
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