«Nadie de las autoridades ha venido a darnos ni un vaso de agua»

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Nepaleses acampan en zonas abiertas de Katmandú tras el terremoto

 

Tres días después del trágico terremoto, el caos de apodera de Nepal ante la impotencia de un Gobierno completamente superado por la tragedia. Decenas de miles de niños y sus familias afectados por el terremoto se preparan para abordar la tercera noche en las calles enfrentándose a las bajas temperaturas y a las lluvias tras haber perdido sus casas. El personal y la ayuda humanitaria internacional  comienza a llegar en cuentagotas. Según el último balance oficial, al menos 4.000 personas han muerto, aunque la cifra podría aumentar en las próximas horas.

Muchos de los residentes de Katmandú, una ciudad de un millón de habitantes, han dormido desde el sábado en zona abierta, bien porque sus casas han quedado destruidas o por miedo a que se derrumben durante alguna de las réplicas. En el antiguo templo de la ciudad de Bhaktapur, al este de Katmandú, algunos de los residentes viven ahora en tiendas de campaña. «Nos hemos convertido en refugiados», señala a Reuters Sarga Dhaoubadel, una estudiante cuyos antepasados habían construido su casa en la zona hace más de 400 años.

Otros, como Shivaram Laghe, que también viven en la antigua ciudad, han visto como los campamentos improvisados han crecido en la zona. «Todo se distribuye de una manera casual”, indica. «Los suministros más urgentes vienen en pequeños lotes y todo el mundo empieza acapararlos, sin ninguna coordinación», añade.

«No tenemos ayuda»

Muchos de los que acampan en esas calles se quejan de la ausencia absoluta de asistencia. «Nadie de las autoridades ha venido a darnos ni un vaso de agua «, apunta a Reuters Sarga Dhaoubadel, una estudiante que actualmente acampa en la calle.»Nadie ha venido a comprobar nuestra salud. Estamos aquí totalmente por nuestra cuenta», añade.

“Hay muchos problemas, no hay comida, no hay agua, no hay nada… no tenemos ayuda”, añade Anita Devi, una residente de Katmandú. “Esta es nuestra tercera noche y es muy duro estar aquí, nuestro gobierno no ha hecho nada, sólo la India nos está ayudando”, añade Mamata, otra residente de la ciudad.

La coordinadora de programas de Cáritas Australia para Nepal, Eleanor Trinchera, que se encuentra en Katmandú, ha explicado que nunca había visto tanta devastación. «Mientras las calles están dominadas por el caos y llenas de gente que intenta encontrar amigos y seres queridos, la ciudad está paralizada, con edificios destruidos, calles bloqueadas, cortes eléctricos y réplicas constantes», señala.

 

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