Transporte y tránsito en R.D.: La solución a la vista (1 de 3)
En estas tres entregas, voy a intentar describir el grave problema del transporte y el tránsito terrestre en la República Dominicana y su posible solución.
Hacen unos meses que estuve en la Rep. Dominicana y en tres días que pasé en la ciudad capital, perdí 10 horas sólo en entaponamientos. Eso es un caos.
El pueblo dominicano debe convencerse de que es absolutamente imposible que un gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) pueda resolver el angustiante problema del transporte y el tránsito en la República Domincana. Las razones son muchas y variadas, pero sólo me circunscribo a mencionar una: La cúpula de ese partido está profundamente contaminada y perdió la autoridad para todo. La única salida es un cambio urgente y profundo.
Fuí director de transporte público de Rep. Dominicana por cuatro (4) años. Del 2000 al 2004. Descubrimos y enfrentamos serias irregularidades en el gobierno de Leonel Fernández. Cuando éste regresó al gobierno me persiguió y logró que me conderan a una pena simbólica de dos meses de prisión, pues en el proceso no encontraron una sóla prueba de los supuestos actos de corrupción en los que intentaron involucrarme, esto lo hizo Leonel en venganza porque descubrí y perseguí el famoso robo de los “pollitos amarillos”. Como quiera me condenaron, pero no importa. Quien recibe más de 200 millones de un narcotraficante como Quirino da para eso y mucho más.
Aún no teniendo experiencia alguna en el area del transporte en el momento en el que el Presidente Hipólito Mejía me confió esa responsabilidad, al año de gestión éramos la institución major valorada del sector.
Desde el inicio me valí de un equipo multidiciplinario y muy responsable, y los resultados fueron extraordinarios.
Pero además, inmediatamente entré al área, junto con mi equipo de trabajo, concertamos varias alianzas con instituciones del mismo sector y con otros que tenían directa o indirectamente incidencia en transporte o en tránsito.
Cuando escucho las quejas y los gritos sobre los problemas del sector en los diversos medios de comunicación, en las redes sociales y en mi contacto directo cuando viajo a mi país, de verdad que me da pena y verguenza. Verguenza porque estuve en la dirección de una institución que pudo resolver el 90% de los problemas del sector, y pena porque la gente no se da cuenta que el 100% de los problemas del sector se deben a que las autoridades son indolentes, incompentes, descarnadamente perversas, corruptas y mentirosas.
¿Qué se puede esperar de un país, donde un carajo cualquiera, por ser familia de un funcionario golpee a un policía de tránsito; en donde cualquier conductor dobla en U donde les dé las ganas; donde los semáforos en rojo son iguales que en verde; donde las patanas andan sin luces; las autovías están sin iluminación; el pueblo no recibe educación vial; donde nadie quiere cumplir la ley y ésta sólo se le aplica a los “pendejos”; donde más de un millón y medio de ciudadanos recibe ron gratis, incluso de las mismas autoridades; donde hay “drive thrus” para vender bebidas alcohólicas y son autorizados y permitidos por las autoridades de manera irresponsable? En fin, ¿cómo se puede resolver el problema de transporte y de tránsito en un país donde la mayoría de los líderes del sector no tienen la menor idea de la gran responsabilidad que tienen en sus manos?
¿Qué esperar de un gobierno que amenaza a los choferes con sanciones drásticas si aumentan los pasajes, éstos los aumentan y nada pasa? Un país cuyo territorio está invadido de moticicletas sin ningún control de sus conductores, ¿qué caray va a resolver sus problemas de tránsito? ¿Qué esperar de un tránsito donde en cada intercepción hay hasta 100 y 200 vendedores, limpiavidrios y demás yerbas? ¿Que de esperar de un gobierno que se inventa un metro y un teleférico con el único objetivo de sacar una millonada por concepto de comisiones? ¿Qué podemos esperar de un gobierno que maneja deliberadamente y con la perversidad más deslumbrante los precios de los combustibles?
Seguimos en la segunda entrega.