Lo primero es bajar la comisión de las AFP
Afortunadamente, las protestas y movilizaciones de los trabajadores chilenos en contra de las insuficientes pensiones que ha comenzado a otorgar el sistema previsional, han despertado un mayor interés de los dominicanos por el tema.
Desde hace más de una década hemos insistido en que las pensiones dominicanas que se otorgarán masivamente a partir del 2028, no resultarán tan dignas como esperan los afiliados. Así se consigna en mi libro Como se Diseñó y Concertó la Ley de Seguridad Social, publicado a finales del 2004.
Durante ese período, casi nadie tomó en serio el problema. Ni siquiera a raíz de las estimaciones de los técnicos de la SIPEN hace 6 años, entidad sitúa en alrededor del 36% el monto promedio de las futuras pensiones, un nivel irrisorio. Ni las advertencias de firmas y consultores internacionales.
Este es el momento de comenzar a enderezar los entuertos previsionales, sin pérdida de tiempo, mediante un proceso gradual que contribuya a reducir las tensiones y enfrentamientos estériles.
De acuerdo a la Ley 87-01, las AFP invierten el fondo de pensión en determinados instrumentos financieros que aseguran la mejor seguridad y rentabilidad. Dada la falta de competencia y la estrechez del mercado interno, esta operación resulta rutinaria e improductiva. Y altamente costosa para los afiliados.
Como las comisiones son deducidas por las propias AFP del fondo de pensión, queda claro que, para mejorar la tasa de retorno, su reducción debe ser la primera medida a favor de 3.3 millones de dominicanos cotizantes, activos y pasivos.
Ante la dificultad de sacar del debate el tema de las comisiones, en las últimas semanas han surgido dos estrategias que en el fondo responden a idénticos propósitos: desviar la atención de la reducción de las comisiones de las AFP.
La primera, excluye las altas comisiones como parte de los factores que constriñen la tasa de retorno, citando los aportes insuficientes, la poca densidad de las cotizaciones, las limitadas áreas de inversión, y el aumento de la esperanza de vida, entre otros.
Obviamente, la discusión sobre estos temas, por demás necesaria, requerirá mucho más tiempo, debido a que todavía no han sido debatidos. Llevar el tema de las comisiones a este terrero es extender indefinidamente los efectos de esta distorsión.
La segunda plantea la necesidad de modificar la Ley 87-01 de Seguridad Social. La misma parece lógica, pero por experiencia directa sé que una revisión total desataría tantos intereses y pasiones, que lo más probable es que corra la misma suerte que la Ley de Partidos Políticos.
Desde luego, tan dañino e interesado es presentar la alta comisión de las AFP como el único problema estructural que afecta la tasa de retorno de los afiliados, como obviar este factor desviando la atención a los problemas de largo plazo.
Dentro de los problemas estructurales que afectan el régimen previsional, la reducción de la comisión de las AFP es el único que puede ser resuelto en el corto plazo, ya que existe un proyecto aprobado en dos períodos por la Cámara de Diputados. Nuevamente la gradualidad constituye la clave.