Negocios entre corruptos

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El autor es escritor y periodista. Reside en Estados Unidos

A veces extiendo la mirada y no observo a la distancia un átomo sideral que me haga ver las cosas como son, o en sentido común, como espera el ciudadano. El optimismo se apodera de mí, se funde taxativamente en mis entrañas a la espera de que cuando se tomen decisiones todo salga como el ciudadano común, el tigueraje, el profesional, el analfabeto, el educado, el analfabeto funcional, el enfermo, el hambriento, el falto de cariño paternal, el rechazado por la sociedad, en fin, las clases baja, mediana y de alta productividad, los cuales añoran que cada cuatro años y al final de una transición presidencial se produzcan cambios reales, cambios que fortalezcan la democracia, activen la economía y castiguen a quienes merecen ser castigados.

Me parpadea el corazón y hasta pierdo el sentido cuando veo que se toman decisiones sin consultar o preguntar si esos que forman parte de este Estado Fallido estamos de acuerdo con las ocultas negociaciones que se aposentan tras bastidores y envuelven secretos políticos y hasta millones de pesos que al final de esas negociaciones no se sabe dónde van a parar, a pesar de que su procedencia fue emanada de las arcas públicas.

Van y vienen gobiernos, predican la moral en campaña pero la realidad es otra, desde el mismo instante en que salen del Salón de la Asamblea Nacional para dirigir la cosa pública. Más de lo mismo con métodos diferentes, los síntomas están sintetizados en la corrupción administrativa, donde los actores del Ministerio Público, en complicidad con el presidente de turno, violan las Leyes en contraposición con los poderes fácticos.

Al tomar posesión del nuevo gobierno, el cual ya está arcaico, los dominicanos albergaron la esperanza de vivir en un mejor país, un país con los controles cimeros para enfrentar los tres problemas que lo convertirían en un mejor país: la violencia, la corrupción y el favoritismo político. Se generaron diversas protestas, principalmente, la ocupación de la Plaza de la Bandera, el símbolo que nos identifica, empezamos bien, después todo se desvaneció, quedó en el vacío mediante negociaciones turbias, aposentadas como en todo gobierno en los tribunales de justicia.

“Negocios entre corruptos” es el bonsai de los ministros, quienes entretejen sus estrategias para engañar a las masas y hacer creer que tienen principios, cuando en efecto han financiado la moral en conjunto con corruptos de cuello blanco, narcotraficantes y empresarios que viven apostando al subdesarrollo, dejando de pagar los impuestos, muchas veces, de dinero provenientes de negociaciones turbias, en fin, el país se desenvuelve en un marco de manipulación en las instituciones políticas, basadas estas, en reglas y procedimientos estratégicos para la producción de recursos y financiamientos por quienes toman las decisiones en los gobiernos.

La extorsión es otro de los ingredientes que se manifiesta en la corrupción administrativa. Los servidores públicos se aprovechan del cargo bajo amenaza sutil o directa y obligan a los usuarios del servicio público a entregarle directa e indirectamente recompensas por los servicios que están obligados a ofrecer bajo el marco empoderado de las Leyes. A todo esto es oportuno agregar, las componendas delictivas que realizan con suplidores y contratistas, proveedores para obtener recursos y beneficios ilícitos a través de concursos amañados, lejos de lo que establecen las leyes, eso todavía es imperante en el actual gobierno.

Como si todo esto fuera poco, los administradores de justicia han puesto en la parca decisiones que aparentemente se convirtieron en una cacería del perseguimiento a aquellos que han desfalcado el país con el apoyo a la clara y sin menoscabo del presidente de la república, han identificado a los acusados con nombres que se adaptan claramente con los hechos cometidos; sin embargo, todo esto fue el producto del engaño. Si, del engaño al que nos tiene acostumbrado la justicia dominicana.

¿Dónde están los más de $1,500 millones sustraídos mediante fraudes a la Lotería Nacional? El principal acusado se encuentra en su casa cumpliendo una supuesta prisión domiciliaria, mientras los vinculados en el caso Antipulpo, acusados de hurtar cientos de miles de millones de pesos, propiedad del Estado dominicano, cumplen prisión domiciliaria. O sea, el país se quedó estafado a cambio de la devolución de $200 millones de pesos.

Este diagnóstico sobre el posicionamiento de la corrupción en nuestro país muestra con claridad meridiana que las decisiones tomadas por la justicia en las últimas semanas, también cuenta con el concurso del presidente de la república. Los políticos dominicanos saben claramente que tenemos un problema  y que si no ponemos de nuestra parte lo seguiremos teniendo, la corrupción es una enfermedad hereditaria, autoinmune de cualquier sistema político donde ministros y funcionarios son sus principales operadores.

mbaezjj@gmail.com
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Rafael Morales
Rafael Morales
1 Año hace

esta sociedad està formada por 4 partidos polìticos que agrupan màs del 90% del pueblo. el prsc,pld,prd,prm. todos han gobernado y todos han robado. mientras no surja un partido totalmente diferente no hay esperanza. todos son ladrones, narcotraficantes, asesinos sin entrañas,codiciosos y hedonistas.cualquiera que gane el 24 es la misma m.

Federico Cruz
Federico Cruz
Responder a  Rafael Morales
1 Año hace

tremenda y certera aseveración. lo mismo sucede con las diferentes religiones: sus lideres y feligreses son hipócritas y cínicos.

Rosa R
Rosa R
1 Año hace

sr. de ny, omitió por algunas razón qué la única solución o medicina es : un nayib bukele o un lópez obrador.

Federico Cruz
Federico Cruz
Responder a  Rosa R
1 Año hace

todos los políticos son iguales.el problema es que cuando cumplen su período, quieren reelegirse porque se creen predestinados, mesías, imprescindibles e insustituibles. que se larguen y desaparezcan tan pronto cumplan su período gubernamental.