Mene Tequel Ufarsin: Pesado Fuiste en balanza y fuiste hallado falso

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EL AUTOR es abogado y comunicador. Reside en Barahona.

En el que fue el último tramo de la oprobiosa y no menos odiosa tiranía de Trujillo sucedieron muchas cosas y se vieron sucesos extraños que ni el propio dictador pudo comprender a cabalidad.

Su rostro fue el retrato de un hombre agobiado, enfermo, preocupado y ni él ni sus más cercanos colaboradores, ósea los hombres que lo acompañaron en su trágica aventura de poder pudieron comprenderlo.

El Generalísimo, se torno áspero, irascible y el teatro que emanaba de su espíritu aventurero y con el que solía a veces halagar uno que otro servidor o servidora de su régimen desaparecieron del escenario de su vida.

Se sabe que uno de sus métodos preferidos en el manejo del poder y que este aplico fue el de infundir miedo y lo infundio con destreza y cierto aire de grandilocuencia.

Para esto requirió de los métodos más bajos de la humillación y la extorción moral los que uso de manera continua y permanente contra sus funcionarios y allegados al grado que los convirtió en métodos e instrumentos de su dominación y como todo un sistema de gobierno.

Los uso a niveles tan habituales que convirtió a sus más enconados funcionarios, a sus amigos, al ejercito de hombres y mujeres que lo acompañaron en presos de su confianza en la cárcel de sus caprichos.

En este final de la dictadura era casi imposible salir con vida, Siempre se ha creído que esa actitud para con los que habían sido parte, sostén de su régimen obedecían a su resentimiento, puesto que él tuvo que sufrir múltiples humillaciones en su carrera para alcanzar el poder.

Refiere uno de sus más cercanos colaboradores y quien compitió con otros de ese reino por halagarlo y endiosarlo, el Señor. Joaquín Balaguer en su libro Memorias de un cortesano en la Era de Trujillo que este disfruto largamente del placer sin dudas embriagador para un hombre de sus condiciones y de su estación humildísima, de poner el pie sobre la honra y el orgullo de las principales familias dominicanas, a muchos de los cuales nombró en altas posiciones oficiales pero luego se valía de cualquier pretexto para cancelarlos y ridiculizarlos.

Nadie duda que el foro público fue un instrumento para la humillación de los dominicanos desde esa infernal tribuna que parecía un voz escapada de las interioridades del infierno se malogró la honra de las mejores familias, se persiguió el honor de hombres de la más acerada firmeza y se hizo pedazos la decencia de nobles dominicanos al grado que muchos cruzaban los dedos al levantarse rogando la providencia los librara de ese libelo, de ese pasquín que era un diario homenaje a la indecencia.

Se cuenta que una vez en la ciudad capital o Ciudad Trujillo como a él le gustaba que le llamaran se daban múltiples fiestas, fiestas organizadas al benefactor, Generalísimo y libertador y padre de la patria nueva que eran amenizadas hasta por dos orquestas, fiestas que se sucedían con relativa brevedad y en una de ellas el hombre llego impecablemente vestido con uniforme de la Marina de Guerra.

Un grupo de aduladores y admiradores lo recibió con vítores y aplausos que se prolongaron por varios minutos y enseguida una de las orquestas inundo los aires de notas musicales para que el jefe bailara uno de sus merengues favoritos “San Rafael, San Rafael cuida tu hija querida quisquilla San Rafael”” y no bien había terminado cuando otra melodiosa voz se escucho con vibraciones sonoras “Recogiendo limosnas no lo tumban, que va gallo que va no lo tumban”.

Trujillo bailo como nunca, mesa por mesa halo a bailar las más bellas mujeres de la sociedad capitalina, pero de su rostro no se oculto ni por un instante esa sensación de pena que lo embargaba, la noche fue engarzando sus tentáculos de sombras y la madrugada dio señales de aproximarse.

En uno de los recesos de las orquestas el Generalísimo se quedo dormido y un funcionario que siempre le acompañaba le secreteo al oído, ¡Jefe los héroes no duermen! – No, No, si solo medito, pienso, y se paró hasta el baño desde donde sigilosamente se retiro a la casa, tan pronto el amo se marchaba los funcionarios y amigos que lo acompañaban salían desbandados.

Una dama encopetada al salir de la fiesta le comento a su acompañante – ¿Pero qué fiestas son estas? Aquí todos los que están pareciera como si hubiéramos asistido a un velorio ¿Pero cuidado si estas son fiestas de despedida?, y un señor de rostro acaudalado impecablemente vestido le respondió con firmeza – Doña cállese que en boca callada no entran moscas, se lo digo como consejo.

Fue en esos mismo días del año 1960 cuando cientos de jóvenes de toda la republica fueron a parar a la cárcel, sometidos a los más salvajes vejámenes, casi apilados en una inmunda celda de la 40 por su oposición resueltamente anti trujillista, cuando desde una persiana Johnny Abbes García funesto y malvado ser humano (Si es que humano puede llamársele) proclamo – Ahí están todos los comunistas del  país, con esta acción el Régimen se garantiza 30 años más en el poder.

Los músicos denotaban cansancio por las largas fatigas que implicaban los viajes y tocar hasta muy entrada la madrugada, nadie entendía el porqué de tantas fiestas, eran un festival de inauguraciones que se tornaban molestosas, desagradables, pero eran órdenes del Jefe.

No logra uno entender porque suceden las cosas, pero lo que quedo de suceder, sucederá, una orden del propio Trujillo dejo la autopista que conducía a San Cristóbal sin seguridad, ordeno que los carritos del SIN abandonaran la vigilancia en esa zona y con esto abrió paso a que se aposentaran allí la muerte y los infiernos que él durante toda su vida había convocado.

Cierta vez Trujillo conto a dos de sus seguidores muy cercanos lo que le había informado el hombre de toda su confianza el Gral. García Urbaez, en una conversación intima a la cual el Generalísimo no le prestó la menor importancia pero sin embargo lo hablado con su amigo lo conto minutos después en la Ciudad de Barahona a dos de sus grandes colaboradores, Fue al llegar de un viaje por la frontera sur mientras compartía tragos sobre el yate Angelita – ¿Saben ustedes lo que me dijo el General García?

-No jefe, no sabemos nada

-Me salió con el cuento de que Modesto y Juan Thomas están metidos en un complot en contra mía.

-¿Y usted que le contesto? Pregunto Paino.

-Que le iba a contestar que un hijo del vejo Lucas Díaz no me traicionaría nunca.

Virgilio Álvarez Pina (Don cucho) narra este episodio aparentemente sin importancia de forma dramática, en su libro “La era de Trujillo” y los acontecimientos que se  suscitaron en el país dejan claro que nadie le dio al suceso ni siquiera categoría de chisme.

Algo parecido sucedió en Roma en uno de los momentos de mayor esplendor de este poderoso imperio, Cayo Suetonio hombre cercano a los cesares y muy conocedor de las interioridades del poder romano espero al emperador Julio Cesar cuando este iba al senado para informarle de la conspiración que pondría fin a su reinado, en un pedazo de papel escribió y delato a los conspiradores e informo a Julio Cesar no ascender al senado, preparo un avioncito de papel y lo lanzo sobre el carruaje que lo transportaba, cayó sobre los pies del emperador quien lo tomo, lo abrió y sin leerlo lo coloco encima del carruaje, de haberse detenido a conocer su contenido otra hubiera sido su suerte y probablemente la suerte del poderoso imperio romano que al caer Julio Cesar asesinado se resintió en sus entrañas y con esta probablemente adelanto su caída.

¿Cómo es posible que los poderes del hombre allá en la lejana roma y aquí en el imperio de los trujillo no se percataron de situaciones tan evidentes, de peligros tan latentes en contra de la supervivencia de estos tan bien constituidos sistemas de gobierno?

Pero mucho más lejos en el tiempo, allá en la época del Bersasar en la babilonia antigua que admiro la tierra por su belleza y esplendor, durante un gran banquete al que el rey convido a miles de las más altas personalidades de la nación, se bebió vino en las copas y tazones de oro y plata que el rey Nabucodonosor sustrajo del templo de Israel, se gozo mucho el rey y sus mujeres, sus concubinas y todos alabaron los ídolos y dieron riendas sueltas a toda clase de depravaciones, emocionados estaban cuando les apareció una mano de hombre que a la luz de los candiles comenzó a escribir con el dedo sobre la pared blanca de la sala.

Al ver el rey la mano que escribía se puso pálido y de miedo comenzó a temblar y gritando mando llamar a los adivinos, sabios y astrólogos del imperio y les dijo – El que lea lo que ahí está escrito y me explique lo que quiere decir será vestido con ropas de purpura, llevara una cadena de oro al cuello, y ocupara el tercer lugar en mi reino.

Ninguno pudo interpretar aquellas palabras escritas por manos tan misteriosas, frente al fracaso de los adivinos de babilonia opto por buscar al profeta Daniel hombre ungido de Dios, barón justo y de nobles principios este no solo le rechazo sus regalos también el lugar que Bersasar le ofreció en su reino y le dijo – Todos los poderes de la tierra sucumben, ningún poder es para siempre.

Por ellos Dios envió la mano que escribió Mene, Tequel y Ufarsin que significan: Dios ha medido los días del reino de su majestad y le ha señalado su fin, Tekel su majestad ha sido pesado en balanza y pesa menos de lo debido y será entregado a medos y persas.

Nadie entiende los misterios de la vida ¿Por qué suceden las cosas como suceden?

¿Por qué sucumben en el tiempo los poderes humanos y sus imperios?

Cuando Johnny Abbes García expreso a sus íntimos – Ahí están presos todos los comunistas del país, el régimen se garantiza 30 años más en el poder estaba confundiendo sus deseos con la realidad porque 18 meses después Johnny Abbes García era un huérfano y Trujillo su padre era un cadáver

¡Mene, Tequel Ufarsin, tu reino ha sido cortado y fuiste hallado falso!

Los poderes que usurpan la felicidad de los pueblos esclavizando a sus semejantes y condenándolos a las miserias mas espantosas, los poderes políticos que se roban los centavos que el pueblo paga en impuestos y los que usan la política para servirse de ella olvidando que esta es una actividad de servicio que debe estar a favor de la gente tiene sus días contado, el que tenga Oídos para oír que oiga, el que tenga ojos para ver  que vea.

 

 

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