OPINION: Liderazgos de Hipólito Mejía y Luis Abinader
El asunto de los liderazgos es necesario comprenderlo en sus diferentes etapas, ascendente, tope y descendente, y aunque no es un fenómeno físico, sino, sociopolítico, también obedece a la ley física, de que todo lo que sube, baja, por lo que este hecho, no solo se da en lo político, sino también en las demás aéreas del quehacer humano, por ejemplo en los deportes, en los cuales, peloteros, boxeadores, futbolistas, baloncestistas, como los demás deportistas, tienen que retirarse, cuando ya no pudiendo dar más de sí, no pueden sostener ni superar las marcas deportivas exigidos en el nivel profesional en que se desenvuelven.
En los deportistas, la edad y los números del rendimiento, son los factores que determinan el retiro, y en los políticos, que hayan llegado a las etapas topes y descendentes, las cuales son fáciles de determinar, porque la estadística, usando las encuestas como su instrumento de medición científica, permite hacer esa evaluación, de manera aproximada.
Ahora bien…usando el referente anterior, para un partido político escoger su candidato presidencial, en este caso del PRM, se tiene que saber, en cuál etapa, de estas está, quien aspire a ser nominado e incluso, conocer quien tiene la mayor o menor tasa de rechazo, si las hubieren, lo que también se logra, mediante la ciencia aludida.
En un país desarrollado, las decisiones que se toman en base a estos resultados, son aceptados por los líderes políticos que han iniciado la pérdida de su popularidad, como la cosa más natural del mundo; y ellos no insisten en imponer sus candidaturas, para evitar evitar, los traumas que ello implicaría y que el partido al cual pertenecen, puedan perder unas elecciones. Ante esta situación, estos políticos no asumen posturas intransigentes, que no se correspondan con el sitial que la realidad los ubiquen; al contrario, estos líderes se muestran comprensivos y cooperadores, sin sentirse fracasados ni derrotados, sino, que con orgullo asumen el rol que las circunstancias les imponen y demandan. Igual hacen los deportistas.
Aplicando los criterios anteriores, al caso de los compañeros Hipólito Mejía y Luis Abinader, las encuestas, de manera precisa y contundente, nos están diciendo que el compañero Hipólito llegó al tope de su ascenso y ha iniciado el descenso, obedeciendo a la ley física aludida, aplicada a la sociopolítica, de que todo lo que sube baja, después de llegar a su punto máximo de altura. Al contrario, el compañero Luis, está en ascenso, logrando sobrepasar el punto máximo que una vez tuvo el compañero Hipólito, con la ventaja, de que Luis muestra una tasa de rechazo casi nula, frente a la de Hipólito, que ronda por el 40%.
Estos datos hablan por sí solos, y ponen en claro quién debe ser el candidato presidencial del PRM para las elecciones del 2016, puesto que en un país que se precia de civilizado como el nuestro, un partido político conformado por gente sensata, nunca escogería como candidato presidencial, a una persona cuyo liderazgo está en descenso y con una tasa de rechazo cercana al 40 %.
Insisto ante esta situación, que el compañero Hipólito, debe conformarse con lo que Dios y la vida, tan generosamente le han proporcionado. Fue presidente de la República, y candidato para esa posición por dos veces y tiene bienes para vivir confortablemente para el resto de su vida, y para más, se llenaría de gloria siendo el líder de nuestro nuevo partido, conduciéndolo a la victoria. ¿Qué más quiere?
Yo espero que este expresidente y sus seguidores, así lo entiendan. Él, para que tome a tiempo una decisión sensata, acorde con el momento histórico, y a ellos(sus seguidores) por igual, para que el amor que le tienen, se traduzca en comprensión de esta problemática, porque de no comprenderlo, al final, a largo plazo, le estarían haciendo un daño inconmensurable a su vida y carrera política, porque, como a Ícaro, lo están dotando de alas de cera, con las que a poco de volar, se derretirán bajo el calor de su ambición desmedida, por lo que irremisiblemente caerá al mar del fracaso, donde se ahogará sin que nadie lo pueda salvar, tal como le sucedió a aquel hijo de Dédalo.
Posdata:
1 De imponerse el compañero Hipólito Mejía, como candidato presidencial del PRM de la forma que sea, solo tendría oportunidad de ganar, si Leonel fuera el candidato del PLD, pues la gente se vería obligada a elegir entre él y Leonel, a lo que lógicamente, él resultaría ganador. Pero Leonel no va a ser el candidato del PLD, pues los peledeistas no son tontos, para elegir su candidato presidencial, a alguien tan desacreditado, y con tal alta tasa de rechazo.
2-Hasta ahora, hemos estado sugiriéndole al expresidente Mejía que se case con la gloria liderando el proceso que podría llevar al PRM a la victoria, sin que él tome cuenta esta proposición, sin embargo, parece ser, que aunque esta insinuación no ha estado dirigida a Leonel Fernández, éste expresidente se las tomará para él apoyando la reelección de Danilo y sus grandes posibilidades de triunfo, con lo que podría casarse con la gloria y ganar más, al menos ante los suyos, al darse cuenta de sus lastres y de las grandes rémoras, que se oponen a un triunfo suyo.
3- Andrés L Mateo y otros intelectuales, nos advierten en sus artículos respecto a las próximas elecciones lo siguiente: «Si la oposición atomizada y dispersa se lanza a unas elecciones con una Junta Central Electoral como la que tenemos, y con un Tribunal Electoral descaradamente parcializado, el triunfo de ellos, está garantizado de antemano». Este es un vaticinio para pensar, y que para que no se dé, deberíamos de estar dedicados a hacer lo que hay que hacer para impedirlo, en vez de estar envueltos en una selección presidencial, que facilita la victoria al enemigo.
4- Lo de Carolina Mejía como Vicepresidenta, acompañando a Luis Abinader en la boleta electoral, es algo que hay que sopesar, en base, a qué la particularidad de ser ella, la hija del expresidente Mejía, no se sobreponga a los meritos políticos y formación académica requeridos para ocupar tan importante posición, esto, sin importar que no reúna el bagaje y meritos de una Doña Milagros en su tiempo; pero que al menos, se acerque a ese perfil; aunque de primera puedo decir, que esa fórmula resolvería el tranque que representa la candidatura del compañero Hipólito. Pero de este tema, por lo intrincado del mismo, hablaremos más ampliamente, en otra ocasión.